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El insólito reclamo de un condecorado exmilitar que fue aliado de los paras

Noticias Caracol reveló hace dos meses que un capitán retirado recibió una de las medallas más importantes del Ejército, a pesar de que confesó haber sido cómplice de paramilitares. Tras el informe, el exmilitar presentó una insólita queja ante la JEP y afirmó que, pese a sus delitos, se merece el prestigioso homenaje.

El absurdo reclamo de un condecorado exmilitar que fue aliado de los paras

El capitán retirado Jaime Enrique Garnica confesó ante la JEP que siendo miembro del Ejército sostuvo alianzas ilegales con grupos paramilitares. Pese a que él mismo aceptó tan graves conductas, el pasado 20 de julio, el Ejército le impuso la medalla Fe en la Causa, uno de los honores más grandes que puede recibir un soldado. La unidad investigativa de Noticias Caracol reveló este insólito reconocimiento el pasado 2 de agosto.

Al día siguiente de la publicación de la nota, Garnica, a través de su abogado, expuso su molestia por el informe ante la Jurisdicción Especial para la Paz y agregó otro insólito episodio a esta historia. El exmilitar, palabras más, palabras menos, dijo que, pese a sus crímenes, merece la medalla. Así quedó consignado su argumento en una reciente resolución de la JEP: “En este momento de transición que atraviesa el país, es valioso que, pese a sus equivocaciones y sus crímenes, quienes han servido con orgullo y gallardía ante la patria, sean exaltados por su méritos y esfuerzos”.

Es decir, a criterio de Garnica, el hecho de haber apoyado a grupos paramilitares no lo exime de recibir una medalla que, entre otras cosas, exige que quien la reciba “debe haber sido protagonista del respeto por los derechos humanos”, según la resolución que creó este reconocimiento.

En el informe sobre la condecoración, este noticiero expuso que el mismo Garnica aceptó ante la JEP que hizo trabajos conjuntos con el bloque Tolima de las autodefensas. Por ejemplo, el abogado del capitán retirado narró este episodio de complicidad criminal: “Para el mes de abril de 2003, el capitán Jaime Enrique Garnica Ruiz recibió órdenes de sus superiores para brindar un apoyo al Bloque Tolima en un desplazamiento que harían desde cerca del municipio del Guamo (Tolima) hasta más adelante del municipio de Coello, labor que consistía en brindar acompañamiento y escolta a dos (2) camiones que transportaban aproximadamente 50 paramilitares que pasarían en su tránsito motorizado por el municipio de Coello, desde donde se brindaría acompañamiento”.

Pese a la gravedad de sus confesiones y a su importancia para establecer cómo operaron los paramilitares en asocio con sectores del Ejército, al militar le molestó que se divulgaran en este noticiero, pues, dijo, eso degradó su nombre y lo hizo ver dentro del Ejército como un delator: “Este evento (desafortunado a todas luces) y causado por el orgullo militar de merecer y obtener una condecoración entregada en el pasado, ventiló afirmaciones, aportes y confesiones del compareciente que hoy lo han degradado institucionalmente como un delator y un traidor a la causa del Ejército”.

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Es decir, para Garnica lo que degradó su nombre es que se divulgaran sus crímenes en un medio de comunicación, y no el hecho de haberlos cometido.

En este reclamo, Garnica solicitó dos cosas a la JEP. Primero: que le diera estatus de reservado a su proceso, para que no se puedan revelar públicamente las piezas de su caso, como por ejemplo sus propias confesiones. Segundo: que se haga un estudio de riesgo, pues considera que el informe puso en peligro su vida.

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La JEP rechazó sus peticiones y argumentos. Le recordó a Garnica que la sociedad tiene derecho a conocer lo que pasa en los procesos judiciales para, entre otras cosas, poder ejercer control y vigilancia sobre las autoridades públicas: “Las actuaciones judiciales que se surten ante la JEP son en principio públicas por la naturaleza misma de esta entidad y los fines transicionales que persigue, debiéndose garantizar así que estas sean conocidas por la sociedad en general”

También le dijo que no aportó evidencias sobre el riesgo que supuestamente corre por cuenta de la revelación de que fue condecorado a pesar de haber aceptado crímenes: “Lo alegado por el abogado del compareciente sobre las amenazas, atentados y/o afrentas contra su vida e integridad personal de que ha sido sujeto, no está soportado por elemento que así lo indique”.

En aras de darle todas las garantías a Garnica, la JEP ordenó que se estudiara el supuesto riesgo para establecer si amerita que el exmilitar reciba medidas de protección.

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