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Colombiano burló a autoridades de EE. UU. durante 27 años haciéndose pasar por un príncipe saudí

Colombiano burló a autoridades de EE. UU. durante 27 años haciéndose pasar por un príncipe saudí

El sultán Khaled Al Saud resultó ser en realidad Anthony, un maestro del engaño que obtuvo tarjetas de crédito hasta por 200 millones de dólares.

Este bogotano, que de pequeño fue adoptado por una pareja de Michigan, logró frecuentar los mejores restaurantes, conducir lujosos carros y crear grandes cuentas en tiendas de marca gracias a la identidad que inventó.

Su prontuario de fraudes y engaños inició en la década de los 90 en varios estados del país, incluido Florida. En el hotel Grand Bay de Miami, que en 1993 existía en la exclusiva zona de Coconut Grove y en donde se hospedaban artistas como Michael Jackson y Elizabeth Taylor, fue descubierto por primera vez.

En ese momento, luego de denunciar que supuestamente había sido golpeado y asaltado, la Policía de Miami notificó del hecho a la embajada de Arabia Saudí. La respuesta los dejó perplejos: nadie lo conocía. Pero huyó a Chicago, donde fue arrestado.

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En 1994 su habilidad para engañar sobrepasó todos los niveles: convenció a su abogado de que él sí era parte de la realeza saudí, lo que le garantizó salir bajo fianza. Siguió engañando y hasta consiguió que una entidad bancaria le otorgara una tarjeta de crédito con 200 millones de dólares de cupo.

Tras un tiempo lo volvieron a arrestar por seguir en sus andanzas. Fue condenado a 4 años de prisión y 3 de libertad supervisada. Al salir, volvió a su disfraz de opulencia. De 2004 al 2006 cayó en prisión y luego se perdió su rastro.

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Según acusación de una corte federal de Miami, se volvió a saber de él sólo hasta el 2016, cuando regresó a la ciudad del sol. Interpretó nuevamente su papel de príncipe árabe para hacer un supuesto negocio multimillonario.

Usó falsas credenciales y hasta placas de carro diplomáticas, las cuales presentaba abiertamente a las personas, incluidos potenciales socios de negocios. Para mantener la fachada invitó a varios inversionistas a su supuesto pent-house en un edificio de Fisher Island. Como dudaron de su linaje, le ordenó a un cómplice pedir a los empresarios un regalo de USD 50.000 dólares por ‘ofender al sultán’.

Actualmente Anthony Gignac se encuentra en Oklahoma y ya se inició su traslado a la Florida, en donde enfrentará, entre otros, cargos por conspirar para cometer una ofensa contra Estados Unidos. Podría ser condenado a 10 años de cárcel.

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