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Rescatan en Turquía a seis miembros de una familia, tras estar 102 horas bajo concreto

El padre de la familia salvada en Turquía tomaba la mano de uno de sus hijos mientras era trasladado en una camilla. La fortaleza de muchos bebés ha sorprendido a los socorristas.

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Las historias de vida siguen sorprendiendo en Turquía y Siria, donde los muertos llegan a casi 23 mil tras el terremoto de 7,8 registrado en la madrugada del lunes 6 de febrero. Más de 100 horas han soportado decenas de personas bajo el hierro retorcido y toneladas de concreto y que poco a poco van viendo la luz.

Uno de los milagrosos rescates ocurrió en la provincia de Hatay. Un buen augurio para los socorristas son pequeños huecos por donde se filtran las débiles voces de quienes ruegan por auxilio.

De uno de esos orificios, cuidadosamente abierto para que cupiese una persona, una familia de seis pudo ser rescatada después de pasar 102 horas entre la oscuridad del concreto.

Mientras el padre era llevado en camilla hacia la ambulancia, un joven que parecía no creer lo que veía decía ‘papá’, mientras el padre sereno sostenía su mano y también tomaba con delicadeza su rostro.

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La ayuda humanitaria está llegando a Turquía, pero el acceso a Siria, en guerra y con su régimen sancionado por la comunidad internacional, es mucho más complicado.

La guerra destruyó hospitales y causó problemas en el suministro de electricidad y agua en esa nación, pero la ONU solo puede enviar ayuda a las zonas rebeldes del noroeste a través del cruce de Bab al Hawa en la frontera con Turquía.

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Según Naciones Unidas, las carreteras por ese paso están en muy mal estado y eso complica el suministro de ayuda.

"En cuanto [el paso] esté completamente operativo, habrá enormes cantidades de provisiones listas para entrar" en Siria, indicó Michael Ryan, encargado de la gestión de situaciones de emergencia en la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Hoy, el terremoto atrae de nuevo la atención, pero el mundo se ha olvidado de Siria", denunció.

La diplomacia turca afirmó que está trabajando para abrir otros dos puntos de paso "con las regiones bajo el control del gobierno" sirio "por razones humanitarias".

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El gobierno sirio anunció que autorizará el suministro de ayuda internacional a zonas controladas por los rebeldes, con la "supervisión" del Comité Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja siria.

"Abandonados"


A uno y otro lado de la frontera, miles de viviendas quedaron destruidas y los socorristas redoblan esfuerzos, aunque las posibilidades de encontrar personas con vida se apagan una vez expirado el periodo de tres días que los expertos consideran crucial.

La situación, agravada por un frío glacial, llevó este viernes al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en lucha armada contra el ejército turco desde 1984, a suspender temporalmente sus "operaciones" en Turquía.

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A la zona acudieron centenares de rescatistas internacionales.

Unos treinta mineros recorrieron mil kilómetros desde Zonguldak, cerca del mar Negro, hasta Antakya para ayudar en las labores de búsqueda. En esa ciudad del sur de Turquía fueron rescatados este viernes un bebé de 18 meses y su hermano, informó la cadena NTV. Ambos fueron encontrados con vida entre los escombros de su vivienda.

Una niña de 3 años también fue rescatada en esa localidad, muy castigada por la catástrofe.

El enfado crece en Turquía contra la respuesta del gobierno, juzgada insuficiente y tardía. El mismo presidente Recep Tayyip Erdogan reconoció "deficiencias".

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"La gente que no murió por el terremoto ha sido abandonada a morir en el frío", dijo Hakan Tanriverdi en la provincia de Adiyaman, una de las zonas más castigadas.

"Ni Estado, ni policía, ni soldados. ¡Qué vergüenza! Nos han abandonado a nuestra suerte", declaró Mehmet Yildirim, otro vecino.

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El presidente turco esbozó una suerte de mea culpa este viernes. "Hubo tantos edificios dañados que desafortunadamente no pudimos acelerar nuestras intervenciones como hubiéramos querido", afirmó el jefe de Estado durante una visita a Adiyaman.

Según los últimos balances oficiales, el sismo, de magnitud 7,8 y que estuvo seguido de más de un centenar de réplicas, dejó al menos 22.765 muertos, 19.388 de ellos en Turquía y 3.377 en Siria.

La OMS estima que 23 millones de personas están "potencialmente expuestas, de las que unos cinco millones [son] vulnerables" y teme que se desencadene una crisis sanitaria.

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