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Magnicidio en Haití: informe revela dudas sobre la ejecución del crimen y el papel de militares (r)

Noticias Caracol conoció el reporte preliminar compartido con oficiales de inteligencia colombianos que apoyan la investigación. Paso a paso de cómo fue asesinado el presidente.

Magnicidio en Haití: informe revela dudas sobre la ejecución del crimen y el papel de militares (r)

La comisión de inteligencia de Colombia que viajó a Haití recibió por parte de las autoridades de ese país un primer informe sobre el magnicidio del presidente Jovenel Moise.

El reporte, conocido en primicia por Noticias Caracol, incluye los testimonios de al menos 30 personas, entre miembros de la seguridad presidencial, los empleados de la casa del mandatario, los vecinos del sector, agentes de migración haitianos, y de ciudadanos que habían tenido algún contacto con los colombianos.

Los testigos tienen un dato en común y es el más comprometedor para el grupo de exmilitares colombianos: que en la madrugada del miércoles pasado, cuando ocurrió el magnicidio, los vieron llegar en al menos cuatro camionetas blindadas, que los vieron bajarse y ubicarse en esquinas aledañas, en las casas vecinas y en la puerta de la residencia del presidente y que portaban radios, chalecos antibalas y que entraron gritando que era un operativo de la DEA.

Los guardias de la seguridad presidencial, que también son investigados por su presunta participación en el magnicidio, aseguran que los exmilitares colombianos los redujeron y los amordazaron y que ahí los tuvieron encerrados mientras realizaban el crimen.

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También manifestaron que todos eran blancos, que todos hablaban o en inglés o en español, que a varios de ellos los habían visto merodeando el sector varios días antes.

Dos testigos más del servicio doméstico del presidente aseguraron que al menos cinco de los hombres armados los amenazaron, los amarraron en un cuarto contiguo de la casa y que desde allí escucharon ráfagas de disparos, gritos y hasta las súplicas del presidente para que no lo mataran.

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El examen forense reseña que el mandatario recibió 12 disparos, que le sacaron el ojo izquierdo y que tenía múltiples golpes en todo el cuerpo.

El informe oficial haitiano señala que la esposa del presidente, que estaba al lado de él, herida, fue sacada del lugar por los primeros en llegar y que hacen parte de la policía de Haití, versión que es respaldada por varios testigos.

Según el reporte de la policía haitiana, en el caos de la huida, varios de los sicarios se refugiaron en la embajada de Taiwán. Otros intentaron huir a barrios vecinos donde fueron retenidos por los mismos pobladores que, incluso, intentaron lincharlos.

El informe oficial da cuenta de que unos más se escondieron en otra casa del mismo barrio donde vivía el presidente y duraron al menos dos horas resistiendo el ataque de la policía que, finalmente dio de baja cuatro de ellos, dos de nacionalidad colombiana.

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Los demás fueron capturados y presentados como los presuntos responsables del magnicidio. Dice la policía de Haití que en su poder tenían armas, discos duros con los datos de las cámaras de seguridad de la casa presidencial. Según el reporte, en poder de uno de los detenidos estaba la chequera del presidente.

Principales dudas sobre lo sucedido en Haití

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La delegación colombiana recibió el reporte que, si bien tiene detalles muy comprometedores sobre la posible participación de los colombianos en el magnicidio, tiene vacíos y plantea muchas dudas para los investigadores colombianos, pero incluso también para muchos sectores de Haití que no creen del todo esta versión oficial.

Puede ver: Colombiano en Haití pide ayuda para salir del país ante temor a represalias por magnicidio

Por ejemplo, nadie entiende y esa versión la manejan líderes políticos haitianos y hasta jueces de esa nación, cómo, un grupo tan entrenado, tan especializado en ese tipo de acciones como el que se supone ejecutó el magnicidio, no tenía preparado el plan de huida, porque, según las versiones de la misma policía haitiana, el escape fue caótico y desordenado.

El otro gran interrogante es si los exmilitares colombianos que se suponen iban en esa misión, ¿por qué entraron de manera legal a Haití?, ¿por qué estaban hospedados en casas incluso cercanas a la residencial del presidente sin que nadie sospechara o nadie se percatara?

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Y el interrogante más importante: ¿por qué si los militares retirados colombianos iban a realizar semejante acción, que se supone implica una reserva absoluta, días antes algunos de ellos publicaron en sus redes sociales fotos de turismo en República Dominicana, nación vecina de Haití, dejando rastro de su recorrido?

Además, ¿por qué familiares y compañeros de los capturados o abatidos, insisten en que fueron contactados para un trabajo de seguridad?

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Este lunes llegará a Puerto Príncipe, capital de Haití, una delegación del FBI que comenzará a colaborar en la investigación de un episodio que tiene muchas preguntas sin responder, muchas dudas y contradicciones sin descifrar y a un grupo de exmilitares colombianos en la mitad de un gran problema que no apunta a ser resuelto pronto.

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