Las explosivas declaraciones hechas por el alcalde de Osaka en Japón despertaron la ira de las mujeres en Asia.
Las primeras reacciones se presentaron en Corea del Sur. Allí las mujeres rechazaron las palabras de Hashimoto, quien, a pesar de reconocer que las asiáticas fueron obligadas a prostituirse, dijo que fueron el descanso de las tropas niponas en el campo de batalla.
Historiadores calculan que Japón forzó a más de 200 mil mujeres a la esclavitud sexual, razón por la cual el Gobierno de ese país pidió perdón en el 2007.
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