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Este país niega la existencia del coronavirus: dicen que se ‘salvaron’ gracias a oraciones

No hay medidas para frenar la pandemia y sus líderes se burlan de las pruebas. No se puede hablar de enfermedades mortales o contagiosas sin permiso oficial.

Tanzania no le teme al coronavirus
En Tanzania no se han aplicado medidas para frenar el coronavirus
AFP

Tanzanialleva meses tratando de convencer al mundo de que gracias a las oraciones se había "librado" del coronavirus. Pero la protesta crece y también el número de muertos, que las autoridades achacan a las "neumonías".

El país, cuyo presidente John Magufuli ha minimizado desde el inicio el peligro del virus cuando sus vecinos se blindaban, no cumple ninguna medida destinada a frenar la pandemia.

"El COVID-19 mata a la gente y vemos casos, pero no podemos hablar debido a la situación", dice un médico de un hospital público, que ha pedido el anonimato por temor a represalias.

Tanzania publicó por última vez datos oficiales de casos en abril de 2020 y anunció un mes después, mofándose de los test, que habían dado positivo una papaya, una perdiz y una cabra.

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Mientras tanto, el Centro de Control y Prevención de enfermedades de la Unión Africana (África CDC) aseguró que los test tanzanos eran fiables.

En junio de 2020, el presidente Magufuli empezó a decir que las oraciones habían salvado a su país del COVID-19.

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"Es por ello que aquí no llevamos mascarillas. ¿Se creen que no tenemos miedo a morir? Simplemente, no hay COVID", aseguró.

Para impedir que circule información sobre el virus, la ley prohíbe la publicación de noticias sobre "enfermedades mortales o contagiosas" sin permiso oficial.

"Me cuido"

Pese a todo, algunos - pocos - tanzanos llevan mascarilla y hablan abiertamente de su miedo al coronavirus.

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"Esta cosa nos ataca y el gobierno no lo quiere decir, ni aceptar. Yo conozco a cuatro personas que han muerto de neumonía, según nos han dicho, y todas murieron en el mismo periodo", cuenta Kuluthum Hussein, de 28 años, que lleva mascarilla en una parada de bus.

"Me cuido", dice esta joven.

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En enero, el instituto danés para enfermedades (SSI) confirmó que dos personas que regresaban de un viaje a Tanzania dieron positivo a la nueva variante sudafricana, susceptible de ser más contagiosa.

En Dar es Salaam, una habitante aseguró que su primo había fallecido tras volver de un viaje de negocios a Sudáfrica: "Dos semanas después de regresar, se sintió mal y tuvo problemas respiratorios antes de morir. Un médico nos dijo que tenía coronavirus".

Reino Unido ha prohibido los vuelos procedentes de Tanzania para frenar la propagación de la variante sudafricana, mientras que Estados Unidos advirtió a los viajeros la semana pasada que el país "registra altas tasas" de COVID-19.

La Iglesia católica de Tanzania ha roto la ley del silencio y ha pedido a sus fieles que se protejan.

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"Nuestro país no es una isla. Tenemos todos los motivos para tomar precauciones y rogar a Dios para salir indemnes de esta pandemia", escribió recientemente en una carta.

Datos secretos

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En Zanzíbar, una región semiautónoma, el vicepresidente Seif Sharif Hamad confirmó que había estado hospitalizado por COVID.

Un médico de un centro de diagnóstico declaró que se habían registrado más de 80 casos entre mediados de diciembre y principios de enero.

"Pero no estamos autorizados a publicar estos datos. Los conservamos para el futuro", asegura.

El aumento de casos ha dado lugar a mensajes contradictorios de las autoridades.

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Así, en Zanzíbar, el ministerio de Salud instó la semana pasada a evitar las congregaciones y recomendó "acudir al hospital más cercano para ser diagnosticado en caso de dificultades respiratorias". Pero un responsable del mismo ministerio desmintió, bajo pedido de anonimato, toda relación con el coronavirus.

"No, simplemente queremos que la gente tenga cuidado ya que el número de personas que sufre problemas respiratorios aumenta. No se trata de COVID-19", aseguró.

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En enero, parecía que Magufuli por fin reconocía que el virus podría circular en Tanzania, pero culpó de ello a las vacunas, a las que considera "peligrosas", asegurando que los tanzanos fueron a vacunarse al extranjero y han "traído un extraño coronavirus".

El mismo mes, un responsable del Ministerio de Salud, Mabula Mchembe, dijo durante una visita a hospitales en Dar es Salaam, que estos no recibían a enfermos de COVID-19, ya que los "rumores podrían causar un pánico injustificado".

La semana pasada, John Nkengasong, el director de África CDC, dijo que espera que Tanzania "revise rápidamente" su "posición" sobre el coronavirus: "Es un virus peligroso, un virus que se propaga rápidamente, y un virus que no sabe de fronteras. No sabe si usted es o no de Tanzania".

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