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Shanghái, una ciudad dividida por el COVID-19

Tras dos años del inicio de la pandemia, el motor económico de China se encierra con una estrategia de confinamiento por fases.

CHINA-HEALTH-VIRUS
Gente caminando alrededor de Bund, una zona de Shanghái que ya entró en confinamiento.
HECTOR RETAMAL/AFP

Una ciudad dividida en dos por cuenta del COVID-19, Shanghái, la más grande de China con cerca de 26 millones de habitantes, vive días que se creían impensables en esta nueva fase de la pandemia por cuenta de los confinamientos, que parecían medidas tomadas en los días más difíciles de 2020.

China experimenta su pico de contagios, el más alto desde que se detectó el virus en su territorio. Hace unos días, Hong Kong era el epicentro de la nueva ola, atribuida a la variante ómicron y a la resistencia de los adultos mayores a la vacuna contra el COVID-19.

Un escenario con hospitales colapsados. Los pacientes tenían que ser atendidos afuera de los centros de salud, incluso habilitaron hoteles para poder atender la emergencia. Días después, esta preocupación se trasladó a Shanghái, una de las ciudades más prósperas de China. Allí se han detectado más de 4.000 contagios diarios en promedio, un récord de casos para la ciudad.

Desde el 28 de marzo de 2022, más de 12 millones de habitantes estuvieron confinados en la capital económica de China, nuevamente se venían las calles desoladas que parecen del inicio de la pandemia.

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La estrategia para frenar los contagios

Consiste en confinar a la mitad de la ciudad para hacer pruebas masivas. La primera fase del cierre se implementó hasta el 31 de marzo, este viernes, 1 de abril, comenzó la nueva fase que afecta a la otra mitad de la población.

La medida tomó por sorpresa a los ciudadanos, pues las autoridades habían prometido inicialmente que evitarían el cierre, pero el domingo 27 por la noche la decisión fue otra. La mitad de Shanghái debería quedarse en casa por cuatro días. La orden causó compras desesperadas en los supermercados, lo que ha originado estantes vacíos y escasez de alimentos.

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Shanghái, cuna de la cultura juvenil, la moda y de las finanzas internacionales de China, está parcialmente paralizada. Un cierre en cámara lenta que ha parado su acelerado ritmo de vida.

Con la política de cero COVID, las autoridades locales atajan a como de lugar el brote que está en su peor fase en dos años. Pues los contagios siguen creciendo a pesar del confinamiento.

El confinamiento ha despertado el descontento en los ciudadanos, que, cansados como el resto del mundo por la pandemia, vuelven a vivir días de incertidumbre.

Mientras el mundo aprende a convivir con el virus, con la relajación de las medidas anticovid casi en su totalidad, varias ciudades chinas tienen que volver a vivir y recordar los días más sombríos del virus.

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Ahora, los habitantes esperan nuevas directrices por parte de los funcionarios locales, pues el paso a seguir después de que se acabe el segundo confinamiento es incierto, incluso para las mismas autoridades.

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