Un adolescente de 16 años se declaró culpable de haber matado a tiros a cuatro estudiantes de su centro de secundaria en Michigan, Estados Unidos, un caso en el que sus padres están acusados de negligencia.
"¿Es su elección declararse culpable?", le preguntó el juez del condado de Oakland, Kwame Rowe, durante una comparecencia televisada ante el tribunal.
"Sí, señor", respondió el adolescente, ataviado con el mono naranja de prisión, gafas y mascarilla.
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Crumbley reconoció que llevó una pistola Sig Sauer con 50 balas al centro de enseñanza secundaria al norte de Detroit, sacó el arma de la mochila y abrió fuego contra sus compañeros.
Cuatro alumnos de entre 14 y 17 años murieron y otros seis estudiantes y un profesor resultaron heridos.
Crumbley enfrenta 24 delitos que incluyen desde terrorismo hasta homicidio en primer grado.
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Durante la comparecencia de media hora ante el tribunal, el adolescente dijo que le dio a su padre el dinero para comprar el arma utilizada en el tiroteo.
Sus padres, James y Jennifer Crumbley, están acusados de homicidio involuntario por haber proporcionado el arma a su hijo y por haber ignorado los indicios que apuntaban a que podía pasar a la acción.
La madre del adolescente lo llevó a un campo de tiro solo unos días antes del ataque.
Horas antes de que Crumbley disparara contra los otros estudiantes, un profesor encontró una nota en el pupitre del joven en la que podía verse una pistola y la frase: "Los pensamientos no paran, ayúdenme".
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La nota contenía también un dibujo de una bala con las palabras "sangre por todas partes", según han revelado los investigadores durante el proceso judicial.
Pese a esas advertencias,