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La vida de estos animales es el precio del café más caro del mundo

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La criatura, conocida como civeta asiática, es enjaulada y alimentada únicamente con bayas de café para que cuando su cuerpo las procese puedan ser utilizadas como el ingrediente clave del lujoso producto.

La activista Ashley Fruno, de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), afirma que: "es una industria casi sin regulación. Hay poblados en Indonesia en los cuales toda la población está involucrada en la producción del café de civeta, cada familia suele tener de 10 a 20 animales enjaulados".

El mamífero se alimenta de manera esporádica de bayas de café cuando está en libertad, pero al ser capturado por los fabricantes consume en un mes los granos de cafe que comería en todo el año. Además, son hacinados en jaulas, privados así de la compañía del resto de su especie. "Esas condiciones causan que los animales desarrollen deficiencias nutricionales, pierdan su pelaje y sean proclives a sufrir enfermedades", afirma la activista .

Los granos son recolectados de las heces del animal, puesto que las bayas ingeridas pasan por el proceso gástrico-intestinal del animal, el cual le aporta al brebaje las características que lo hacen único. Después de esto, el grano es tostado y comercializado. El exótico manjar puede alcanzar en el mercado el precio de 500 dólares por kilo.

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La industria cafetera argumenta que el metabolismo de este mamífero es capaz de aprovechar la pulpa de la baya, ya que la semilla no la digiere y la devuelve, más rica. Una civeta es capaz de digerir al día un promedio de 25 granos, lo cual hace el proceso lento. Pero en la mayoría de las granjas productoras se sobrepasa esa cantidad abusando el animal. El café “Kopi luwak”, o café de civeta, alcanza su alto precio mediante ese sacrificio.

¿Quién los protege? 

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En un video realizado por PETA, durante una estadía de tres meses en granjas de Filipinas e Indonesia, se aprecian las duras condiciones de la especie. Sin embargo, las autoridades no hacen nada respecto al maltrato al cual son sometidos los felinos. A pesar de que la mayoría de los animales son capturados de manera ilegal, "las leyes de protección de animales salvajes en los países donde se produce el café de civeta - en su mayoría Indonesia, Filipinas y Vietnam - son pobres o difíciles de aplicar", asegura Ashley Fruno.

Después de estar encerrados por algún tiempo, junto con una alimentación alta en cafeína, los animales empiezan a mostrar comportamientos erráticos: dan vueltas en sus jaulas de manera frenética, muerden los barrotes, mueven constantemente la cabeza y sufren de depresiones que los pueden llevar a la muerte.

Aunque muchas granjas aseguran que después de tres años los animales son liberados, los investigadores dudan que puedan sobrevivir tras la pérdida de sus habilidades y ambiente natural.

Opinan los empresarios 

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Daryad Hadi, socio propietario de la granja Che Nung Kopi Luwak de Lampung, en la isla indonesia de Sumatra, rechaza las acusaciones de PETA: "Las civetas no son dañadas en nuestras instalaciones. Todos los animales reciben alimentos nutritivos, incluida fruta. Nunca las forzamos a comer bayas de café. Ellas solo comen los granos tras haber disfrutado de una comida adecuada", declaró Hadi al diario "The Jakarta Post".

Hadi asegura que en su granja alrededor de unas 20 civetas pueden digerir y expulsar hasta 300 kilos de café al mes para ser procesado. El empresario además rechaza la idea de recoger el producto en el hábitat natural de los animales, puesto que no se podría certificar su calidad o condición.

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"Cuando hay demanda de un producto animal, la realidad es que el beneficio económico prevalece. A pesar de que sea imposible mantener viable esta industria colectando los granos de los animales salvajes", critica la activista de PETA respecto a las marcas que se autopromocionan como de "origen silvestre".

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