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Las graves denuncias de una fiscal trasladada a Putumayo

Angélica Monsalve dice que fue enviada a Mocoa como retaliación por sus investigaciones contra los empresarios Carlos y Javier Ríos Velilla y su sobrino, el exconcejal Felipe Ríos. Reveló que ha sido presionada y que este traslado es una forma de amedrentamiento para que fiscales no actúen en derecho.

Las graves denuncias de una fiscal trasladada a Putumayo

La fiscal Angélica María Monsalve tiene 51 años y una convicción rotunda: la quieren hacer renunciar a la Fiscalía por hacer su trabajo. “Yo no tengo miedo de perder el cargo, lo que yo sí tengo miedo es que algo malo me pase porque yo sé que me estoy enfrentando a unos poderosos”, dice.

El pasado 23 de febrero, ante el Centro de Servicios Judiciales de Paloquemao radicó una solicitud de audiencia para imputar a los reconocidos empresarios Carlos y Javier Ríos Velilla y a su sobrino, el exconcejal Felipe Ríos Londoño.

¿La razón? Un viejo expediente que ella desempolvó sobre un millonario negocio en Bogotá que se entregó durante la alcaldía de Samuel Moreno Rojas: la concesión del recaudo del Sistema Integrado de Transporte.

“Es un contrato de concesión donde se le adjudica a la empresa Recaudo Bogotá.

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Presumiblemente quien tiene el control sobre esa empresa son unos hermanos de apellidos Ríos Velilla”, cuenta.

Este es el centro de la historia. Como Felipe Ríos era concejal en ese momento, según la ley, sus tíos no podían contratar con el Distrito. En agosto de 2011, tras un controvertido proceso de selección que estuvo rodeado de denuncias, Transmilenio adjudicó esta concesión por 16 años a la sociedad Recaudo Bogotá S.A.S.

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En teoría, los empresarios Ríos Velilla no aparecían como socios allí, pero la fiscal Monsalve dice tener pruebas de que ellos en realidad son los dueños de ese negocio. Por eso, solicitó audiencia para imputarlos.

“La audiencia de formulación de imputación quedó establecida para el día 25 de abril del presente año. Esta fiscal nunca lleva una causa a juicio que no tenga vocación de una sentencia condenatoria y la Fiscalía General de la Nación está actuando con pruebas contundentes y pertinentes para poder decir que, efectivamente, los Ríos Velilla sí tenían el control sobre Recaudo Bogotá y que efectivamente esa contratación no se podía realizar”, agrega.

Según ella, después de que formalizó su petición de imputarles cargos a los Ríos empezaron a ocurrir cosas extrañas a su alrededor.

“Me voy a atrever a decirlo porque efectivamente ocurrió y tengo pruebas, que Alberto Ríos Velilla y Néstor Humberto Martínez, exfiscal general de la Nación, abordan a una persona muy querida por mí y ambos en diferentes tiempos, pero concomitantes le hacen traslado de una carta. Y esta carta en resumidas cuentas lo que dice o lo que pretende es evitar que se realice esa formulación de imputación de cargos aduciendo que la fiscal está divagando, que está loca, que no sabe lo que dice”.

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La carta, en poder de este noticiero, no tiene firma y es una defensa del exconcejal Felipe Ríos. Allí se hace un resumen del caso y se afirma que, hace una década, Ríos denunció públicamente que sus familiares no podían licitar en ese negocio.

Al final, señala: “En febrero de 2020 nombran fiscal delegada a la Dra. Angélica Monsalve Gaviria y en octubre de 2020 se hace cargo de este proceso; lo impulsa, lo gestiona, lo trabaja, pero concluyendo que Felipe Ríos debe ser imputado sabiendo ella que la inhabilidad recaía sobre sus familiares y no sobre el concejal. Por lo anterior, quedamos muy preocupados con el llamamiento a formulación de imputación a Felipe Ríos”.

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De acuerdo con la fiscal Monsalve, Alberto Ríos, padre del exconcejal Felipe Ríos, así como Néstor Humberto Martínez, buscaron a un amigo suyo para mostrarle esta carta. “¿Con qué objetivo, querían hacerle llegar un mensaje?”, le pregunto.

“Pues no sé si para hacérmelo llegar, pero sí sé que Néstor Humberto Martínez manifestó que quería hablar conmigo, cosa que yo me negué rotundamente para no contaminar la investigación porque yo soy una fiscal que, cuando toma una determinación, cuando llego a una convicción como fiscal sustentada en las pruebas, nadie la va a hacer cambiar”.

“¿Y estas movidas le generan suspicacias?”, le pregunto. “Pues, más que suspicacias, como náuseas, náuseas, me dan náuseas y me ponen en un estado de incertidumbre a mí como fiscal porque me comprometen, además”, contesta.

Pocos días después vino un segundo capítulo en esta historia. Apareció un abogado con el que Monsalve no hablaba hacía más de dos años para invitarla a cenar. Según le dijo, quería comentarle algo importante. El jueves 10 de marzo se vieron en un conocido restaurante capitalino.

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Durante la charla, este abogado le mostró una conversación con otra persona llamada Juan Alberto Castro, quien le preguntaba si conocía a la fiscal que estaba investigando a la familia Ríos.

“Yo me quedo impactada y yo le dije ‘¿qué es esto?’ y mi conocido me manifiesta ‘Angélica, este Juan Alberto Castro es muy amigo del actual Fiscal general de la Nación y también es muy amigo de Néstor Humberto Martínez’. Y yo le digo: ‘¿Y qué viene al caso, y qué viene al caso? Yo estoy actuando en derecho’. Y sentí como un acto de presión. Y me dice: ‘¿Eso luego ya no iba para un archivo?’. Yo le dije: ‘Mira, este no es el escenario para que estemos discutiendo esto’”.

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Muy contrariada, la fiscal Monsalve le dijo a esa persona: “Dígales a esos amigos suyos que la única posibilidad o de la única manera que les puedo ayudar es que tengan una buena conducta procesal y acudan a la audiencia de formulación de imputación de cargos, porque el Código de Procedimiento Penal establece muchas figuras jurídicas para poderse defender si es que ellos se creen inocentes”.

“¿Ese es el segundo episodio de presiones?”, le pregunto. “Yo no lo había visto así como presiones, pero después de lo que pasó efectivamente sí fueron presiones”, responde.

El sábado 12 marzo, dos días después de esa cena, Luisa Fernanda Obando, delegada para la Seguridad Territorial de la Fiscalía, solicitó el traslado de Angélica María Monsalve para Putumayo.

Según consignó en el documento, su reubicación se debía por su perfil, experiencia y formación. Una petición que fue aceptada en apenas 48 horas. El lunes 14 de marzo, bajo el argumento de necesidad del servicio, la directora ejecutiva de la Fiscalía, Astrid Torcoroma, ordenó su traslado a Mocoa.

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“El trasfondo de esa necesidad del servicio es una figura que la Fiscalía ha utilizado hace muchos años para amedrentar fiscales que les estorban, para apartarlos de casos. Mira, en la Fiscalía pulula el miedo de los fiscales con esa figura, para que no tomen decisiones en derecho”, dice.

“¿A usted la están cambiando porque imputó a los señores Ríos o porque los piensa imputar?”, le pregunto a la fiscal Monsalve.

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“Yo responsablemente digo que sí —contesta—, que sí es por eso por la línea del tiempo. No sé si sea corrupción, pero es un acto indignante trasladar a un funcionario que ha dado resultados para una ciudad, un departamento que es público y notorio que es caliente. ¿A qué juega la Fiscalía, qué pretende la Fiscalía? Ya mi vida o mi seguridad están en riesgo con los casos que yo manejo. ¿Qué pretenden? Ponerme, tirarme así, tirarme así como si nada. Soy una mamá, cabeza de familia, soy abuela, tengo arraigo aquí en Bogotá y estoy haciendo bien las cosas dentro de la Fiscalía”.

La fiscal Monsalve no tiene dudas de que este traslado a Putumayo es una cuenta de cobró por sus actuaciones en el caso Ríos.

Esto es un acto de retaliación. Es un acto administrativo grosero, grotesco, indignante, no se les ocurrió otro lugar que Putumayo a una fiscal que tiene arraigo aquí en Bogotá. Eso es un despido indirecto, eso es un despido indirecto, ellos lo que quieren es que yo les renuncie”, añade.

Indignada con lo que está pasando, Monsalve sostiene que va a hacer valer sus derechos.

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Le preguntó qué cree que van a decir todas las personas que denunció en este reportaje y me contesta lo siguiente: “Pues lo van a desmentir. Ellos van a decir que lo que yo estoy diciendo no sucedió, pero que lo digan. Yo tengo las pruebas: tengo los chats donde estos me contactan. Tengo grabaciones”.

Decepcionada y adolorida, Monsalve dice que la justicia en Colombia está muy mal porque los fiscales viven con miedo de que los echen. “Nosotros ahí no somos nada, nosotros somos marionetas que nos mueven al antojo del señor fiscal general de la Nación, y no digo de este, de todos, ha sido siempre igual”.

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Las respuestas de los salpicados


Voceros de la Fiscalía explicaron que el súbito traslado de la fiscal Monsalve a Putumayo es apenas uno más de los más de 3.000 que ha realizado la administración de Francisco Barbosa en los últimos dos años.

Indicaron que esas reubicaciones son normales y se dan por necesidad del servicio, que tampoco es extraño que esos traslados se decidan así de rápido en la Fiscalía y que es absurdo decir que esto es un despido indirecto o una retaliación, como afirma la denunciante.

“Además, ¿qué tiene de malo Putumayo”, se preguntaron, dando a entender que la labor de administrar justicia debe realizarse con igual rigor en todos los lugares de Colombia.

Así mismo, añadieron que el caso contra la familia Ríos fue reasignado por su importancia a la Unidad Nacional Anticorrupción y que ya se destacaron a ocho fiscales para revisarlo. Por lo pronto, la audiencia de imputación de cargos contra Carlos, Javier y Felipe Ríos se mantiene para el próximo 25 de abril.

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Finalmente, estos voceros aseguraron que nadie puede utilizar el nombre del fiscal Barbosa para presionar a algún funcionario en algún proceso. Además, aclararon, el fiscal Barbosa no interviene en las investigaciones, pues todos los fiscales son autónomos.

Por su parte, el exfiscal Néstor Humberto Martínez negó cualquier irregularidad y solo aceptó que le hizo un puente al empresario Alberto Ríos con el rector de la Universidad Sergio Arboleda, Rodrigo Noguera.

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Según Martínez, Ríos estaba preocupado por la imputación anunciada contra su hijo Felipe y quería saber si detrás de la misma había razones políticas. Por esa razón, buscó a Noguera, pues fue este quien en su momento puso a consideración de Néstor Humberto Martínez la hoja de vida de la fiscal Angélica Monsalve.

Aunque la fiscal Monsalve no refirió en la entrevista con Noticias Caracol el nombre del amigo suyo al que contactaron Alberto Ríos y Néstor Humberto Martínez, el exfiscal deja claro que esa persona fue Rodrigo Noguera.

En diálogo con el noticiero, Martínez señaló que no tiene idea de ninguna carta en favor de Felipe Ríos, que nunca quiso reunirse con la fiscal Monsalve, que a ella no la ve hace más de cuatro años, que él no litiga en asuntos penales y que no suele reunirse con fiscales por respeto.

La Unidad Investigativa de Noticias Caracol trató de hablar con los empresarios Alberto, Carlos y Javier Ríos, pero a través de sus abogados señalaron que preferían no pronunciarse. Lo mismo hizo Felipe Ríos.

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