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Conozca al ‘fantasma de la neblina’, una especie que seguro usted nunca verá

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Solo en el 2015 al menos 120 animales silvestres fueron atropellados en la vía El Escobero, en el municipio de Envigado, por conductores que no tuvieron precaución.

Así lo reporta la Organización Ambiental Aburrá Natural, quien también señala que el ruido, la polución y la invasión de ambiente son otros factores que están perjudicando a las especies de la zona, como zarigüeyas, tigrillos, zorros, perros de monte, aves, ardillas, lagartijas y roedores.

(Lea también La zarigüeya, el bello 'monstruo' que todos los paisas deben proteger)

Por esta razón, desde hace algunos meses, la administración de Envigado instaló ocho ‘pasos verdes’ sobre la vía para que los animales transiten de un lado a otro sin correr el peligro de ser atropellados.

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En un video dado a conocer se puede apreciar cuál fue una de las primeras especies que cruzó una de estas estructuras hechas de madera.

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Foto: Área Metropolitana

Se trata de un olinguito, que según un informe de Área Metropolitana, habita en bosques húmedos y nublados.

Es una especie nocturna, solitaria y arbórea, con gran habilidad para saltar entre ramas. Se alimenta de frutas, flores y se presume que caza invertebrados y pequeños vertebrados.

Según Aburrá Natural, la identidad del Olinguito, Bassaricyon neblina, se dio a conocer a mediados de 2013 luego de que expertos estudiaran la diversidad contenida en un grupo de animales conocidos popularmente como Olingos.

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Según documenta en su portal: En campo, el Olinguito podría ser confundido con el Perro de Monte, otra especie que también se encuentra en el Valle de Aburrá.

Sin embargo, hay una serie de características que permiten diferenciarlos fácilmente, ya que el Perro de Monte tiene un pelaje más corto y su cola es cilíndrica y prensil.

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Se presume que mantienen territorios individuales y su gestación comprende alrededor de 74 días, luego de los cuales nace una sola cría.

El Olinguito, acostumbrado a los terrenos nublados, también habita en zonas como Santa Elena y San Felix, en el Valle de Aburrá, y es muy difícil de ver por su actividad nocturna y su huidiza personalidad ante posibles depredadores.

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