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Obama, Bush y Clinton se ofrecen como voluntarios para ponerse la vacuna contra el COVID-19

Incluso, prometieron hacerlo ante cámaras de televisión. Según un reciente sondeo, el 49% de las personas en Estados Unidos no quieren la inmunización.

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En unos días, la vacuna contra el COVID-19 se empezará a distribuir en Estados Unidos. Aunque más de uno pensaría que la gente está haciendo fila, curiosamente, hay muchos que no se la quieren poner.

“Yo no me pondría la vacuna”, comentó Guadalupe Taboada.

Unos temerosos prefieren esperar.

“Yo creo que si todo el mundo se la pone ya no habría tanta posibilidad de que uno se enferme”, afirmó otra ciudadana.

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“Hay una cierta desconfianza y, probablemente, la razón es que siempre las vacunas han tomado un tiempo muy largo para desarrollarse”, explicó Carlos Rivero, médico internista del Hospital Coral Gables.

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Lo cierto es que los números preocupan a los científicos. En un reciente sondeo nacional del Centro de Investigaciones Pew, el 49% de los encuestados dijo que no se pondría la vacuna contra el COVID, mientras que un 51% sí aceptaría hacerlo.

“¡Yo sí me la pongo, porque hay que protegerse! Si sirve o no sirve, yo sí me la pongo”, sostuvo Francisca Rincón

Algunos especialistas aseguran que aquellos que la rechazan estarían poniendo en riesgo su salud. Otros, entienden la desconfianza.

“Nos inundan con información de que una vacuna es efectiva en el 95%, al otro día salen que la otra lo es en el 90%, pero que la anterior debe tener unas condiciones de distribución y almacenamiento específicas y si no se daña. Hay cierta información que es muy difícil de procesar para las personas del común que no están familiarizadas con el lenguaje médico, esto hace que la desconfianza crezca un poco”, expuso Rivero.

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Precisamente, para dar un mensaje de confiabilidad en la vacuna, los expresidentes de Estados Unidos George Bush, Bill Clinton y Barack Obama se ofrecieron a vacunarse ante las cámaras de televisión, tan pronto la FDA apruebe la vacuna.

Mientras tanto, en las empresas se analiza la posibilidad de que la inmunización de los empleados sea obligatoria. En el caso de la influenza, la vacuna se puede exigir solo si esta es esencial para el funcionamiento de su negocio. Sin embargo, en el caso de COVID aún no está tan claro.

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