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Las víctimas de alias ‘el Zarco’, reclutador de falsos positivos en Valle y en Tolima

Aunque fue recapturado en España, aún no se ha concretado su extradición a Colombia. La justicia y las familias de los jóvenes asesinados lo reclaman para que responda.

Alias 'El Zarco'

Luis Jhon Castro Ramírez, alias ‘El Zarco’ y conocido como el reclutador de los falsos positivos, fue recapturado en España a finales de 2020. Se solicitó su extradición, pero el trámite fracaso y quedó en libertad. Aunque las autoridades españolas volvieron a arrestarlo, aún no se ha concretado su extradición al país.

Castro es el reclutador de 19 casos de falsos positivos en la zona del Valle del Cauca y Tolima, donde actuaba en complicidad con miembros del Ejército Nacional, adscritos a la compañía Córdoba 3 del batallón Jaime Rooke, en Ibagué, Tolima. También contaba con la ayuda de un agente del extinto DAS para armar los montajes en los que cayeron los inocentes.

El primer caso que se conoce ocurrió el 6 de noviembre de 2007 en una zona apartada de Cali, en el corregimiento Villa Carmelo, a 40 minutos de la ciudad. Lugar adonde ‘el Zarco’ llevó engañados a tres jóvenes, entre los cuales se encontraba Jhon Eider Corrales, uno de los hermanos de Magledy Corrales Chalá.

“Él trabajaba en una empresa de estructuras metálicas de mi primo, mi primo le había dado una semana para que él sacara sus papeles, en esa semana fue que este señor ‘Zarco’ lo contactó ofreciéndole un trabajo y le dijo que necesitaba 10 personas para cuidar una finca en el corregimiento de Villa Carmelo”, relata la mujer.

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El reclutador llegó hasta la casa de los Corrales y fue Magledy la que le abrió la puerta la primera vez.

“Le pregunto: '¿usted quién es y cómo se llama?' porque se me hizo raro, nunca lo había visto, él me dice: ‘mucho gusto, yo me llamo Jhon’”, recuerda Corrales.

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El reclutador volvió la misma semana.

“Ahí le llevó un celular a mi hermano, era un celular gris pequeñito, para poderlo contactar. Le dejó ese celular para poderlo contactar más fácil y en eso mi hermano iba consiguiendo las personas que él necesitaba”, cuenta.

Jhon Eider consiguió que lo acompañaran Víctor Hugo Mosquera y Gustavo Gonzáles. Los tres se fueron con Luis Jhon. La señora Deisy, su mamá, atendió al ‘Zarco’ esa mañana.

“Le dijo: ‘¿está Jhon Edison?, sí, pero está durmiendo. Vamos a ir a hacer una vuelta, hágame el favor y me lo llama’. Ella lo llamó y mi hermano se levantó. Él estaba en el espejo afeitándose y el ‘Zarco’ le dijo que no se afeitara que se fuera así. Pensamos nosotros que como lo iban a hacer pasar por guerrillero, la persona tenía que estar barbada”, dice.

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La mamá vio cómo se alejaba su hijo de 28 años en compañía del reclutador, sin saber que en tan solo una hora lo perdería para siempre.

Existió un cuarto joven que se arrepintió en el camino. Cuenta Magledy, que al día siguiente el joven intentó llegar a la finca en Villa Carmelo para saber que había pasado, pero el operativo del levantamiento de los cuerpos le cortó el paso. Fue quien llevó la noticia a la familia.

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"’El ayer se fue con nosotros, yo me devolví y, al parecer, ellos están muertos’, y dijo mi mamá: ‘no mi hijo no está muerto’; entonces él le respondió, ‘hay que ir a Medicina Legal a reconocer el cuerpo’", recuerda.

El cuerpo de Jhon Eider fue destrozado con tres impactos de fusil, dados por la espalda.

“A nosotros nos entregaron un uniforme de Policía, porque no era camuflado, un uniforme verde y esa uniforme tenía los huecos, uno arriba y otro abajo, por la parte de atrás. A mi hermano lo asesinaron con la ropa que tenía puesta, le hicieron colocar ese uniforme”, dice Corrales.

La familia entró en un mar de dudas y temores. Les estaban hablando del hijo-hermano cariñoso, dedicado al hogar, que había muerto siendo un 'guerrillero'.

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“Porque nosotros decíamos cómo va a aparecer como un presunto guerrillero si él todo el tiempo vivió con nosotros”, señala.

En el 2008, cuando se conocieron los casos de los falsos positivos en Soacha, todo fue tomando sentido para la familia y decidieron hacer su denuncia.

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“Esta es la modalidad del Ejército, asesinar a jóvenes engañándolos, ofreciéndoles un trabajo”, manifiesta.

Magledy se hizo el propósito de buscar a su hermano hasta encontrarlo. Ella fue quien hizo el retrato hablado para que los investigadores dieran con el paradero de ‘el Zarco’.

"Eran como seis fotos, inmediatamente que lo vi, lo reconocí, y en esas fotos tenía el cabello largo. Me dijeron: ‘¿cómo sabe que es él?’ y dije: ‘porque nunca me voy a olvidar de ese rostro’”, apunta.

Los investigadores asignados al caso fueron efectivos, al mes dieron con su paradero, estaba recluido en la cárcel de Buga por porte ilegal de armas.

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“Fuimos al proceso en la cárcel y él no quiso salir. Los investigadores me comentan que luego fueron y hablaron con él y dijo que él iba a hablar y necesitaba hablar con la fiscal para su beneficio”, detalla.

En marzo de 2017, se obtuvo orden de captura contra ‘el Zarco’ por este caso; sin embargo, no se pudo notificar ni hacer efectiva por su fuga.

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En Cali, en el barrio donde había nacido y crecido ‘el Zarco’, encontraría a sus siguientes seis víctimas. El 28 de febrero de 2008 el esposo de Jackeline sería uno de los reclutados. El caso fue conocido como los seis de la vereda Potreritos en Ibagué.

“Lo recuerdo porque él vivió por aquí, ellos vivieron aquí cerca. Era de ir a jugar fútbol, de salir a las rumbas, era muy conocido con cuatro de ellos”, dice Jackline Villamarín, esposa de Juan Carlos Quimbay.

La familia de Juan Carlos estaba pasando una situación económica difícil, vivían de vender mercancía y él era obrero de construcción de manera ocasional.

“Él tiene más hijos aparte de los míos, tiene tres hijos más, y le tocaba como las dos familias y siempre era difícil, la situación económica no era la mejor tampoco”, asegura la mujer.

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Así que el cuento de descubrir una guaca en la finca Los Mangos, en la vereda Potreritos, era una oportunidad. ‘El Zarco’ le contó que la finca estaba abandonada bajo los cuidados de un conocido que les permitiría el ingreso.

En cuestión de días se armó el grupo, entre ellos estaba su esposo, su cuñado Gerardo Moreno, el compadre Didier Cuervo, y José Yiner Enríquez. También José Neber Ramos y Nelson Vergara Coy. Jackeline vio salir a su esposo en la noche del 26, dos días antes de que ocurrieron los hechos.

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“Él se despidió muy normal y me dijo: ‘por ahí el fin de semana estoy aquí’", recuerda.

Fueron nueve los reclutados. Seis corrieron la mala suerte de ser ejecutados. Tres lograron escapar con vida y fue uno de ellos él que logró comunicarse con su esposa para decirles que fueran a Ibagué.

“Nosotras hasta maleta les llevamos con ropa, no sabíamos nada y empezó todo el mundo a llamar que Jacke, ¿qué es lo que pasa, que en la televisión están pasando que los muchachos están muertos?", expresa.

El cuerpo de Juan Carlos, de 36 años, se encontró al lado del carro que conducía con impactos de fusil.

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“El fiscal nos dio una información, él nos dice que por cada una de las personas que mataron le pagaban al ‘Zarco’ 1 millón 100 mil pesos”, manifiesta.

La familia de Jackeline volvió a saber del reclutador cuando el fiscal 39 especializado en derechos humanos intervenía en la audiencia pública de imputación de cargos a los miembros del Ejército, el 8 de agosto de 2018.

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“En un aparente combate se produce la muerte de seis personas que habían sido reclutadas en Ibagué por un desmovilizado del ELN de nombre Luis Jhon Castro Ramírez, alias ‘el Zarco’, quien con promesas de obtener dinero fácil convenció a las víctimas de que se desplazaran a la finca mencionada, que se había dispuesto por la sección segunda del batallón Jaime Rooke, para finalmente ser dados de baja en la finca y así obtener bajas en combate o falsos positivos y presentándolos como secuestradores, quienes para la fecha se encontraban bajo el mando del coronel Javier Alberto Vallejo Delgado, hoy imputado”, expresó el fiscal Camilo Andrés Chávez Moreno.

Bajo circular roja, los investigadores con la ayuda de la Interpol le siguieron el rastro al ‘Zarco’, y lograron determinar que había estado en Argentina y Chile buscando asilo. Luego pasó a Venezuela, tenía cédula venezolana. Llegó a España donde intentó radicarse, pero terminó detenido y, debido un trámite de extradición fallida, quedó en libertad. Hace poco fue recapturado. Las familias están pidiendo que lo traigan al país porque desean tener al reclutador cara a cara.

En una carta, las familias de los inocentes ejecutados le piden al presidente Duque que ‘el Zarco’ sea puesto a órdenes de la justicia colombiana y acorten esos 12 años que llevan esperando justicia y verdad sobre quién dio la orden.

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