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Acosador se mete a la oficina de una mujer y le deja inquietante carta

Imagen de referencia / Unsplash

Consiguió la dirección y estuvo cerca de 10 minutos revisando su escritorio. “Me sentí muy vulnerable”, expresó la mujer.
Juana, quien sufrió este aterrador episodio de acoso en Buenos Aires, Argentina, contó al diario La Nación que luego de una reunión laboral llegó a su oficina y encontró una carta con un par de golosinas.
En el texto, el hombre le describió cómo nació su obsesión por ella.
Tomada de https://www.lanacion.com.ar/
“Desde el principio me pareciste muy linda, desde que vi tus fotos en Tinder. Te agregué a Instagram y te fui siguiendo en las historias y las publicaciones”, cuenta en la carta.
Después, explica que “prefería pasar lo virtual para poder llegar a lo real. En alguna de tus historias habías publicado donde trabajabas, así pude enviarte esta carta (…) Te he escrito por MD pero no sé si leés los mensajes, no he tenido respuestas tuyas, salvo en una publicación. Es difícil en estos tiempos enviar esta carta, porque parece una locura”, agrega el ‘admirador’, a quien se le protegió la identidad.
Seguidamente hace dos peticiones: “Que no me bloquees y que cuando lo sientas, me respondas. Te voy a dejar mis datos para que sepas que soy un chico de verdad”.
Por último, expresa que “si al menos tenés un poco de curiosidad por este acto de valentía, estaría bueno que pudiéramos empezar a hablar y conocer nuestras historias”.
Sin embargo, al ser consultada por el medio, Juana señaló que no lo conoce y lo bloqueó directamente. Además, no había contado la historia ni a sus padres para no angustiarlos, pues “contarles que una persona me acosa hubiera sido preocuparlos el doble, y no quiero eso”.
El hecho más impactante sucedió cuando revisaron las cámaras de seguridad y notaron que el hombre “esperó a que alguien entrara, y el primero que pasó fue un chico de mantenimiento (…) El pibe le dijo mi nombre y, como yo justamente soy la encargada de la gente de mantenimiento, le mostró dónde estaba mi escritorio”.
“En las cámaras aparece que se queda 10 minutos chusmeándome el escritorio. Fue horrible, me sentí muy vulnerable”, contó Juana.
Finalmente, indicó que no denunció ni contó el hecho para no alertar al resto de la oficina.

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