Durante los últimos dos años, Gregory Berns, líder de la investigación y profesor de neuroeconomía de la Emory University en Atlanta, Georgia, y un grupo de colegas suyos han entrenado a perros para que entren en máquinas de resonancia magnética, despiertos y de manera voluntaria, con el fin de estudiar su cerebro.
Con la colaboración del entrenador de mascotas Mark Spivak,
Las reacciones de los animales fueron analizadas mientras que estos eran expuestos a sensaciones relacionadas con sus dueños, con otros perros cercanos y con cosas que no conocían. En las imágenes neurológicas se encontró que el núcleo caudado, una importante zona del cerebro altamente relacionada con la memoria emocional, rica en receptores de dopamina, se activa al contacto con olores e imágenes conocidas, tal y como en los seres humanos.
Los resultados de la investigación precedida por el también autor del libro “Cómo nos aman los perros: un neurólogo y su perro adoptado descifran el cerebro canino”, fueron revelados parcialmente. Entre ellos se encuentran los datos que confirman que los perros, y probablemente los demás animales, también tienen emociones.
Las intenciones de Berns son contribuir a que los humanos empiecen a reconocer a los animales como semejantes en muchos aspectos y, por tanto, respeten su integridad y valoren su vida como él mismo afirma.