En el interior de un centro comunitario en Ucrania,
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El edificio está inundado de una energía frenética de activismo cívico y patriotismo. A medida que se preparan para la guerra.
Algunos llevaron bases de camas y sábanas para el Ejército, mientras otros llegaron con medicinas para los desplazados internos. Nuevos reclutas se asoman por la puerta y algunos se ven con más incertidumbre que otros.
“Yo hago ventanas de aluminio, trabajo para construcciones grandes, pero ahora tengo que ir a pelear. Tuve dudas antes, pero ahora estoy completamente listo. Esto es la guerra”, dijo Igor Vyazovoy, ciudadano ucraniano que se enlistó para enfrentar el conflicto.
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Katerina Kozzi es una gerente de banco, tiene dos hijas de 11 y 4 años y ella va a pelear.
“Eso pienso. Solo tendré una oportunidad de disparar. No tengo mucha experiencia, pero aprendo rápido”, aseguró.
Imágenes captadas en la zona también muestran a reclutas que entregan los últimos detalles que les piden y esperan por el llamado. Son ciudadanos guerreros de un país que se está movilizando rápidamente y el Ejército de Ucrania tiene cientos de miles a quienes llamar.
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Ucrania, por encima de todo, es su clamor. El orgullo nacional inunda las donaciones y posibles reclutamientos. Les da el insumo de personas listas para hacer armas.
En la parte de atrás del centro comunitario, cientos se reúnen para hacer
“Estamos temerosos de morir por nuestra patria, eso es lo que dicen”, comenta una de las ciudadanas en el lugar.
La realidad de la guerra se dibuja en Dnipro, un punto crucial de transporte en el este y la gente que vive aquí sabe que, tal vez, tiene que luchar y morir por eso.
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