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Juan Barros vuelve a declarar ante justicia chilena por encubrimiento de abusos a menores

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Apodado como el “silenciador de las denuncias”, el obispo emérito es ficha clave para destapar el escándalo de pederastia en la Iglesia católica en ese país.

Juan Barros, cuya renuncia fue aceptada por el papa Francisco en junio, declaró este miércoles por segunda vez ante la justicia chilena como imputado por el supuesto encubrimiento de delitos sexuales contra menores que habría cometido un sacerdote en el seno de las Fuerzas Armadas.

En setiembre, Barros ya declaró en Santiago por este caso, que investiga supuestos abusos sexuales cometidos por el excapellán de las Fuerza Aérea de Chile (FACH) Pedro Quiroz, sumando una nueva causa a las denuncias por encubrimiento que lo afectan.

"He dado todos los antecedentes ante el señor fiscal y esperemos que con el favor de dios todo se vaya aclarando", señaló Barros tras declarar durante tres horas en el juzgado de Rancagua (80 kilómetros al sur de Santiago).

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El fiscal del caso, Sergio Moya, confirmó la versión del sacerdote.

"Dio una versión más pormenorizada de la que dio en Santiago, con muchos más detalles. Contestó todas las preguntas y descarta encubrimiento", dijo Moya a periodistas.

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Barros es uno de los protagonistas de la tormenta por abusos sexuales que puso de cabeza al clero chileno. Durante su visita a Chile en enero pasado, el papa Francisco defendió al entonces obispo de la ciudad de de Osorno (sur) de las acusaciones que recaían sobre él, pero tras una exhaustiva investigación canónica le retiró el apoyo.

Según víctimas, el sacerdote habría ocultado por décadas los abusos cometidos en los años 1980 y 1990 por Fernando Karadima, condenado por el Vaticano en 2011 y expulsado de la iglesia por Francisco en septiembre.

Con más de un centenar de causas judiciales abiertas, obispos, sacerdotes y laicos de la iglesia local han desfilado en los últimos meses por los juzgados gracias a los antecedentes recabados durante allanamientos en edificios religiosos.

El momento más álgido de la investigación se produjo a principios de octubre, cuando el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, acudió al tribunal de Rancagua como imputado de encubrimiento de delito sexual de un estrecho colaborador.

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Ezzati optó por guardar silencio ante la Fiscalía, pero aseguró que colaborará con la justicia siguiendo la línea del Vaticano, embarcado en una cruzada para limpiar a la Iglesia católica de pederastas.

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