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Presunto ladrón murió al caer desde un tejado al altar de una iglesia evangélica

Cortesía

Aunque hay versiones encontradas sobre la muerte de Rafael Valoyes Palacios, su historia tiene hablando a los habitantes del Urabá antioqueño.
Particularmente a los vecinos del barrio Kennedy, en Chigorodó, un municipio ubicado a seis horas de trayecto en auto desde Medellín.
Según el teniente Juan Manuel Parra, comandante de la estación de Policía de ese municipio, a las 3:30 a.m. del miércoles recibieron una denuncia de un hombre que habría ingresado a una casa a robar.
“Presuntamente se metió a una vivienda a las 3:30 de la madrugada a hurtar, mientras cometía la actividad ilícita se despertaron los ocupantes de la vivienda y el hombre emprende la huida”, dijo el oficial.
Los residentes del lugar no lograron ubicar por dónde escapó el presunto delincuente, y al verificar sus pertenencias, manifestó el teniente Parra, se percataron de que les hacía falta un teléfono celular Samsung Galaxy J2 Prime, avaluado en unos 400 mil pesos.
Pasaron unas tres horas, recordó el uniformado, cuando a la estación de policía local entró una llamada que les decía que en una iglesia evangélica de la zona había un muerto. Eran las 6:15 a.m.
“Al llegar al lugar se observa que la teja estaba partida y un señor se había caído del techo y el impacto lo mató”, indicó Parra.
La víctima quedó en posición decúbito abdominal, tenía una camiseta azul oscuro, un 'jean' y estaba descalzo. Murió justo frente a un altar en el que se lee la frase “Venid a mí y descansad” y en el que están pintadas dos manos sobre un riachuelo.
A pesar de la versión de las autoridades, usuarios en redes sociales han comentado publicaciones de medios locales y aseguran que Valoyes Palacios vivía en Apartadó, a unos 40 minutos en carro, y no estaba robando, sino que acababa de huir de la casa de una mujer con la que sostenía algún amorío, porque había llegado de sopetón su pareja, y que eso explica por qué estaba descalzo.

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