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Mujer de 102 años encuentra por fin la tumba de su bebé, tras más de siete décadas

Marjorie Rigby nunca pudo olvidar aquella niña que nació muerta en 1946. Ningún médico habló con ella tras el doloroso episodio y solo la enviaron a casa.

Mujer encontró la tumba de su bebé, después de 76 años
Tras tres días de trabajo de parto, la bebé de Marjorie Rigby nació muerta.
Pixabay

Una tatarabuela de 102 años ha encontrado por fin paz en su alma tras encontrar la tumba de su bebé, luego de que esta muriera en el nacimiento hace 76 años.

Marjorie Rigby, una británica, contó a la BBC su dolor todos estos años. Tras estar en trabajo de parto por tres días, en septiembre de 1946, escuchó la conversación entre el médico y la partera: “Ese bebé está muerto, la llevaremos al hospital”.

“Prefirió hablar con ella, en vez de decírmelo a mí”, se lamenta Marjorie. Aunque la bebé ya estaba muerta ella tuvo que entrar a parto.

Pero nunca supo qué pasó después de eso. “Me devolvieron a mi habitación y me dejaron allí. Nadie vino a hablar conmigo o a decirme cómo podía seguir con mi vida”, cuenta.

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La dieron de alta dos semanas después. “Solo regresé a casa y seguí con la vida”, explica la mujer, quien sirvió en las fuerzas femeninas auxiliares de la Fuerza Aérea durante la II Guerra Mundial.

Y aunque tuvo dos hijas más, nunca olvidó a la primera, a quien llamó Laura.

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“Cada año recibía una agenda por Navidad y lo primero que hacía era escribir en el 3 de septiembre ‘cumpleaños de Laura’”, recuerda.

A principios de este año, vio un especial de la BBC sobre una mujer que encontró la tumba de su bebé fallecido después de 61 años.

Tras ver el programa, Angela Rigby, hija de Angela, investigó y encontró a la fundación Brief Lives Remembered.

Esta halló la tumba de Laura en un cementerio de Stockport y ayudó a la familia a conseguir el certificado de defunción, algo que significó bastante para ellos.

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“Descrubrimos que nuestra hermana tuvo su propio pequeño cajón y que había sido enterrada con otros cinco bebés y un adulto en una tumba sin marcar. Le contamos a mamá y fuimos con ella a colocar flores del jardín. La cara de tranquilidad de mi madre valió la pena. Fue maravilloso”, revela Angela.

Marjorie dice que ya puede “sentir una especie de paz”. “Ha sido un gran alivio saber dónde está y que la pusieron en un cajón”, concluye.

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