Donald Trump, el más polémico de los republicanos

Cuando el magnate decidió lanzarse a la contienda electoral de los Estados Unidos pocos apostaron por su nombre y lo miraron como un competidor menor en el partido de oposición.

Tras sus primeros ataques a los inmigrantes mexicanos, de quienes dijo son "criminales, narcotraficantes, violadores", captó la atención no solo de los estadounidenses, sino del mundo entero. Añadió que “el Gobierno mexicano está obligando a que su gente más indeseable venga a Estados Unidos" y propuso construir un muro en la frontera, pagado por México.

La ola de indignación creció y no solo en la comunidad mexicana e hispana de EE. UU., pero así mismo su popularidad en las encuestas, que lo alcanzaron a ubicar en el primer lugar de los precandidatos de este partido.

Su más reciente round es en contra de los musulmanes, después de asegurar que se les debía prohibir la entrada a su país.

Se ha burlado de sus contendores, de periodistas y ha hecho los comentarios más inapropiados políticamente. Pero también ha recogido las banderas de un segmento de la sociedad con pensamientos radicales y que cree que algunos de los problemas del país más poderoso del mundo se solucionarían cerrando sus puertas a la inmigración.

Aparte del tema de la inmigración es poco lo que el magnate ha aportado a la discusión en temas como la economía, la política internacional y el medio ambiente, por ejemplo. Algo que sus contendores han logrado capitalizar en los debates, en donde ha mostrado sus flaquezas.

Falta un trecho para que los republicanos decidan quién los representará en las elecciones presidenciales. Mientras tanto, el mediático Trump seguirá creando titulares.