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Enfermero no ha visto a su familia en 10 meses porque se encerró con abuelitos de un hogar

Jeison, quien vive en Bogotá, no ha dejado un solo día a estos adultos mayores. Su profesión no es sacrificio, sino vocación, dice.

SOLIDARIDAD DE ENFERMERO CON ADULTOS MAYORES.jpg

Un Año Nuevo es para estar en familia, pero Jeison ha tenido que estar lejos de ella en los últimos 10 meses por la pandemia. En realidad, así protege a los de su casa y al hogar de abuelitos Fe y luz en Bogotá.

Su profesión no es sacrificio, es vocación.

“El mejor protocolo a implementar era es estar aquí encerrados con ellos”, dice.

¿Es decir que usted no ha salido?, “no señora ni un día”.

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“Fue una decisión que al final la tomamos todos en grupo por el trabajo y también por la salud de los abuelos. Aquí estamos y nos quedamos aquí, permaneceremos hasta que nos sea posible una vacuna o podamos salir”, explica.

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Jeison tiene claro que su mamá y sus abuelos, que están en Santa Marta, y su esposa, en Bogotá, lo apoyan porque ha decidido servir a otros.

Pero los ángeles en Colombia están en todo lado. Por ejemplo, en La Guajira está Gerson, quien reparte alimentos a decenas de familias necesitadas y habitantes de calle.

Su motivación, un cáncer que solo le dada 7 meses de vida. Se sanó, se recuperó y no ha parado de servir.

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“Me pregunté no por qué me había sucedido esto, sino para qué me había sucedido esto. Un sacerdote amigo, el padre Jorge, me invitó a dar comida a los habitantes de calle esa noche. Vi un habitante escarbar de la basura y, sin oler nada, se mandó un bocado de la boca; eso me impresionó y comprendí que esa era la razón de ser”, señala Gerson.

Gerson, en Riohacha, y Jaison, en Bogotá, muestran que la solidaridad es solo cuestión de decisión y que todos podemos dar.

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