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Las manos heróicas que están detrás de la reforestación del Amazonas durante la pandemia

Sus esfuerzos para detener la destrucción de la naturaleza son titánicos. En lo que va de confinamiento, más de 75 mil hectáreas han sido arrasadas.

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Organizaciones de la sociedad civil, ONG e institutos de investigación científica trabajan sin descanso para atenuar el daño que hacen quienes destruyen con los bosques.

Tareas como siembra de árboles y construcción de viveros, en los que crecen las especies que reforestarán la selva, son fundamentales en este proceso.

El recorrido de los héroes que vuelven a pintar de verde el pulmón del mundo empieza en el trozo de selva amazónica que pertenece a Mocoa.

Allí, varios campesinos se dan a la tarea de sembrar árboles, construir viveros y cuidar a las especies arbóreas ya existentes. Una de estas heroínas es Liseth Ortiz, quien con sus manos, pone su granito de arena para reforestar.

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“Los árboles son una fuente de vida, dan oxígeno y traen muchos animales”, dijo Liseth, en medio de una jornada de forestación.

Pero estas acciones no son nada fáciles de concretar, así lo reveló José Vicente Rodríguez, director científico de Conservación Internacional y quien está al frente de Naturamazonas.

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“No estamos preparados para el proceso que implica conseguir una semilla, adecuarla para la siembra, germinarla, embolsarla, crecerla, transportarla, sembrarla y garantizar que crezca. Ese es el reto”, dijo Rodríguez.

Pese a lo anterior, estas corporaciones lograron la creación de un plan de restauración forestal, el cual será vital para volver a reverdecer pulmón del mundo, así lo aseguró el especialista.

“Tenemos la capacidad de producir en la región tres millones de árboles en cuatro estaciones”, sostuvo el director científico.

Estas cuatro estaciones conforman el Piedemonte Amazónico, que está compuesto por viveros enormes, en los que geminan semillas. Estas se convierten, con el paso del tiempo, en los árboles que esperan curar las heridas que causa la deforestación.

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Una acción realmente valiosa en este momento de pandemia, en el que, sin darnos cuenta, se han perdido más de 75 mil hectáreas de bosque Amazónico.

Ahora, los campesinos de la región, que son las manos que reforestan el pulmón del mundo, buscan incentivos y remuneraciones razonables para continuar con este proyecto, el cual dará millones de frutos en el futuro.

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