Una nueva especie de escarabajo fue descubierta por científicos en Colombia en el Carmen de Viboral, Antioquia. Este fue registrado durante las expediciones de Colombia Bio, las cuales son adelantadas por el Instituto Humboldt.Esta entidad aclaró que en el país todavía existen más de 100 especies de esta clase de insectos por descubrir.El nuevo descubrimiento se llamó Scatimus strenua, un escarabajo miniatura, de tan solo cinco milímetros de envergadura.Claudia Medina, etimóloga e investigadora, habló sobre los detalles de este animal: “Tiene dientes en el clípeo en la parte de la boca y una Karina en la frente. Es un escarabajo de color oscuro. Habita en zonas boscosas de la cordillera occidental de Colombia”.Los escarabajos ocupan el 70% de la diversidad de organismos del planeta Tierra y se tienen registros de su existencia desde hace más de 65 millones de años.“Nos indica que hay especies que todavía están por descubrirse en los bosques de Colombia. Se alimentan de frutas, carroña y excremento, por lo tanto, son muy importantes pues reciclan este tipo de material y lo devuelven al suelo”, indicó la investigadora.Otro factor que le da relevancia a este descubrimiento es para el campo de la ganadería y por ende para combatir la deforestación que causa el ser humano.“Todo el excremento de las vacas es aprovechado por estos insectos y los devuelven a la pastura, dándole así más salud al ecosistema”, narró Medina.El nombre, Scatimus strenua, según los investigadores, es en honor a las mujeres valientes que sobrellevaron el conflicto armado en el Carmen de Viboral, Antioquia, la zona del país en la que se descubrió esta especie.
Pionero de la investigación en genética y con gran prestigio internacional, falleció a los 81 años. Emilio José Yunis, médico de la Universidad de Antioquia, creó en la Universidad Nacional la Maestría en Genética y el Departamento de Biología. Fue famoso por sus investigaciones sobre tejidos, células y ADN. Su hijo Juan José Yunis, a través de Twitter, le dedicó el siguiente mensaje: "nos deja hoy una mente brillante, mi ídolo, mi padre, mi amigo, y mi profesor. Te tendré conmigo siempre padre mío. Emilio José Yunis Turbay 1937-2018". El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, lamentó el deceso del científico. En un trino, afirmó: "nos deja sus valiosos aportes a la ciencia, que son un legado para la humanidad". Reviva aquí una entrevista que Emilio Yunis le concedió al programa El Radar, del Canal Caracol, en el año 2009: ¿Cuál es el objetivo del estudio de células madre? | Noticias Caracol
Como un baldado de agua fría les cayó a los investigadores colombianos un decreto gubernamental que reglamenta la caza e impone un cobro a los académicos por recolectar animales silvestres para sus estudios. “Se asume que la actividad investigativa es sin ánimo de lucro, se le da tratamiento como actividad que conduce a lucro comercial. El interés básico es hacer una contribución de país”, dice el investigador Germán Amat que considera injusta la reglamentación. El entomólogo Carlos Sarmiento advierte la inconsistencia de la norma: “¿Quién va a acompañar a los investigadores a campo?, ¿tienen un ejército de especialistas para saber qué es lo que atrapamos?”, dice el especialista. Los investigadores ven ahora una paradoja en sus búsquedas científicas por territorios del conflicto. “Si antes no podíamos ingresar por violencia, ahora es porque la ley nos lo va a impedir”, lamenta Carlos Sarmiento. El panorama para los especialistas no se ve fácil. Según fuentes académicas, en Colombia el presupuesto de la investigación se ha reducido en cerca de un 35% en los últimos cinco años, cifra que afecta el desarrollo científico. Incluso el exministro de Ambiente Manuel Rodríguez le haya razón a los investigadores. “Lo único que tiene que hacer el Gobierno es dar incentivos para investigación. No le puede cargar a un investigador que le paguen al Gobierno por tener acceso a unos recursos de flora y fauna”, sostiene. El ministro de Ambiente, Gilberto Murillo, aseguró que el Gobierno está abierto al diálogo con los científicos para que la normatividad no los afecte.
La muerte silenció a uno de los más reconocidos cantantes vallenatos de Colombia: Jorge Oñate. Conocido como El jilguero de América o 'ruiseñor del Cesar', estuvo internado durante varios días en el Instituto Cardiovascular del Cesar y posteriormente fue trasladado al Hospital Pablo Tobón Uribe en Medellín, donde finalmente murió.A esa ciudad fue llevado en un avión ambulancia luego de que presentara una pacreatitis que comprometía su vida.Antes de ser internado en una UCI en el Instituto Cardiovascular del Cesar, Jorge Oñate le envió un mensaje de audio a su amigo Juan Alberto ‘el Cacha’ Acosta en el que le pedía seguir los cuidados que las autoridades recomiendan frente al COVID-19 y que continuara con lo que sabe hacer: componer música vallenata.“Cuídate hermano, tenemos que cuidarnos con este problema que hay de esta pandemia; aquí en estos momentos tan graves que estamos debes hacer tus cancioncitas también. Y es lo mejor, Cacha, estar ‘pegaos’ de Dios. Cuídese, cuide a su familia y de los que estén alrededor. No esté saliendo mucho y no deje llegar mucha visita a su casa”, le dijo el jilguero de América, según divulgaron medios locales.Pero otra fue la frase que más llamó la atención: “Aquí es donde estamos viviendo la verdad de la vida; aquí no vale plata ni poder ni que sea alto ni blanco. Esta es la verdad de la vida, el único que va a arreglar esto es Dios”.Jorge Oñate nació en 1949 (71 años) en La Paz, Cesar, donde dio sus primeros pasos en la música hasta llegar a grabar junto a otros grandes del vallenato.Jorge Antonio Oñate González, su nombre completo, deja un sinnúmero de éxitos, pero quizá el más recordado es Nunca comprendí tu amor.“Nunca comprendí tu amor cuando llegó y se fue de pronto // Como nube pasajera así llegaste tú y te fuiste // Te agradezco los momentos que a tu lado me ofreciste // Solo, quisiste divertirte conmigo un rato // Luego, todas mis ilusiones las dejaste a un lado // Porque alguien cercano a mí te calentó el oído”, dice este, uno de los temas de Jorge Oñate, quien se ganó un lugar entre los más grandes de la música vallenata.También tuvo polémicas: fue vinculado al proceso por el asesinato de su primo, el político Efraín Ovalle, oriundo de La Paz.
La difícil situación de violencia ha marcado definitivamente la riqueza cultural del Pacífico nariñense. Tumaco es uno de los más afectados, pero este municipio, conocido como la perla del Pacífico, es tierra de gente amable, exuberante naturaleza, arte, de la marimba de chonta.Allí sobresalen agrupaciones como Plu con Pla, que resisten por medio de la música, denuncian a través de sus letras, construyen memoria, dignifican a sus muertos y le cantan a la esperanza.“A Tumaco hay que registrarlo como tierra de gente negra, campesina, pescadores, agricultores, gente que se dedica al arte, a la tradición, a conservar nuestros saberes”, señala Hárold Tenorio, director del grupo.Asegura que, desde el arte, están tratando de sacar a los jóvenes de la violencia que actualmente afecta a la región.
Dos niños de 5 años y otros 4 menores de edad entre 15 y 17 años resultaron heridos en Buenaventura, occidente del Valle del Cauca, tras la explosión accidental de un artefacto que habían hallado minutos antes y con el que, sin saber de su peligro, decidieron jugar.“Seis menores de edad que se encontraban jugando en vía pública del barrio Juan 23 de Buenaventura resultan lesionados después de que encuentran un objeto lo manipulan y este explota”, aseguró el coronel Jorge Antonio Urquijo, comandante de la Policía del Valle del Cauca.La explosión, que generó pánico entre los habitantes de la comuna 8 del distrito, le provocó heridas por esquirlas en brazos y piernas a los menores, que permanecen en la clínica Santa Sofía del puerto vallecaucano bajo observación médica.“Fueron socorridos de manera inmediata por las autoridades que patrullaban en ese sector, fueron llevados a un centro asistencial”, afirmó Camilo Murcia, secretario de Seguridad del Valle del Cauca, al anotar que “están fuera de peligro”.El alcalde de Buenaventura, Víctor Hugo Vidal, indicó que los seis menores “están pendientes de algunas radiografías, pero, en general, las afectaciones, las esquirlas en su cuerpo, no generaron mayor daño”.Las autoridades ofrecieron una recompensa de hasta 20 millones de pesos por información que pueda dar con los responsables de este hecho, mientras el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar hace acompañamiento a los dos niños y cuatro jóvenes heridos, así como a sus familias.La Policía busca determinar con exactitud de dónde salió ese artefacto explosivo y cómo es que termina en las manos de los niños del barrio Juan 23, uno de los afectados en Buenaventura por el enfrentamiento entre bandas delincuenciales.
En Valdivia, norte de Antioquia, fue capturado alias ‘Felipe’, señalado cabecilla de la compañía Tarazá del ELN.Según el presidente Iván Duque, Neyder García Zapata lleva más de cinco años en el grupo guerrillero y tiene órdenes de captura por concierto para delinquir agravado.El operativo fue desarrollado por hombres de la Dijín de la Policía, Fiscalía y el Ejército. “Con esta captura se afecta el Frente ‘Darío Ramírez Castro’, dedicado, también, al narcotráfico, extorsión y minería ilegal”, indicó el mandatario en su cuenta de Twitter.
El tapabocas se ha vuelto un aliado durante la pandemia. Su uso impide que el coronavirus entre al cuerpo y, por ende, evita el contagio.Pero desecharlos de forma incorrecta puede terminar en contaminación, pues pueden terminar en los cuerpos de agua. Hoy día, ya se ven tirados en calles de Bogotá.Ocho millones de toneladas de plásticos ingresan al océano cada año. La situación puede empeorar si se suman los tapabocas, los guantes, las botellas de desinfectantes y otros.Aunque los tapabocas son esenciales para detener el contagio de COVID-19, los daños al medio ambiente y el impacto por su uso, los comenzaremos a sentir más adelante.“La pandemia se vive en los océanos desde hace muchos años. Todos estos plásticos terminan allí contaminando la fauna y afectando tantas especies”, manifiesta Fabio Arjona, director de conservación internacional en Colombia.Solo hacer el estimativo es desalentador. Si todos en Bogotá usamos tapabocas desechables, todos los días, durante un año, eso crearía más de 2.900 toneladas de residuos contaminados.“Estos elementos tardan hasta 200 años en descomponerse, estamos hablando de plásticos y de materiales que por seguridad no se pueden reutilizar”, añade Arjona.Los tapabocas, por transportar posibles virus y por sus materiales, no se pueden reaprovechar, por eso deben incinerarse en los rellenos. Pero, ¿cómo debemos desecharlos para evitar más desperdicios? Hay tres formas de aportar:1. Desinféctelos rociándolos con alcohol o cloro antes de botarlos2. Córtelos con unas tijeras, especialmente las tiras3. Arrójelos a la basura, no en las callesLa contaminación ambiental por estos elementos no es un problema local, sino mundial, por lo que dicen los expertos, mientras pasa la pandemia, los esfuerzos también deberán concentrarse en el problema del cambio climático y en construir practicas más sostenibles.