Cuatro balaceras en las últimas horas que dejaron seis muertos, entre ellos el patrullero Edwin Caro, ponen sobre la mesa el problema de inseguridad en Bogotá. Aunque las cifras oficiales indican que los delitos están bajando, en las calles se sufre a los delincuentes. Este es el mapa de la criminalidad en Bogotá.
Noticias Caracol recorrió las zonas más críticas de criminalidad para entender qué está sucediendo en la capital. El panorama es crudo, sino que lo diga el líder comunal Leonel Corredor: “No le están negando una puñalada a nadie, no le están negando un tiro absolutamente a nadie”.
Bogotá pasó de un promedio al día de 355 hurtos en 2019 a 222 en el 2020, es decir, las cifras evidencian una reducción, pero la percepción de inseguridad es alta.
Localidades como Chapinero, Usaquén, Barrios Unidos, Teusaquillo se caracterizan por el hurto de celulares, al comercio y viviendas.
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Algo similar ocurre en el occidente de la ciudad. En zonas como Fontibón, Engativá, Kennedy o Suba, este fenómeno tiene una escalar mayor: hurto de vehículos, de personas y uno que preocupa aún más: el fleteo.
Marcela Reyes, líder social de la localidad de Tunjuelito, asegura que el crimen también tiene su propio estatus, donde las bandas organizadas reclutan jóvenes en el sur de Bogotá.
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“Ese chino salió y volvió, volvió ganado como dicen ellos, entonces debe ser bueno para robar. Ahí es cuando lo llaman, le dicen ‘deje de robar así’, mire le voy a dar un revólver, le voy a facilitar una moto y vamos a robar a gran escala porque ya lo vieron y lo probaron que tiene ‘talento para el crimen’”, dice Reyes.
Localidades como Kennedy, Santa Fe y Los Mártires padecen un coctel molotov: disputa territorial, bandas de migrantes, trata de personas, venta de estupefacientes y pagadiarios.
Entretanto, en Patio Bonito preocupan las disputas fatales por control territorial, la venta al menudo de estupefacientes y que, en algunos casos, la migración se convirtió en un instrumento en la guerra declarada entre nacionales y extranjeros.
De enero a febrero de 2021, según la Secretaría de Seguridad, hubo 150 homicidios.
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En zonas como Ciudad Bolívar, Bosa, Tunjuelito y Suba también preocupa la disputa de zonas.
“Todos los parques tienen dueños, es propietario el jefe de una olla y existe un dominio territorial, existe la intimidación”, denuncia el líder Leonel Corredor.
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El mercado ilegal de las armas se concentra en el centro de Bogotá, en cinco huecos donde se consigue desde un revolver, armas automáticas y semiautomáticas hasta un changón.
El fenómeno de la trata de personas también es complejo, las niñas son llevadas a fiestas hasta volverlas adictas a las drogas.
En zonas como San Cristóbal, Rafael Uribe y Usme, además del tema de microtráfico, hay otros fenómenos como las bandas de tierreros.
El panorama no es fácil y más en una ciudad que tiene un déficit de más de diez mil policías.
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