En el hospital Finochietto de
Las imágenes muestran al celador sentado en un escritorio. El hombre se pone de pie cuando las puertas del lugar se abren automáticamente, toma una carpeta y empieza a anotar los datos que le entrega el "visitante".
Inclusive, el vigilante le ofrece una silla de ruedas, pero el paciente la rechaza.
Pasan varios minutos y el guardia decide ir a revisar qué pasa con esta persona. De hecho, consulta a los médicos, pero ellos le dicen que nadie ha ido hasta los consultorios.
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La sorpresa vino al observador el material de videovigilancia, pues se ve que en realidad el trabajador de seguridad estaba solo en la recepción; nunca alguien entabló conversación con él.
Las imágenes han hecho eco en
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Al margen de las versiones sobre un suceso paranormal, otras más terrenales hablan de una broma entre colegas y hasta una burla del vigilante cansado de la puerta dañada.