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Estudiantes de 89 países dejan salones de clase para protestar contra calentamiento global

Estudiantes de 89 países dejan salones de clase para protestar contra calentamiento global

‘Viernes para el futuro’ es el nombre que jóvenes de mil ciudades dieron a la protesta por la falta de acción frente a este fenómeno mundial.

La movilización inició en Asia, África, Australia y Europa.

Los jóvenes abandonaron sus escuelas y ocuparon calles en ciudades como Wellington, Sídney, Bangkok, Hong Kong, Kampala y Roma, en el marco de esta huelga estudiantil internacional llamada a extenderse durante la jornada de Boston a Bogotá, pasando por Daca, Durban, Lagos o Londres.

Convertida en símbolo de este movimiento, la adolescente sueca Greta Thunberg se plantó como cada viernes ante el parlamento de Estocolmo, esta vez rodeada de una treintena de manifestantes.

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"No soy el origen de este movimiento. Ya estaba allí. Solo requería una chispa para encenderse", dijo Thunberg, mientras un manifestante agitaba una pancarta con un juego de palabras en alusión a su compañera: ‘Make the planet Greta again’.

"Vivimos una crisis existencial ignorada durante décadas. Si no actuamos ahora, será demasiado tarde", señaló Thunberg, de 16 años.

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"¡Únanse!"

En Francia un grupo de jóvenes bloqueó a primera hora la entrada de la sede del banco Société Générale en la Defensa, el barrio de negocios a las afueras de París, para denunciar su financiación nociva para el clima.

Algunos agitaban pancartas mientras otros cantaban "¡No nos miren, únanse a nosotros!".

Muchos jóvenes no acudieron a clase en varias escuelas de Uganda, un país que "sufre deslaves, inundaciones, donde la gente muere debido al cambio climático", denunció Leah Namugera, de 14 años, durante una protesta en una escuela cristiana en la concurrida carretera entre Kampala y Entebbe.

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Algunos profesores y líderes locales trataron en varias ciudades de persuadir a sus estudiantes de no hacer huelga, pero estos esfuerzos fracasaron en su mayoría.

En Nueva Zelanda las escuelas advirtieron que marcarán la ausencia de los estudiantes que falten a clase.

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"Nos preocupa que los estudiantes estén perdiendo un buen tiempo de aprendizaje", señaló el presidente la Asociación de Directores de Secundaria, Michael William.

Manifestarse en vez de estudiar

En Australia el ministro de Educación, Dan Tehan, también cuestionó las protestas.

"Que los estudiantes abandonen las escuelas durante el horario de estudios para protestar no es algo que deberíamos estimular", dijo el funcionario en una entrevista de radio.

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Pero los activistas han recibido el apoyo de la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, que dijo que era importante para las jóvenes generaciones enviar un mensaje.

"No subestimen el poder de su voz", dijo la líder de 38 años a los estudiantes en el parlamento esta semana. "Muy a menudo decimos que para tener un impacto debemos tener la edad para votar. Este no es el caso", indicó.

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Josei Mason, una estudiante de 20 años de la universidad de Wellington, aseguró estar "emocionada por el hecho de que los jóvenes estén siendo escuchados y posicionándose en este momento".

"Llaman a nuestra generación 'slacktivist' [activistas de sofá] porque es muy fácil decir que vas a ir a un evento en una página de Facebook o que te gusta algo, pero luego realmente no haces nada", subrayó.

El calentamiento sigue adelante

A pesar de 30 años de advertencias sobre las graves consecuencias del calentamiento global, las emisiones de dióxido de carbono alcanzaron niveles récord en 2017 y el año pasado.

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Los científicos están de acuerdo en que seguir cargando la atmósfera con gases de efecto invernadero al ritmo actual puede conducir a un planeta en el que no se pueda vivir.

"Sobre el cambio climático, tenemos que reconocer que hemos fallado", dijo Thunberg ante la clase dirigente mundial en Davos en enero.

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El tratado de París sobre el clima alcanzado en 2015 exige situar la temperatura del planeta "por debajo" de +2 ºC e idealmente + 1,5 ºC.

El calentamiento del planeta está actualmente en camino de duplicar esa cifra.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU advirtió en octubre que solo una completa transformación de la economía global y de los hábitos de consumo podría impedir una catástrofe climática.

Mientras se preparaba para marchar desde el centro de Wellington hasta el parlamento, la estudiante Abigail O'Regan, de 20 años, dijo que le preocupaba que para cuando estuviera formando una familia, el planeta fuera un lugar inhabitable.

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"Siento estrés y ansiedad, y miedo por mi futuro", afirmó.

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