Un niño puso la lengua en un poste congelado y se le quedó pegada, una clásica travesura que, aunque se sabe que terminará mal, algunos siguen haciendo.
Para fortuna del menor un transeúnte que iba cerca lo escuchó llorar y llamó a las autoridades.
El niño puso la lengua en un poste congelado y bastó agua tibia para liberarlo. Ocurrió en la región de Xin Jiang, en China.