Uno de los cables se reventó e hizo que elevador cayera. Afortunadamente se frenó en el piso 11 y no hubo víctimas mortales.
Gracias a que los otros cables pudieron soportar el peso, la cabina frenó después de un viaje a toda velocidad por 85 pisos.
Los ocupantes, que salieron ilesos, duraron tres horas encerrados. Servicios de emergencia tuvieron que romper paredes para llegar hasta ellos.
Ocurrió en el edificio 875 North Michigan Avenue de Chicago, Estados Unidos
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