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Santa Marta y su eterna lucha por el agua: buscarán solución con recursos propios

El gobernador de Magdalena solicitó al Gobierno nacional 1,8 billones de pesos para un nuevo proyecto, pero el dinero no llegó. Aquí, un recuento del eterno problema de Santa Marta.

Santa Marta y su eterna lucha por el agua

Los habitantes de Santa Marta siguen padeciendo las intermitencias del servicio de acueducto y alcantarillado, y los malos olores producto de aguas residuales que se rebosan en algunos sectores. El gobernador ha pedido ayuda al Gobierno nacional, sin embargo, esta no llegó.

Los habitantes de Pescaito no se resignan a los malos olores y menos a esa promesa eterna de una red de acueducto y alcantarillado, que los últimos tres presidentes han prometido a voz en cuello.

“Para que Santa Marta, nunca más, nunca más vuelva a sufrir por los problemas del agua potable”, manifestó en su periodo Juan Manuel Santos, expresidente de Colombia.

Lo mismo ocurrió en el gobierno Duque y recientemente Petro también estuvo en su barrio.

“Cuando estuvo en Santa Marta nos prometió a los pescaiteros que iba a solucionar ese problema, estamos esperando a ver”, dijo Julio Barros, habitante de Santa Marta.

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En 2017, la cosa se complicó más, clanes políticos se hicieron al control de la empresa Metroagua, que durante décadas fue la operadora del acueducto de Santa Marta y terminó envuelta en escándalos de corrupción, allí empezó su retraso, así lo cuenta Carlos Caicedo, actual gobernador del Magdalena, y quien enfrentó a esos clanes políticos como alcalde y ahora como gobernador.

“Aquí tuvimos una empresa por casi tres décadas que hacía muy poca renovación de las redes, pues estaban más pendientes de ver como recibía los subsidios que el Estado central otorga a los servicios públicos de los estratos 1, 2 y 3 especialmente y cómo recibía los recursos del sistema general de participaciones y la tercera, como facturaba a las familias, con lo cual dejaban por fuera a los más pobres y hacían una captura de estos dineros que eran rentas públicas sin hacer renovación de las redes”, aseguró.

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El fracaso de Metroagua dejó herida de muerte a la red de acueducto que se hacía cada día más obsoleta e inoperante, luego vino una transición con otra empresa privada, hasta que finalmente Caicedo, como alcalde de Santa Marta, buscó la solución en un modelo de empresa pública.

Así se crea Essmar, la empresa pública de Santa Marta, en 2017 y entra en verdadera operación en el 2019, de manera que cuánto tiempo duro Essmar operando los servicios públicos de Santa Marta, apenas dos años.
El camino para Essmar no ha sido fácil en su corta vida, dice Caicedo, pues encontraron el sistema destruido y sin información de las redes de acueducto.

La empresa empezó una agresiva intervención en los barrios más complejos de la ciudad para ampliar y modernizar las redes de distribución.

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En ese entonces se empezaron a plantear las opciones para garantizar los caudales de agua para Santa Marta, captación de ríos que bajan de la Sierra Nevada y hasta un proyecto gigantesco que buscaba traer agua del río Magdalena fue desechado.

“El presidente Santos da la viabilidad técnica, pero no financiera y a la llegada del presidente Duque dice que esa obra no se va a financiar, dice que esa obra es faraónica y desecha totalmente los estudios y volvimos a quedar sin horizonte”, indicó Rafael Martínez, exalcalde de Santa Marta.

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El resultado, una ciudad con déficit de agua, un acueducto obsoleto, un alto nivel de perdidas por conexiones ilegales y lo peor, que aún no llegaba la pandemia.

En la historia reciente del problema del agua en Santa Marta hay dos hechos que han sido determinantes y que lo hacen más complejo: la pandemia y la decisión de cobrar el servicio por debajo de los costos de operación.

En medio de la emergencia sanitaria, el Gobierno nacional ordenó no cortar el servicio de agua a todos los ciudadanos sin importar si pagaban o no, un duro golpe a la cartera de Essmar.

“Nosotros teníamos 11 mil usuarios que le habíamos cortado, hoteles, empresas, que no pagaban nos tocó reconectarlas y todo eso con cargo a la empresa”, explicó Patricia Caicedo, exgerente de Essmar.

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También cometieron errores en el camino. La rebaja de la tarifa por debajo del costo de operación fue un error garrafal que hizo más críticas las finanzas de Essmar.

En el gobierno Duque la empresa fue intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos que estudia su situación financiera; sin embargo, para el gobernador, Essmar venía mejorando sus indicadores económicos y considera la intervención una retaliación política para favorecer intereses de privados.

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La apuesta en este momento, dice el gobernador Caicedo, es la ampliación de la planta El Curval y dos nuevas captaciones de agua en los ríos Buriticá y Guachaca, lo que resolvería el déficit del líquido en la ciudad, para este proyecto pidió 1,8 billones de pesos al Gobierno nacional.

Pero el Gobierno del presidente Petro no envió el dinero y el pasado 26 de diciembre, en un video, el gobernador Caicedo y la alcaldesa de Santa Marta anunciaron que buscarían la solución con recursos propios.

“Radicamos el proyecto ante el Concejo para las vigencias futuras por 1,68 billones de pesos que nos permitirán con recursos propios la ejecución de la planta El Curval para llevarle el agua a los samarios”, dijo Virna Jhonson, alcaldesa de Santa Marta.

A la iniciativa no le han faltado críticas, el ingeniero Luis Felipe Gutiérrez, experto en temas de acueducto, asegura que le faltó más discusión y que la planta consumirá mucha energía, lo que elevaría los costos de operación y podría afectar las tarifas que pagan los usuarios.

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El Concejo Distrital ya le dio luz verde al proyecto para que Gobernación y Alcaldía avancen en esta obra que se ejecutará en los próximos tres años. El tiempo dirá si los samarios están frente a la solución definitiva de un problema histórico o ante una nueva promesa incumplida.

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