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Así fue la lucha de Olga Orrego por la eutanasia

Olga Orrego nació en Colombia pero vivió más de 30 años en Venezuela, donde se casó y tuvo a sus dos hijos. Pasó 16 años enferma y los últimos tres estuvo paralizada del cuello para abajo.

Desde que supo de su estado de salud se dedicó a su familia hasta que quedó postrada en una cama, buscando mejor calidad de vida se mudaron a Medellín, donde terminó, paradójicamente, buscando una manera digna de morir.

Ella pidió que la grabaran y solicitó a la familia poner en manos de Noticias Caracol su testimonio para que su historia no se vuelva a repetir.

“Esta enfermedad se llevó mis piernas, mi tronco, mis brazos, mis manos pero mi cerebro no, es lo único que me queda y pues yo decidí que hoy el día de mi muerte lo elijo yo y no mi enfermedad”, manifestó Olga Orrego Q.E.P.D.

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En enero de este año su hija Ana Carolina le dijo que esa decisión estaba respaldada por la Constitución colombiana.

“Bueno mami si ese es tu deseo y estás tan segura que eso es lo que tú quieres, tú lo puedes hablar con tu médico, en Colombia puedes solicitarlo y es legal, se llama eutanasia”, añadió Ana Carolina Calvo, hija de Olga Orrego.

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Existe gracias a la sentencia T-970 de 2014 de la Corte Constitucional y el primer paso es que el paciente terminal solicite la eutanasia a su médico tratante, en este caso perteneciente a la EPS Sura, lo cual hizo Olga por medio de una carta fechada el 13 de enero de 2017.

“Nunca me había costado tanto escribir algo. La carta lleva dos huellas, una que quedó mal y la otra que logré que me quedara bien, pero escribirla fue lo más difícil”, asegura Ana, hija de Olga Orrego.

Según la resolución 1216 de 2015, lo primero que debe hacer el médico tratante, es convocar un comité científico que debe pronunciarse dentro de diez días calendario siguientes, y si se aprueba la eutanasia y el paciente reitera que ese es su deseo, se debe realizar el procedimiento.

Finalmente el 8 de febrero le dieron la fecha para su muerte, 29 días después de haberla solicitado.

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Fue entonces cuando comenzó su despedida.

“Le di todos los abrazos que yo quise, me le montaba a la cama clínica a que ella me abrazará, nos dábamos besos y abrazos, le decía mami, me vas hacer falta, te voy a extrañar”, manifiesta Juan Carlos, hijo de Olga Orrego.

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Murió en el Hospital General de Medellín el 10 de febrero a las 8 y 20 de la mañana.

Logró hacer sonreír a su familia y su sonrisa fue lo último que vio antes de cerrar para siempre los ojos. Sus hijos llevan esa última lección de vida tatuada en el alma y también en sus brazos.

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