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Dolorosa imagen de la deforestación en Colombia: así convierten grandes troncos en finas láminas

Después de talar los árboles, que están catalogados como en estado crítico de extinción, los llevan a aserríos en Buenaventura, donde son transformados para su exportación.

Así opera la cadena criminal de la deforestación en el occidente de Colombia

Las filas interminables de árboles que recorren las aguas de los ríos San Juan y Naya para ser transportados hasta el Puerto de Buenaventura son imágenes que estremecen y que no se olvidan. La deforestación, una tragedia que se viene presentando hace varios años en el occidente del país.

Después de recorrer estos ríos y entrar por pequeños afluentes o por el denominado estero Antonio Nariño, llegan a los aserríos en el Puerto de Buenaventura. De cada trozo de árbol sacan dos láminas delgadas.

“Tenemos una madera tan fina porque puede ser utilizada en construcción para hacer puentes, soportes en estructuras, pero se utiliza también por su gran calidad también para hacer enchapes en todo lo que tiene que ver en decoraciones y muebles muy finos”, explica el general Alejandro Barrera, director de la Policía de Carabineros y Protección Ambiental.

Los trabajadores de estos aserríos dicen que laboran allí desde hace varios años y que solo usan otra madera. “Esa es otobo”, comenta un trabajador.

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En el Libro rojo de plantas de Colombia, que presenta las especies en peligro, el otobo, nativo de los Andes del Pacífico que alcanza alturas entre 30 y 40 metros, está considerado como vulnerable.

La Armada, que tambien participó en esta operación, entregó el balance de este año.

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“En esta operación se incautaron 395 metros cúbicos de madera para un gran total en el año 2022 de más de 2.500 metros cúbicos de madera que han sido incautados, quitados a los delincuentes dedicados a este delito”, señala el vicealmirante Francisco Cubides, comandante de la fuerza naval del Pacífico.

Sin embargo, los 11 capturados en esta operación conjunta de las autoridades fueron dejados en libertad, pero el proceso investigativo continúa para recolectar más elementos probatorios y lograr la medida de aseguramiento hasta condenas que les daría entre 4 y 8 años de prisión. Por ahora, estos aserríos están temporalmente cerrados.

En medio de la tala prohibida, las bandas también están acabando con el agua, el mejor ambiente para los animales y otras especies en esa región del país. Un desastre natural que prende las alarmas para las autoridades ambientales.

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