La carrera en relevo de 400 mts de cuatro atletas colombianos se sumó a los triunfos en karate, patinaje y tiro con arco en una jornada histórica para el país. La sorpresa del sábado llegó al final, en el relevo largo masculino, con un podio formado por el cuarteto de Colombia, seguido de Trinidad y Tobago y Estados Unidos. John Perlaza, Diego Palomeque, ambos líderes de las postas iniciales, John Solís, que perdió la ventana justo al entregar el testigo, y el campeón de los 400 planos Anthony Zambrano, que sobrepasó y mantuvo a raya al estadounidense Wilbert London, dieron el triunfo a Colombia con marca de 3:01.41. En la jornada también hubo oro para Sara López, Geiny Pájaro y Pedro Causil, ubicando al país en el puesto 7 de los Juegos Panamericanos. Sara López le da en el blanco a otra medalla de oro para Colombia Las colombianas siguen vistiéndose de oro en los Panamericanos: Geiny Pajáro ganó en patinaje
Ganó la final de tiro con arco compuesto y, junto al triunfo de los cuatro corredores en relevo largo de atletismo, completó para el país 27 preseas doradas. La mexicana Andrea Becerra ganó la plata y la estadounidense Paige Pearce obtuvo el cobre en la competencia donde Sara López reinó. Horas más tarde llegaría la gloria para los atletas colombianos Jhon Alejandro Perlaza, Diego Palomeque, Jhon Solís y Anthony Zambrano, que ganaron en relevo de 400 metros. Los otros oros de la jornada del sábado llegaron en patines con la actuación de Geiny Pájaro y Pedro Causil.
La cartagenera se colgó la medalla en la prueba de 500 metros en velocidad. El viernes se había llevado la plata en los 300 metros de contrarreloj. La guatemalteca Dalia Marenco llegó segunda y la de bronce fue para la mexicana Verónica Elías Alvarado en la disputa de este sábado. La victoria de Geiny Pájaro se suma, entre otras, a la de la Selección Femenina de Fútbol y la de Mariana Pajón en BMX.
Las futbolistas saborearon su primera presea dorada desde que este deporte se estrenó para deportistas mujeres en Winnipeg-1999. Las colombianas, que se habían quedado cerca del título hace cuatro años, cuando perdieron la final ante Brasil, lograron sacarse la espina al vencer 7-6 desde el punto penal a Argentina. El país se emocionó con su triunfo y uno de los primeros en festeja fue el Tigre Falcao, que reconoció su lucha para llegar hasta este punto. Otro en reconocer lo logrado fue el Pibe Valderrama. “Que vaina bacana”, comentó.
Se impuso a la brasileña Paola Reís y la venezolana Stefani Hernández para entregarle la presea dorada número 20 a Colombia. En la prueba celebrada en la Costa Verde de Lima, la colombiana cumplió con la expectativas y obtuvo su segundo título panamericano tras el ganado en Guadalajara-2011. Mariana Pajón tomó amplía ventaja e hizo un tiempo de 36.323 segundos. Fue escoltada por Reis, que ganó la plata con 37.583, y Hernández, bronce con 38.106 segundos. En la prueba masculina, el vencedor fue el ecuatoriano Alfredo Campo con 32.113 segundos, seguido por el brasileño Anderson Ezequiel con 32.493 y el argentino Federico Villegas, que se colgó el bronce con un tiempo de 32.714 segundos.
El ciclista cundinamarqués se impuso en la prueba del ciclismo de ruta, que se disputó sobre un recorrido de 37 kilómetros. Daniel Martínez, de 23 años, marcó un tiempo de 44:22, seguido por el brasileño Magno Do Prado Nazaret, que se llevó la plata a 1:54, y el chileno José Rodríguez, que se llevó el bronce a 2:02. "Esta medalla representa mucho para mi país (...) No ganamos una medalla en ruta hace mucho tiempo", dijo Martínez, que se refirió al frío de Lima como un obstáculo en los entrenamientos previos a la competencia. Agradecido con Dios y a los que han creído en él, el ciclista se mostró "contento de volver a las competiciones después de momentos muy duros y de una lesión" en la mano. Ciclismo de ruta: Contrarreloj individual masculino: Daniel Martínez Poveda (COL) - oro Magno Do Prado Nazaret (BRA) - plata José Rodríguez Aguilar (CHI) - bronce
Ganó la final del Keirin masculino en los Juegos Panamericanos. El venezolano Hersony Canelón consiguió plata y el argentino Leandro Bottaso completó el podio. Minutos antes, la canadiense Kelsey Mitchell obtuvo la medalla de oro en la prueba de velocidad femenina al vencer en la final a la colombiana Martha Bayona. La medalla de bronce fue para la mexicana Lux Gaxiola, que venció a su compatriota Jessica Salazar. El ciclismo en pista ya quedó en el mejor recuerdo de los Juegos de Lima-2019 dado que fue en esta disciplina donde Estados Unidos alcanzó este domingo su oro 2.000 en la historia de los Panamericanos, con el triunfo de Christina Birch y Kimberly Geist en el madison femenino. La superpotencia obtuvo el simbólico registro en la edición 18 de las justas, con una cuenta iniciada en Buenos Aires-1951, según el medallero histórico de la Organización Deportiva Panamericana (Panam Sports, conocida previamente como Odepa). Entretanto, con el buen desempeño de este fin de semana, Colombia llegó a las 15 medallas de oro, 12 de plata y 14 de bronce. Vea, además: Ola de medallas: Colombia gana dos oros en surf en los Juegos Panamericanos
Isabella y Giorgio Gómez se quedaron con los primeros títulos continentales en la modalidad de surf en SUP. Mientras que las medallas de plata fueron para los peruanos Vania Torres y Tamil Martínez, respectivamente. La brasileña Chloe Calmon le dio a su país la segunda presea dorada panamericana en este depote - que hizo su debut continental en Lima - al ganar la prueba de Longboard femenino, seguida de la peruana María Fernanda Reyes (plata) y la canadiense Mathea Dempfle-Olin (bronce). Perú por fin pudo festejar su oro en la Playa de Punta Rocas, 60 km al sur de Lima, cuando el crédito local Benoit Clemente, tricampeón mundial de la especialidad, ganó la medalla de oro del Longboard masculino al vencer en la final al uruguayo Julián Schweizer. El bronce fue para el estadounidense Cole Robbins. Más tarde, la peruana de 17 años Daniella Rosas obtuvo el título panamericano en Open surf y el pase a los Juegos de Tokio-2020, donde el deporte de las olas hará su estreno olímpico. Con una puntuación de 13,93, Rosas venció en la final de la prueba emblemática del surf a la ecuatoriana Dominic Barona, que hizo 12,50 puntos. El bronce fue para la argentina Ornella Pellizzari.
Es la primera vez que Colombia consigue esta medalla en la modalidad de 20 kilómetros. Además, estableció un récord. Y es que el récord de los Juegos Panamericanos lo tenía hasta hoy en 1h29:24 la ganadora de la anterior edición, Toronto 2015, la mexicana Guadalupe González, que actualmente cumple una sanción por dopaje. Arenas, quien ocupó el cuarto lugar en los pasados Juegos Panamericanos de Toronto, dominó a placer la prueba a partir del kilómetro 16, cuando se desprendió de la brasileña Érika Rocha de Sena, primera favorita al título. El segundo lugar lo ocupó la peruana Kimberley García, récord nacional y campeona sudamericana en 2014, que cruzó la meta con un tiempo de 1h29.00 El podio lo completó la brasileña Rocha de Sena con un crono de 1h30.34 La flamante plusmarquista de la marcha de los Panamericanos de Lima, quien cumplirá 26 años el 17 de septiembre, fue ganadora de la Copa del Mundo de Marcha Atlética de 2012 celebrada en la ciudad rusa de Saransk.
La colombiana venció a la estadounidense Virginia Fuchs en la final de los 51 kilogramos y consiguió la décima presea dorada en Lima para el país. Este es el momento en que los jueces le dieron a la colombiana el triunfo:
Las autoridades de Salud de Santiago de Cali iniciaron las visitas a los espacios que serán habilitados como nuevos puntos de vacunación contra el coronavirus COVID-19.Los primeros escenarios que se contemplan son los parqueaderos de los centros comerciales. Allí se llevaría a cabo la segunda y tercera etapa de inmunización.“Estamos evaluando la capacidad logística y la disponibilidad, previendo que estos son puestos de vacunación que se tendrían durante todo el 2021”, afirmó Miyerlandi Torres, secretaria de Salud de la capital del Valle del Cauca.Por otro lado, Carlos Betancourt, director ejecutivo de Asociación de Centros Comerciales de Colombia, indicó que esos espacios son “lugares centrales” y que cuentan con rutas para que las personas “puedan llegar fácilmente”.Otros posibles escenarios para la vacunación masiva son los coliseos y zonas deportivas.
Hasta la zona del Catatumbo llegó Diego Molano junto a los comandantes del Ejército y la Policía en Norte de Santander, para liderar un consejo de seguridad luego de la masacre en Ábrego de cinco hombres que se encontraban departiendo en un billar.Según el ministro de Defensa, en el sector hay "unas disputas entre grupos narcocriminales, como son el ELN y Los Pelusos, donde ha habido amenazas entre uno y otro y por supuesto las investigaciones determinarán quiénes son los responsables. Lo que sí ha sido aparentemente mencionado es que existen o existieron personas que aparentemente pertenecían a la organización de Los Pelusos que estaban en este sitio".Molano anunció “una recompensa de hasta 50 millones de pesos a quienes suministren información que conduzca a la captura de autores materiales de este homicidio que se presenta en la vereda de Oropoma”.Las víctimas mortales fueron identificadas como Robinson Garay Barbosa, Jesús Alberto Vega, Heimer Ortiz Ballesteros, José Luis Vega Plata y Winton Parada Puentes.Eran "personas ahí de la vereda, del sector de Los Llanitos, de Oropoma, por los apellidos son familias de la zona, mi solidaridad, mis más sentidas condolencias para estas familias", manifestó Juan Carlos Jácome, alcalde de Ábrego.Por medio de su cuenta de Twitter, la representante en Colombia de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos condenó la masacre e hizo un llamado a las autoridades para que investiguen y sancionen a los responsables.Región convulsaLa Defensoría del Pueblo emitió en junio de 2019 una alerta temprana para el municipio de Ábrego, por la "probabilidad de que se reactiven los enfrentamientos armados entre las guerrillas del ELN y el EPL", por disputas territoriales y el deseo del último grupo de retomar antiguas posiciones que eran "epicentro histórico de su accionar".Por estos hechos, se alertó de la probabilidad de desplazamientos forzados, homicidios selectivos y múltiples, amenazas, desaparición forzosa y reclutamiento de niños y niñas, entre otras.La Oficina del Alto Comisionado de la ONU Derechos Humanos (ACNUDH) documentó, hasta el 22 de febrero, seis masacres en lo que va de año, con 21 víctimas, incluidas dos menores de edad, y está verificando otras cinco más.Por su parte, organizaciones como Indepaz contabilizaron en lo que va de año 16 masacres con un total de 64 víctimas.En 2020 se produjeron 76 masacres en Colombia, en las que fueron asesinadas 292 personas, incluyendo 6 niñas y 18 niños, según las cifras del informe de ACNUDH, lo que supone casi el doble de las cometidas en 2019.Además, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) alertó a finales de enero de que estábamos ante el comienzo de año más violento desde la firma de paz en 2016, con un crecimiento de los enfrentamientos armados entre organizaciones criminales y el Ejército, y una masacre cada cuatro días.
Desde la ONU se hizo un vehemente llamado al Gobierno nacional para que rechace la fumigación aérea a cultivos ilícitos con glifosato en el país. Según el organismo internacional, no se están cumpliendo las instrucciones de la Corte Constitucional, se podrían violar los mandatos internacionales, además de pasar por encima del acuerdo de paz.En una carta, que fue redactada por 7 relatores de las Naciones Unidas, se expresa a Iván Duque la preocupación por el retorno de la aspersión aérea.“Relativa a la intención del Estado de Colombia de reactivar el programa de erradicación de cultivos ilícitos mediante aspersión aérea de herbicida glifosato y los riesgos relacionados para los derechos humanos y el medio ambiente", reza un aparte de la misiva.Para Isabel Pereira, coordinadora política de drogas en Dejusticia, las personas que redactaron la carta vieron el riesgo que el herbicida representa para las comunidades.“Los relatores sumaron a otros relatores, al de alimentación, al de derechos humanos, porque la alerta tan grave que hay en términos del riesgo que representa para las comunidades", dijo Pereira.Y es que el documento advierte que no se estarían cumpliendo con los mandatos de la Corte Constitucional, ni con las obligaciones internacionales. Además, sería una violación al acuerdo de paz y a los derechos humanos."La propuesta violaría también el punto cuarto del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, firmado en el 2016 entre el gobierno de su excelencia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Dicho acuerdo de paz establece que, en caso de no existir acuerdo con las comunidades o en caso de incumplimiento, se procederá a la erradicación manual", dice otro fragmento de la carta.En la misiva también se hace un contundente llamado al gobierno del presidente Iván Duque."A la luz de las consideraciones expresadas anteriormente, invitamos al gobierno y al Congreso Nacional a rechazar la intención de reactivar el programa de erradicación de cultivos ilícitos mediante aspersión aérea con el herbicida glifosato", expresa el documento.
Franklin Caldera, teniente primero del Ejército venezolano, es uno de los hombres más buscados por el régimen de Nicolás Maduro. También es el protagonista de una historia que podría terminar en un nuevo y grave incidente entre Colombia y Venezuela.A comienzos de febrero de este año, Caldera fue secuestrado en extrañas circunstancias cuando se encontraba en Cúcuta visitando a su hijo menor de edad."Soy el ciudadano Franklin Caldera, padre del primer teniente Franklin Caldera, el cual fue secuestrado en Colombia por un grupo armado y el DGCIM”, denunció el angustiado papá del joven oficial.Según las denuncias de familiares, amigos y antiguos compañeros de armas, Caldera fue secuestrado en la capital de Norte de Santander por integrantes del ELN y funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar de Venezuela (DGCIM)."Me comenta que estaba secuestrado, que aquí en el territorio de Colombia, aquí en Cúcuta, lo agarraron la DGCIM y se lo llevaron secuestrado a Venezuela, lo montaron en una avioneta en Táchira hasta Caracas", dijo a Noticias Caracol la compañera sentimental del teniente, quien por razones de seguridad pidió omitir su nombre.Daniela, como la llamaremos, reveló su último dialogo con él por chat, en donde le contaba las condiciones en las que estaba y que logró fugarse.“Me contó que se escapó, que lo tuvieron 11 días secuestrado. Él estaba muy impactado, estaba en shock, porque decía que no podía cree que Brayan lo había entregado. Me pedía ayuda. Ahí empecé a hacer la campaña de que obviamente él estaba secuestrado y hasta el sol de hoy que no han dado noticias de él ni fe de vida”, contó Daniela a Noticias Caracol.La noticia de la fuga de Caldera de la unidad militar donde estaba retenido también quedó documentada en varias fotografías que registraron cómo, en las principales vías de Caracas, integrantes de la DGCIM, vestidos de civil y fuertemente armados desplegaron una operación para recapturarlo.“El 25 él recibe dos disparos. Fue cuando nos enteramos de que lo vuelve a agarrar el DGCIM. Hasta ahí no sabemos más nada. Por otros medios buscamos la manera de ver si estaba con vida, si estaba bien, y sí sabíamos que estaba vivo, pero ni el gobierno ni el DGCIM se han pronunciado, que es nuestra gran preocupación”, sostuvo la mujer.Antiguos compañeros del teniente que están en Venezuela le han confirmado a la familia la versión sobre las heridas que recibió Caldera durante la recaptura. Algunos aseguran que estaría siendo atendido en el hospital militar de la capital venezolana, pero no existen registros oficiales que así lo demuestren.El caso Caldera genera varios interrogantes: ¿agentes de inteligencia venezolanos estuvieron en territorio colombiano violando la soberanía nacional para cometer un secuestro? ¿Integrantes del ELN participaron en esta operación ilegal? ¿El DGCIM y el ELN son aliados?La unidad investigativa de Noticias Caracol reveló hace dos semanas los correos en donde queda en evidencia la estrecha relación y colaboración entre altos mandos de la DCGIM con guerrilleros del ELN. Los documentos secretos demuestran que participaban en operaciones conjuntas de narcotráfico y adquisición de armamento militar.Desde hace varios meses, un sector de la contrainteligencia colombiana tenía información de que la DGCIM y el Servicio de Inteligencia Bolivariano (Sebin) enviaron agentes a Colombia con el objetivo de hacer una cacería de desertores de alto perfil.El secuestro de Caldera sería la primera operación conjunta de este tipo en territorio colombiano con colaboración de la guerrilla.Según fuentes militares venezolanas, el encargado de coordinar con el ELN el plagio del oficial fue el teniente coronel Alexander Enrique Granko, quien tiene el cargo de director de asuntos especiales de la DGCIM. Se trata de uno de los hombres más cercanos al general Iván Hernández Dala, mencionado en los correos del grupo guerrillero como su principal colaborador en Venezuela.¿Por qué el teniente Caldera es un objetivo tan importante para Venezuela?“Él salió de Venezuela aproximadamente el 13 de enero del 2019 por estar en desacuerdo con el presidente Nicolás Maduro. El 23 de enero del 2019 se pronuncia desde Colombia por un medio de comunicación, acompañando al general Milano”, contó el padre del militar."Él se va de su país obviamente siendo desertor porque no estaba de acuerdo con el gobierno de Nicolás Maduro y él como es un militar opositor, el gobierno venezolano lo tenía en la mira. No podía acercarse allá porque era peligroso para él. Él estuvo implicado en la operación Aurora”, afirmó Daniela al dar detalles de la situación que llevó a su compañero a desertar de las filas del Ejército.Caldera, junto con otros 10 militares venezolanos y con el apoyo de 30 indígenas reservistas de las FF. MM. de ese país, protagonizaron una cinematografía operación militar bautizada con el nombre clave Aurora. Parte del grupo salió de Cali, pasó a Ecuador, Perú, Brasil y finalmente llegó al sur de Venezuela.El 22 de diciembre de 2019, el oficial y sus compañeros asaltaron el batallón 513 Mariano Montilla, ubicado en el municipio Gran Sabana, en el estado Bolívar, frontera con Brasil. De allí sacaron un arsenal de 112 fusiles y 9 lanzacohetes RPG."Quien les habla es el primer teniente Hidalgo, en compañía del teniente Franklin Caldera y el teniente Ruso Cárdenas. Nosotros, objetivos militares de la Fuerza Armada Nacional, nos dirigimos a la nación luego de haber efectuado la operación Guaipacá o en su defecto operación Aurora, a pesar de superarnos en número y poder en fuego”.Ese es uno de los pronunciamientos que están en un video publicado por tres de los oficiales desertores, entre ellos Caldera, pocos días después del asalto al cuartel militar.La operación, sin embargo, no resultó como la habían planeado y, por el contrario, terminó en un fiasco. En la reacción al asalto, el Ejército de Maduro recuperó el 80% de las armas y capturó a 18 de los golpistas.Lo que hasta ahora se comienza a descubrir a raíz del secuestro del teniente Caldera es que la operación Aurora se gestó en territorio colombiano en forma paralela y con los mismos cerebros que la llamada operación Gedeón. Esta última fue un intento de golpe contra Maduro en el que un grupo de mercenarios, sin armas y desnutridos, pretendían derrocarlo.Una numerosa parte del grupo partió de Maicao hacia Caracas el 3 de mayo del 2020. Pero los resultados fueron nefastos: ocho personas muertas, 17 capturadas por el régimen y una violenta arremetida de Maduro contra Colombia señalando al país de patrocinar y promover una conspiración internacional en su contra.Uno de los militares que participó en la operación Gedeón declaró ante la Fiscalía colombiana que el plan para derrocar a Maduro contemplaba en realidad dos operaciones comandadas por el mayor general Cliver Alcalá. Gedeón, que entraba por el norte del país, y Aurora, que atacaba por el sur de Venezuela.“Según Cliver Alcalá, la operación iba a consistir en entrar por Maicao con 300 hombres y tenía 400 por los lados de ciudad Bolívar, frontera con Brasil. Por Bolívar iban avanzando para entrar con todo a Caracas, esa era la locura que pensaba mi general (...) dijo que por el lado de Brasil contaba con 500 fusiles".Cuando la operación Gedeón fracasó, Maduro enfiló su artillería contra Colombia.“Fue cuando nosotros recibimos la embestida imperial ordenada por Washington, preparada y ejecutada por el gobierno oligarca narcotraficante de Iván Duque en Colombia y ejecutada en la llamada operación Gedeón", dijo el jefe del régimen venezolano en una alocución.Sin embargo, meses antes, el mismo gobierno de Maduro había acusado también a Colombia de promover y respaldar la operación Aurora."Informamos que se desmanteló un plan conocido como Navidad sangrienta. Utilizaba desertores que se encontraban entrenados en campamentos paramilitares en Colombia y ahora hemos descubierto también que parte del entrenamiento y dotación logística no solamente ocurrió en Colombia -que es el centro de operaciones protegidos, amparados y financiados por el gobierno de Iván Duque-, sino que también hemos encontrado factores de participación de los gobiernos de Perú y de Jair Bolsonaro, en Brasil", afirmó en su momento Jorge Rodríguez, ministro de Comunicaciones de Venezuela.El asunto no tuvo mayor difusión mediática en Colombia debido a que todo ocurrió entre la semana de Navidad y Año Nuevo de 2019. En ese momento, la Cancillería colombiana negó los señalamientos por medio de un escueto comunicado público.No obstante, informes de inteligencia colombianos, en poder de Noticias Caracol, demuestran que las agencias de inteligencia sí tuvieron información sobre estas dos operaciones a diferencia de lo que ha sostenido el gobierno.Después del fracaso de la operación Aurora, el teniente Caldera logró escapar a Brasil un tiempo y finalmente terminó viviendo en Colombia, en donde estaba trabajando como domiciliario junto a un hombre conocido como Brayan Pérez.Los informes secretos de agencias de inteligencia relacionan a Pérez como uno de los principales protagonistas de las operaciones Gedeón y Aurora. Diversas fuentes coinciden en afirmar que Pérez habría convencido a Caldera de retomar una nueva operación militar contra el régimen de Maduro. Con ese argumento lo habría persuadido de trasladarse hasta Cúcuta con la intención de estudiar la posibilidad de comprar armas. Caldera habría sido víctima de una trampa que terminó con su secuestro en Colombia y su desaparición en Venezuela. Aurora, al igual que Gedeón, fueron operaciones infiltradas por hombres de Maduro, razón por la cual fracasaron."Solamente sabemos por los medios de comunicación lo que los demás saben: que una persona lo entregó, que funcionarios del DGCIM pasaron a territorio colombiano y lo secuestraron en conjunto con un grupo armado", dijo el padre del teniente Caldera.En su momento, la Dirección Nacional de Inteligencia -DNI-, le dijo a Noticias Caracol que nunca tuvo participación en la operación Gedeón y que desconocía que se estaba desarrollando en Colombia.¿También desconocía la existencia de la operación Aurora y que su líder había sido secuestrado, al parecer, por agentes de inteligencia militar venezolana y miembros del ELN?En Venezuela nadie da razón de Caldera y su familia pasa los días más aterradores de su vida. En Colombia, entre tanto, altos funcionarios de la DNI, del comando general de las Fuerzas Militares, Cancillería y Migración Colombia aseguraron que no saben nada de la operación Aurora y del teniente secuestrado.
Los rostros del desplazamiento forzado en Colombia siguen siendo los mismos después de décadas de conflicto armado. Los grupos paramilitares y disidentes de las FARC obligan a las familias campesinas a abandonar sus territorios.Existen territorios en el país en el que los criminales son los que ponen las normas del juego, extorsionan, plantan minas antipersona, matan, hieren y reclutan de manera forzada.En Ituango, Antioquia, cada año cientos de campesinos llegan de manera forzada al casco urbano de ese municipio. Sus hogares, cultivos y animales quedan en un territorio que es disputado a sangre y fuego por los grupos criminales.Los errantes de ItuangoEn las 125 veredas de Ituango están los rostros de los campesinos que llevan la marca del desplazamiento forzado en Colombia. Cientos tienen que dejar todo atrás huyendo de la guerra y la muerte. Ese ciclo se presenta de generación en generación.“Yo soy hijo del desplazamiento ya que mis padres fueron también desplazados en los años cincuenta, cuando se vivía la violencia entre liberales y conservadores. Ellos vivían por los lados del cañón del río San Jorge. Nosotros hasta esta época somos desplazados”, narró un campesino.Por voluntad propia y siendo un adulto, regresó en la década de los noventa a su tierra, quería echar raíces, pero la violencia tenía otros planes.“En Ituango había un enfrentamiento muy duro. Allí mandaba el frente 18 de las FARC. También llegaron los paramilitares a la cabecera municipal y más de 300 personas murieron”, relató.En su memoria quedaron intactas las imágenes de las masacres y las primeras hordas de desplazados que generaron los enfrentamientos entre paramilitares y guerrilleros de las FARC."Se hacen la masacre de La Granja y Santa Lucía. Después quemaron el Aro. La guerrilla saca los paramilitares, se queda en el territorio y hacen normas de convivencia", dice uno de ellos.Una paz que nunca llegóCon la firma del acuerdo de paz, los campesinos de Ituango vieron una tabla de salvación para sus tierras.En las parcelas destinadas, los desmovilizados empezaron a crear sus proyectos productivos, los mismos que nunca prosperaron. Llegaron las amenazas y las muertes selectivas de los excombatientes de las FARC y con ellas el desplazamiento.“Vemos que ellos quedan solos allá y la comunidad acá. No hubo una conexión entre ellos y la comunidad", recalcó el campesino.Los pobladores de Ituango aprendieron a oler los vientos de guerra. Vieron cómo los nuevos dueños cambiaban sus nombres, ahora eran llamados disidencias.La orden de desplazamiento la da el grupo criminal que domine en la vereda, a veces lo hacen los paramilitares, en otras ocasiones los disidentes de las FARC. Ellos deciden cuándo la población podrá retornar a sus tierras, incluso señalan a los campesinos que ya no podrán volver."Es duro el desplazamiento, me ha tocado duro. Lo más difícil es la desintegración de la familia, unos cogen para un lado, otros para otro. Es difícil el desarraigo del campesino de su tierra", afirmó.Para Isabel Cristina Zuluaga, lideresa del movimiento Ríos Vivos, los que más sufren en el enfrentamiento entre paramilitares y disidentes son los civiles.“No entendemos cuál es el interés de los grupos paramilitares que están llegando desde el occidente del país hacia Ituango. Ellos entran por ese lado, pero también hay presión desde el bajo Cauca. La población es usada tanto por las disidencias como por los grupos paramilitares como escudo. Usada, acribillada, asesinada y en estos momentos humillada porque el desplazamiento forzoso, el desarraigo, es una humillación para la población", manifestó Zuluaga.Pese a las alertas, las tragedias siguenDesde el 9 de julio de 2018, la Defensoría del Pueblo alertó sobre el riesgo que corría la población de Ituango.Dos años después y estando vigente esa alerta, surgió una segunda, que focalizó el riesgo en 63 veredas de los corregimientos La Granja, Santa Rita y el Aro.Pese a las alertas tempranas, 500 personas fueron desplazadas.Un profesor de la zona rural contó los riesgos a los que están expuestos sus estudiantes al vivir en un sector de constante conflicto. Las balas no son el mayor problema."Se está ofreciendo dinero, citas sexuales con jovencitas, les están brindando mucha plata y les están ofreciendo oportunidades de ascender en la organización. Son el Clan del Golfo, algunos disidentes y bandas criminales”, manifestó el docente.A lo anterior se suma el reclutamiento de menores de edad. Ellos, según Isabel Cristina Zuleta, son instrumentalizados para engrosar las filas de los grupos, a los que se están sumando excombatientes."Los están llamando para que vuelvan a integrar a las filas del paramilitarismo en Colombia y además a ellos les están ofreciendo 15 millones de pesos por esa experiencia que tienen del pasado", dijo la lideresa.Los pobladores de Ituango hablan de un gobierno incapaz de detener el reclutamiento forzado."Uno se va y pregunta a la Fiscalía qué pasó con el desplazamiento del año pasado, dónde está en Colombia la investigación penal en contra de esos actores criminales que desplazan y hacen sufrir a la población. Ya saben quiénes son y no pasa nada”, concluyó Zuluaga.Ituango despierta año tras año con las noticias de familias campesinas que son forzadas a dejar sus tierras. Parece ser que a los gobiernos de turno les es imposible evitar esa situación ¿Los grupos armados obligaron a la población a vivir en un país incapaz de evitar los hechos violentos?