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Expresidente Lula da Silva, de frente a la justicia por presunto caso de corrupción

Expresidente Lula da Silva, de frente a la justicia por presunto caso de corrupción

Se presenta por primera vez ante el juez Sergio Moro, quien investiga si el exmandatario recibió un lujoso apartamento en el litoral del Estado de Sao Paulo.
El exmandatario de izquierda (2003-2010), de 71 años, ingresó en el recinto rodeado por un importante despliegue de seguridad y entre vítores de cientos de partidarios que se movilizaron para expresarle apoyo.
La audiencia se lleva a cabo a puertas cerradas y la filmación del interrogatorio debería liberarse unas horas después de su finalización.
Moro buscará determinar si Lula es propietario de un tríplex en el balneario de Guarujá, en Sao Paulo, que habría recibido de la constructora OAS a cambio de "ventajas indebidas".
El exsindicalista y cofundador del Partido de los Trabajadores (PT), vestido de traje oscuro y corbata con los colores de Brasil, saludó a sus fervientes partidarios, que coreaban "¡Lula guerrero del pueblo brasilero!". Camino al tribunal, se le vio junto a un grupo, enarbolando una bandera brasileña.
Los manifestantes no pudieron aproximarse a la corte, custodiada por centenares de policías.
El ingreso estaba incluso vedado para los residentes de esta zona de Curitiba, denominada ya la "capital de la Operación Lava Jato", que investiga la red de sobornos pagados por constructoras a políticos y partidos para obtener licitaciones en la estatal Petrobras.
La sentencia debería conocerse en un plazo de 45 a 60 días, aunque algunos analistas apuntan que podría ser en apenas un mes.
El expediente, conocido como el "apartamento de Guarujá", es una de las cinco acusaciones que hasta el momento pesan contra Lula por corrupción pasiva, lavado de dinero, tráfico de influencias y obstrucción a la justicia.
De acuerdo con las leyes brasileñas, Lula no podría postularse a las elecciones de octubre de 2018 si una eventual condena es ratificada en segunda instancia. Este proceso suele demorar un año.
El exmandatario niega todos los cargos y afirma que se trata de una persecución que pretende impedirle volver al poder. Los sondeos dan a Lula ampliamente ganador, aunque también muestran que es uno de los políticos con mayores índices de rechazo.
En las calles y en las redes
La batalla entre sus partidarios y adversarios arreciaba en las redes sociales, a través de las etiquetas "#LulaEuConfio" (Confío en Lula) y "#MoroOrgulhoBrasileiro" (Moro, orgullo de Brasil).
En el primero de ellos se expresó Dilma Rousseff, su heredera política, destituida en 2016 bajo la acusación de manipular las cuentas públicas, que viajó a Curitiba para arropar a su mentor.
"Ya estoy en Curitiba para expresar mi solidaridad total al presidente Lula (...). La verdad se impondrá", tuiteó la expresidenta.
"Para mí, (Lula) es inocente. Si hubiese algo concreto en su contra, ya estaría preso. Lo que aquí se plantea es una lucha de clases", dijo a la AFP Gerson Castellano, un militante sindical del sector petrolero de 50 años.
Alegatos
La fiscalía acusa a Lula de haber recibido 3,7 millones de reales (1,16 millones de dólares al cambio actual) de OAS, incluyendo el apartamento de Guarujá y el costeo del almacenamiento de sus bienes personales y de su acervo presidencial entre 2011 y 2016.
"El expresidente está preparado para dar su testimonio al juez Moro. Y va con la fuerza de la verdad", dijo a la AFP su abogado defensor, Cristiano Zanin Martins.
Pese al consenso generalizado entre analistas de que Lula será condenado en esta primera instancia, Martins sostiene que aún no han probado una sola de las acusaciones, aunque la fiscalía general lo señale como el "comandante máximo" de la red de sobornos en Petrobras.
Lula "no tuvo ninguna participación en un esquema ilícito en Petrobras. Nada demuestra que eso pasó. Al contrario, las pruebas demuestran su inocencia. Y ahí es donde se constata que es un asunto político", agregó el abogado.

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