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Donald Trump, el polémico magnate que siempre quiso ser presidente

Nunca ha estado lejos del ojo mediático gracias a sus publicitados matrimonios y divorcios, sus reality show, una fortuna que parece que no es la que dice tener y un cuestionado mandato.

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El presidente y multimillonario Donald Trump es un hombre lleno de contradicciones y de una personalidad ambiciosa.

Nació el 14 de julio de 1946.

Era el cuarto de cinco hijos de Fred Trump, que se especializó en construir y administrar apartamentos para personas de ingresos medios.

A los 13 años fue enviado a la escuela militar para, según sus papás, inculcarle disciplina.

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Más tarde obtuvo un título en Economía de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania.

En la década de los setenta, le pidió un préstamo de un millón de dólares a su padre y se mudó a Manhattan, donde erigió su edificio insignia en la quinta avenida de Nueva York en 1983 y haciendo gala de su egolatría lo llamó Trump Tower.

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Continuaría levantando otras edificaciones residenciales y de oficinas alrededor de la ciudad y del mundo, todos con su nombre destacado.

Lawrence Gumbiner, exdiplomático estadounidense, afirma que el magnate “tiene una personalidad muy brusca, es casi como el niño jugando en el jardín, acusando a los otros y poniendo nombres feos. Es poco presidenciable en el sentido que nosotros estamos acostumbrados, no tiene ese toque suave de un presidente, de un líder”.

En los años noventa, con un patrimonio de 1.000 millones de dólares, ocupaba el puesto 19 entre los millonarios de Estados Unidos. Ahora, según la revista Forbes, está en el lugar 339 y su fortuna llega a los 2.500 millones de dólares, aunque él dice que su patrimonio es mayor.

Su triunfo político en 2016 fue una sorpresa para muchos, sobre todo por sus polémicos comentarios, como el que dijo en enero de ese año, cuando era precandidato: “me puedo parar en medio de la quinta avenida, dispararle a alguien y no perdería ningún votante”.

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Pero Trump venía calculando desde 1999 llegar a la Presidencia. En ese año contrató asesores políticos para ver cuáles eran sus posibilidades, que resultaron ser muy pocas.

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En sus tres matrimonios siempre se casó con mujeres hermosas.

La primera fue Ivana Zelníčková, a quien conoció cuando competía como patinadora artística en los Olímpicos de Montreal. Tuvieron tres hijos y un escandaloso divorcio.

"Cuando te divorcies no te quedes enfadada, quédate con todo", dijo tras quedarse con parte de la fortuna de Donald Trump.

Con Marla Maples, su segunda esposa, tuvo una hija y se divorció de ella por otra mujer más joven que fue modelo, Melania, la actual primera dama y quien nació en la antigua Yugoslavia.

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Se casaron cuando él tenía 58 y ella 34 y de su matrimonio nació un niño.

A esa boda, como de cuento de hadas, asistió hasta el matrimonio Clinton.

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En los noventa la buena fortuna en sus negocios casi desapareció. Su aerolínea quebró al igual que sus casinos en Atlantic City, pero logró evitar la bancarrota.

A partir de 2003, Trump se convirtió en una celebridad de los reality show con ‘The apprentice’ y ‘Celebrity Apprentice’.

El empresario tiene un carácter prepotente, muestra una ideología extremadamente conservadora y sus múltiples declaraciones lo han convertido en uno de los políticos más polémicos del mundo.

“A mucha gente le gusta eso, él sacó mucha votación y mucho apoyo de gente que dice ‘así pienso yo’ (…) Yo creo que capturó una ola de frustración en el cuerpo político de los Estados Unidos, que no fue capturada por otros candidatos”, considera el exdiplomático Gumbiner.

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Su tribuna para gobernar es Twitter, desde donde lanza ataques a diestra y siniestra contra sus contradictores políticos y también desde ahí se ha enfrentado a China, Irán, Rusia y otros países.

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“Él no está acostumbrado a ser un líder que pide ayuda, consejos de un círculo grande de expertos, él piensa que es experto en todo”, señala Gumbiner.

Con la prensa también ha mantenido una pelea y dice que los periodistas son el enemigo del pueblo. Cada vez que un medio lo critica por su gestión o le hace alguna pregunta incómoda, él trata de erosionarles la credibilidad.

A sus 74 años y luego de superar el COVID-19, Trump dijo que se sentía más joven que nunca.

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