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China, el país más poblado del mundo, redujo sus habitantes por primera vez en más de 60 años

China registró una disminución de unos 850 mil ciudadanos, según datos oficiales publicados por la oficina nacional de estadística, lo que podría afectar el crecimiento económico del gigante asiático.

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China, el país más poblado del mundo, redujo el número de sus habitantes en 2022 por primera vez en más de seis décadas. Actualmente, en el país residen 1.411,75 millones de personas. La tasa de natalidad ha caído a niveles históricos debido al envejecimiento de la gente.

Los expertos advierten que esto podría dañar el crecimiento económico a largo plazo y presionar las arcas públicas.

Las autoridades locales han querido ayudar a la natalidad con ayudas mensuales de algunos cientos de yuanes para los padres primerizos y cheques bebé por cada nacimiento. Pero quienes ya tienen hijos explican que si no tienen más es por la dificultad de combinar las exigencias de un mercado laboral muy exigente con la ambición de dar a la prole el mejor futuro.

"Para muchos hogares es extremadamente difícil educar a un niño, y ni siquiera eso lo manejan muy bien", expresa Wenjing, una bloguera de cerca de 40 años para quien las ayudas del gobierno son "insustanciales".

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"Muchas familias sufrieron financieramente con la pandemia. Y en esas circunstancias tan duras, mucha gente decidió no tener más hijos", explica.

China puso fin a su política de hijo único en 2016, y en 2021 permitió a las parejas tener hasta tres niños.

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Las ciudades más grandes, como Pekín y Shanghái, han extendido el permiso de maternidad hasta 158 días, y el año pasado las autoridades sanitarias dieron instrucciones que requieren a los gobiernos locales facilitar guarderías, eso sí de pago.

Sin embargo, sigue habiendo obstáculos en China, como la ausencia de espacios para amamantar en la mayoría de lugares de trabajo y la imposibilidad para las mujeres no casadas de congelar sus óvulos.

Una plaza en una guardería privada puede costar entre 5.000 yuanes (740 dólares) y 20.000 yuanes (USD 2.950) al mes en Pekín, según el Asia Society Policy Institute.

Muchos jóvenes urbanos viven además lejos de sus familias en el sentido extendido, lo que les priva de una ayuda esencial por parte de tíos o abuelos.

La presión social de una educación "meticulosa"


Para Nancy, una madre pekinesa de algo más de 30 años que trabaja en el sector del comercio electrónico, conciliar el trabajo y la atención a su hijo es una tarea hercúlea. "No consigo compaginar", dice.

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"Si quieres darle el pecho al niño, básicamente tienes que dejar de trabajar. Pero con nuestra situación, no podemos permitírnoslo", agrega.

También influyen las expectativas sociales en China sobre cómo educar a la prole.

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"Si tienes estándares más bajos, probablemente no estés tan casada. Pero aquí la mayoría de la gente educa a sus hijos de manera meticulosa", asegura Nancy. "Y si insistes en salir del trabajo a las cinco de la tarde para cuidar a tu hijo, se te dará menos trabajo y te verás adelantada por tus compañeros", sostiene.

Quienes pueden, se fían al apoyo familiar.

"La capacidad de nuestra generación de ir a trabajar pasa básicamente por la explotación de los abuelos, que nos ayudan a educar a nuestros hijos durante unos años", explica Nancy.

"No me ocupo de mi hijo"


Ivy Meng, también treintañera, dice que a su hijo pequeño "lo educaron principalmente sus abuelos" durante la pandemia, cuando las escuelas estuvieron cerradas y tanto ella como su marido siguieron trabajando a tiempo completo.

A la hora de elegir entre trabajar y pasar tiempo con su niño durante la semana, eligió lo primero.

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"Realmente no me ocupo de mi hijo", reconoce. "Vuelvo a casa muy tarde cada noche y no lo veo mucho".

Aun así, dice que forma parte de las afortunadas, ya que muchas jóvenes chinas no pueden contar con un apoyo familiar como el suyo.

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"La mayoría de las veces, los maridos no quieren compartir la responsabilidad del cuidado de los hijos y sus padres o suegros no quieren ayudar", resume.

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