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Papa Francisco confesó a cinco jóvenes en Río de Janeiro

Foto de Margarita Rojas, enviada especial a Brasil. Noticias Caracol.
Foto de Margarita Rojas, enviada especial a Brasil. Noticias Caracol.

En un día soleado, tras las intensas lluvias de los pasados y siempre seguido por miles de personas que no dejaron de vitorearle y expresarle cariño, el papa ocupó uno de los 50 confesionarios instalados en el parque Quinta da Boa Vista y confesó a cinco jóvenes, tres muchachos y dos muchachas, en el acto más íntimo y reservado de los programados durante la JMJ.

Para respetar la privacidad del encuentro con los cinco jóvenes, el confesionario elegido estaba en un lugar reservado del parque.

Los jóvenes, tres brasileños, un venezolano y una italiana, dijeron haber sentido "una gran emoción" por ese privilegio y subrayaron que la sencillez y la franqueza del papa facilitaron la confesión.

Con este gesto, Francisco siguió el ejemplo de Benedicto XVI, que en la JMJ de Madrid de 2011 también confesó a cuatro chicos, dos hombres y dos mujeres, en el Parque del Retiro.

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Visita a jóvenes en prisión

Tras las confesiones, el papa se trasladó en el papamóvil descubierto al palacio arzobispal de Río de Janeiro, donde mantuvo un encuentro privado con cinco jóvenes que están en prisión.

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La reunión se celebró en una sala de la planta baja, ante la presencia de educadores de detenidos. Debido a que se trató de un acto muy reservado, no se informó de más.

Ángelus

Después rodeado de vivas, aplausos y eslóganes como "Esta es la juventud del Papa" por decenas de miles de personas, se asomó al balcón central del palacio arzobispal para el rezo del ángelus.

Recordó que este viernes la iglesia festeja a San Joaquín y Santa Ana, padres de María y abuelos de Jesús, y subrayó que los dos santos forman parte de "esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios, en el calor de la familia".

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Resaltó la importancia que tienen los abuelos en las vidas de las familias y el valor del diálogo intergeneracional.

"Los niños y los ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida. Esta relación, este diálogo entre las generaciones, es un tesoro que tenemos que preservar y alimentar", dijo.

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"¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!", dijo.

Francisco recordó que en muchos países del mundo se celebra la fiesta de los abuelos, tras lo que afirmó: "¡Qué importantes son los abuelos en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad!".

El obispo de Roma manifestó también que es muy importante el encuentro y el diálogo intergeneracional, sobre todo dentro de la familia.

En esa línea dijo que el documento final de la V Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (Celam) señala que "niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos, los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida".

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Francisco agregó que esa relación, ese diálogo entre las generaciones, "es un tesoro que tenemos que preservar y alimentar".

Aseguró que en estas Jornadas de la Juventud, los jóvenes saludan a los abuelos "con todo cariño y les agradecen el testimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente".

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El papa argentino invocó a María para que proteja a las familias, las haga "hogares de fe y de amor, en los que se sienta la presencia de su hijo, Jesús".

Tras el ángelus, se reunió con los miembros del comité local de la JMJ y almorzó en el palacio arzobispal con doce jóvenes, dos por cada continente, más otros dos brasileños.

En la misa privada que celebró a primeras horas de la mañana, expresó el deseo de "envejecer con sabiduría y dignidad".

"¡Que sea como el buen vino, que cuando envejece mejora! ¡Que Dios nos done la gracia de envejecer con sabiduría, de envejecer con dignidad!", dijo ante numerosos jesuitas -la congregación a la que pertenece- que asistieron a la ceremonia.

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Río de Janeiro

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