Advertisement

Advertisement

Advertisement

Advertisement

Push Noticias Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
Ahora no
Activar

Advertisement

Salón de belleza para transgéneros reta tradiciones conservadoras de Pakistán

Salón de belleza para transgéneros reta tradiciones conservadoras de Pakistán

Al apostarle a esta arriesgada idea, la dueña de la peluquería fue rechazada por clientes que incluso le negaban el saludo.
El salón de belleza de Bebo Haider es pequeño, luminoso y está decorado con tres grandes fotografías, las de modelos transgénero que se convirtieron en sus clientes, debido a ser uno de los pocos lugares en ese país que los atiende sin juzgar.
El establecimiento es propiedad de Haider, una transgénero que llegó a Karachi en 2003 con el sueño de convertirse en una esteticista.
Haider contó que pasaron dos años hasta que un cliente habitual del salón finalmente le devolvió el saludo. Luego de esa experiencia, decidió que trabajaría sola.
Las personas transgénero -conocidas en Pakistán como ‘khawajasiras’ - han luchado durante mucho tiempo de forma organizada y políticamente activa por sus derechos en ese país profundamente patriarcal y conservador.
Pero, pese a avances como ser reconocidos legalmente como un tercer sexo, muchos todavía viven reducidos a la mendicidad y la prostitución, sometidos a extorsión y discriminación o violencia.
Haider ha luchado contra ese estereotipo desde que se afianzó con su primer trabajo, ya que comenzó a crecer políticamente y se tornó activista,
Luego se unió a organizaciones de derechos transgénero y, finalmente, se convirtió en la presidenta de Sabrang, un grupo comunitario.
Logró abrir su negocio cuando una organización holandesa dijo que quería financiar un proyecto para empoderar a la comunidad transgénero, oportunidad que ella y un socio aprovecharon para inaugurar su propio salón.
Una cliente contó que "cuando nos sentábamos junto a las damas en el salón, se sentían nerviosas, confundidas e incluso sentían repulsión de nosotras".
Sin embargo, el salón de Haider se ha vuelto, más que eso, ahora es un espacio seguro para que sus clientes se arreglen y peinen. "Este es un símbolo de empoderamiento transgénero", expresó.
El salón está localizado en el interior de un mercado muy popular, rodeado de supermercados y tiendas de leche, por lo que cuando Haider abrió el negocio, dijo, los vecinos eran tan hostiles que sintió miedo.
"Cuando llegué a la tienda, lucía un aspecto duro para que la gente no se atreviera a meterse conmigo", recordó.
También, les advirtió a sus clientes que se vistieran de manera conservadora y desplegó la estrategia que había funcionado tan bien antes: buenos modales.
Haider y otros activistas que la ayudan tiene la esperanza de que el salón sea apenas el primer paso en el camino hacia el empoderamiento económico de su comunidad.

  • Advertisement