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Impiden a 200 migrantes ingresar a Europa

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El día apenas despuntaba en las islas griegas de Lesbos y Quíos cuando 202 migrantes embarcaron a bordo de tres barcos turcos para ser expulsados de Turquía, una operación llevada a cabo en calma y que inaugura el acuerdo entre la UE y Turquía para intentar frena el flujo de migrantes.
Los expulsados, casi todos hombres, la mayoría jóvenes, habían entrado de forma irregular a Grecia después del 20 de marzo, logrando sobrevivir a una peligrosa travesía en lancha neumática por el mar Egeo, un viaje que ha costado la vida a 366 personas desde el 1 de enero.
A través de las islas Egeas, 850.000 personas llegaron a Europa en 2015 sobre un total de más de un millón, huyendo de las guerras y la miseria, y otras 150.000 más desde principios de año.
Y sin embargo, los primeros expulsados se dejaron llevar este lunes sin la mínima muestra de rabia o indignación, sin protestar, hasta los barcos turcos que los devolverán al punto de partida, acompañados por policías griegos y agentes de vigilancia de la agencia europea de vigilancia de las fronteras exteriores, el Frontex.
En fotos que circulan por Twitter tomadas a bordo de uno de los barcos, podía verse un mismo ambiente lúgubre: un par de agentes, la mayoría con máscaras higiénicas, por cada cada pareja de migrantes.
Este primer grupo de expulsados, entre los que solo hay dos sirios, no había demandado el asilo, según las autoridades griegas: con o sin acuerdo, habrían sido expulsados en la mayoría de los casos.
La operación se desarrolló "en calma y orden", se congratuló desde el puerto de Mytilene Ewa Moncure, portavoz de Frontex.
Un pequeño grupo de medio centenar de manifestantes, situados a buena distancia, llegaron para hacerse eco de todos los que, con las oenegés y la ONU a la cabeza, ven en el acuerdo una negación del derecho de asilo por parte de Europa.
"Lo lamento por ellos, no tengo ni idea de lo que va a ocurrirles. Es frustrante y triste", afirmaba Henrike, una manifestante alemana, en Mytilene.
"Turquía no es un país seguro", rezaba una pancarta desplegada en la terraza de un hotel frente al puerto.
La Unión Europea, por su parte, asegura que Ankara le ha garantizado la protección de los refugiados devueltos.
‘No Turkey'
"Stop a las deportaciones", "Europa, despierta"... los eslóganes eran similares en Quíos y los manifestantes, no mucho más numerosos que a Lesbos. En los brazos de su madre migrante, un bebé llevaba un gorro donde ponía "No Turkey".
En el campo de Moria, en Lesbos las autoridades no tuvieron dificultades en hacer subir a los migrantes a los autocares que los conducirían al puerto situado a 10 kilómetros, explicaba Tufik, afgano, contactado por teléfono por la AFP.
Para los internos del campo, más de 2.000 personas, totas sometidas al acuerdo por haber llegado a Grecia después del 20 de marzo, la prioridad es solicitar el asilo, señala.
"Hay abogados que han venido. Nos hablan a través de la valla y nos explican qué es lo mejor que podemos hacer".
También él ha terminado haciendo su demanda, rectificando su primera decisión de dejarse llevar de vuelta a Turquía.
"Pero he debido pedir ayuda a agentes de Acnur, los policías griegos nos daban largas", afirma.
Ahora le toca a Grecia tratar las demandas, para realmente poner en marcha el acuerdo, que prevé devolver a Turquía a migrantes y refugiados, incluidos sirios, a los que se les haya negado el derecho de asilo.
Para cumplir con el plazo máximo de 15 días, las desbordadas autoridades griegas cuentan con el refuerzo de cientos de agentes europeos.
Su número no es excesivo: por 200 migrantes expulsados el lunes, casi la misma cantidad, la mayoría iraquíes y sirios, habían logrado llegar hasta Lesbos procedentes de Turquía. 

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