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Olena Kurilo, el primer rostro de la guerra de Ucrania

Un año después de la invasión de Rusia a Ucrania, Olena Kurilo, el llamado rostro de la guerra, rememora los fatídicos hechos y cómo se proyecta a futuro.

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El nombre Olena es la variante ucraniana del nombre Helene, el cual significa antorcha de luz. Así mismo, se le asocia con una deslumbrante belleza, atada a su relación con la mitología griega. Olena Kurilo le hace justicia a su nombre. La maestra de 53 años posee una belleza propia de los estándares europeos y se convirtió en una antorcha de la manera más inesperada posible: su rostro es un emblema de la guerra de Ucrania.

Todo comenzó el 24 de febrero de 2022. A las 5 de la mañana el estruendo de los primeros bombardeos anunciaban la invasión rusa a su país. "Todo voló hacia mí. Fue literalmente una fracción de segundo, pero recuerdo muy bien cada fragmento de vidrio. Se sentía como una especie de sueño. Cuando el vidrio me cubrió, todo quedó en completo silencio durante 10 segundos, y luego escuché gritos". Al salir observó cómo su vecino lloraba al lado del cuerpo de su hijo, un niño, el cual estaba tendido en la escalera.

En medio del caos, 3 fotógrafos documentaban el momento. Bajo el lente Aris Messinis se captaría una imagen que le dio la vuelta al mundo; en esta se muestra a Olena con una mirada aturdida y vendas sobre la ceja y el pómulo derecho. Sangre seca le recorre los primeros cabellos rubios que le llenan la cabeza, y bajo una chaqueta negra toma aliento para abrirse paso por la ciudad en busca de refugio.

“Sucede que mi foto fue la primera que se convirtió en una especie de símbolo de la guerra en Ucrania. Este tipo de popularidad es en realidad una carga muy pesada", reconoció Kurilo un año después de los hechos desde su residencia en Polonia, lugar que la acogió como refugiada después de abandonar Chuguev.

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El misil causó que un vidrio se incrustara en la retina de su ojo derecho, haciéndola atravesar por 4 cirugías para devolverle la salud visual. Las heridas físicas han ido sanando con el tiempo, sin embargo, el impacto mental que la guerra ha causado en ella será mucho más difícil de reparar. Admite que se encuentra trabajando su síndrome de estrés postraumático con una psicóloga, especialmente por las fuertes pesadillas que atormentaban sus noches. “Ahora en mis sueños todavía hay bombas, pero logro controlarlos de alguna manera".

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El día de la invasión declaró herida ante cámaras que se pondría de pie y haría todo lo que pueda por Ucrania, estando siempre del lado de su patria. Un año después, y sin señales claras de una posible baja de armas por parte de Rusia, Olena ha usado su imagen, aquella que inundó los medios a nivel mundial, para poder recaudar fondos para su país y ayudar a los más necesitados, especialmente a aquellos menores huérfanos a consecuencia de los actos violentos.

Aris Messinis, el autor de la imagen, cubrió los hechos en el país de Europa del este durante 3 meses. Reconoce en una entrevista con AFP que su labor de reportar las consecuencias de la guerra es probablemente una de las partes más importantes de su oficio, debido a que captura aquellos momentos clave que las generaciones futuras aprenderán en la escuela. AFP destaca que el trabajo que “su obra muestra el devastador coste humano de una guerra que ya ha causado miles de muertos y cuyo final nadie se atreve a predecir”.

Por ahora, Olena espera que la situación mejore y así poder volver a su amada Ucrania. Cuando piensa en lo primero que haría al retornar se visualiza comprando plantas y disfrutando de una taza de té caliente en su casa, la cual fue destruida por los misiles. Más allá de una vida tranquila y en paz, no pide mucho.

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