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Condenan a hombre que le dijo insólita mentira a una mujer para poder acostarse con ella

AFP

La ingenua, además de caer en la trampa, fue víctima de extorsiones por parte del embaucador que amenazó con revelar fotos comprometedoras si no le daba plata.
La sentencia contra el procesado, que aceptó el cargo de relación sexual inducida por amenazas y agresiones, se conocerá el próximo 25 de mayo.
Según la acusación, el hombre de 24 años le dijo a la demandante que había sido obligado a beber un peligroso veneno y que debía “sudarlo” a trevés de contacto íntimo con ella en las siguientes 48 horas.
El caso se registró en la turística población de Rotorua, Nueva Zelanda, donde el acusado no tuvo más opción que aceptar cargos, según el NZ Herald, por la evidencia abrumadora. 
La insólita solicitud fue respondida con una rotunda negativa por parte de la joven, quien le sugirió mejor darse un paseo a trote y así sacar el tóxico del cuerpo. Él le respondió que la forma en que debía eliminar el veneno debía ser por esa “vía en particular” o de lo contrario moriría en medio de terribles dolores.
Poco después, la mujer recibió correos electrónicos con remitente desconocido en que se reforzaba la historia del acusado. Los mensajes instruían sobre la forma en que debían realizarse los actos sexuales: supuestamente tenían que ser tres encuentros en un periodo de dos días para, supuestamente, eliminar la toxina.
Según el NZ Herald, la mujer “consintió porque ella creía que la vida del hombre estaba en peligro”.  
Sin embargo, al tercer día, los correos electrónicos continuaron. En ellos le decían que debía continuar teniendo relaciones sexuales con el acusado, de tres a siete veces por día y que además debería dejarse grabar con un celular.
Adicionalmente, había amenazas de que si no lo hacía sus seres queridos serían lastimado. En caso contrario, aseguraban que sería recompensada con un auto y dinero.
La demandante sospechó porque los correos electrónicos tenían errores ortográficos similares a los del acusado, además de que usaba un apodo extraño que solo el tramposo usaba.
Cansada de las presiones, la mujer le reclamó al demandado quien la agredió.
Desesperada, ella le contó a un conocido quien la animó a tomar acciones legales y poner fin a la pesadilla. 

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