También es conocido como fray Carmelo y se ha ganado el cariño de sus hermanos con los que comparte una vida austera y en paz con la naturaleza.
Si Francisco de Asís es el santo patrono de los animales, ¿por qué no tener en su orden a un peludo y dulce Schnauzer? Fray Bigotón o fray Carmelo es el primer miembro de cuatro patas que se mueve libremente por el monasterio de los franciscanos en Cochabamba, Bolivia.
“Aquí todos los hermanos lo quieren mucho. Es una criatura de Dios”, dice el fray Jorge Fernández, uno de los monjes que adoptó a fray Carmelo, un perro abandonado que encontró un hogar en este lugar sagrado.
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Hasta hábito le han sabido confeccionar, para que corra y juegue por pasillos y jardines.
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Fray Bigotón, sin saberlo, se ha convertido en el favorito de centenares de usuarios en las redes sociales, donde su historia se dio a conocer gracias al Proyecto Narices Frías.