Antes de un encuentro interreligioso en la residencia del arzobispo de esta ciudad, el pontífice recorrió algunas calles en el tradicional 'rickshaw' en Bangladés.
El vehículo, totalmente nuevo, había sido personalizado con barreras de seguridad para la ocasión.
"Sonrió todo el camino. Estoy seguro de que apreció el trayecto", aseguró el padre Augustine Bulbul Rebeiro que siguió a pie este insólito cortejo papal.
El guía de la bicicleta demostró estar encantado de llevar a tan prestigioso pasajero, que le dio las gracias con un pellizco en la mejilla.
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"No sé cómo expresar mi alegría ¡Estoy tan emocionado!", exclamó Sagar Corraya, el conductor.
En Bangladés, estos taxis baratos y numerosos están a menudo decorados de todos los colores.
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Cultivando su imagen del "papa de los pobres", Francisco hizo su entrada este viernes por la mañana en una gran misa al aire libre en Daca en la parte trasera de una modesta camioneta, a la que se había fijado un cristal de protección.
En un ambiente sencillo y festivo, el jerarca de la Iglesia católica presidió una ceremonia ante 100.000 fieles de la minúscula comunidad católica de esta nación, país de 160 millones de habitantes, de mayoría musulmana y considerado uno de los más pobres del planeta.
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