‘1.000 preguntas’ es el libro de María Elvira Arango, directora de Los Informantes, quien contó por qué la pregunta es tan importante para el periodista. Además, cómo se logra que un personaje desnude su alma frente a un entrevistador. El legado de Fernando Botero en las propias palabras del inigualable pintor colombianoAquí está la conversación con Juan Roberto Vargas, director de Noticias Caracol.Juan Roberto Vargas: ¿Cómo nace este libro, 1.000 Preguntas?María Elvira Arango: “Todo nace con una pregunta, en la vida, y no solamente lo digo por nosotros los reporteros. Y me pareció que 1.000 preguntas era perfecto porque uno siempre tiene mil preguntas para hacer y en este trabajo tan difícil que es preguntar, aunque parece sencillo, realmente lograr que alguien se siente frente a una cámara y le cuente a uno sus pecados, o sus logros, o sus miedos, o sus triunfos, pues tiene un valor enorme. Hay de todo, y escoger los personajes fue difícil, pero la idea era poder publicar unas de las entrevistas que he hecho, que preguntar es lo que he hecho toda la vida.Juan Roberto Vargas: La frase “el que pregunta encuentra” está escrita en el libro y me encantó. ¿Esa frase la define a usted?María Elvira Arango: Ese era un posible título. Dije “perfecto, el que pregunta encuentra”, pero como el libro no se trata de la autora, sino de los personajes, me pareció mejor lo de 1.000 preguntas porque realmente son preguntas que uno le hace a la gente que son personaje, porque son entrevistas en momentos particulares de estas 23 vidas que están ahí.Juan Roberto Vargas: Recuerdo una reflexión de Juan Esteban Costaín en el prólogo. Muchos creen que preguntar es fácil, pero convencer a alguien que tiene una historia difícil de que se siente, y si es con una cámara de tv más. ¿Cómo se prepara María Elvira?María Elvira Arango: Hay que investigar el personaje, afortunadamente tenemos el acceso ya de simplemente entrara a ver qué es lo que hay de esa persona, pero hay que llamar a las fuentes, a los amigos, a los enemigos, a las personas que trabajaron con él o ella, a los que estudiaron con él o ella, a todas las personas que los conocen, que tienen algún acceso para uno tener herramientas y llegar a preguntar, pero sobre todo es como prepararse para que la persona diga algo que no ha dicho antes.Juan Roberto Vargas: Ahí viene otro tema, ¿cómo convencer a alguien que se siente a hablar de cosas que pueden ser sus vergüenzas, fechorías, tragedias, tristezas o alegrías?María Elvira Arango: Primero yo creo que con la gratitud. De pronto porque hacemos esto todos los días nos parece muy natural que la gente nos tenga que pasar al teléfono, nos tenga que atender para una pregunta del noticiero; uno da por hecho que la gente debe sentarse a contestar. Me parece que con la gratitud por delante: ‘venga siéntese, cuénteme su historia, yo estoy agradecido que frente a una cámara se anime a desnudarse y me cuente’.Juna Roberto Vargas: Luego de la preparación y convencer a la persona, ya viene el ejercicio del diálogo. Uno viendo los personajes piensa que convencer a Rodolfo Llinás, que no es un señor fácil, de que desnude su alma, y hace lo mismo después con Hernán Peláez, con Mónica Lehder. ¿Cómo aborda uno a estos personajes para llegarles a esa fibra en la que digan ‘yo a esta periodista le voy a contar cosas que no he contado’?María Elvira Arango: Yo creo que hay una ventaja y es el tiempo de sentarse uno. Tenemos el tiempo de un programa como Los Informantes o para un libro, en donde es sentarse a conversar y a tratar de ganarse la confianza de esa persona y yo creo que eso también lo dan los años, los años de un oficio respetuoso y juicioso en donde la gente siente por lo menos que está en buenas manos.Juan Roberto Vargas: Hay 23 personajes, pero hay mil entrevistas, ¿cómo las escogió?María Elvira Arango: Fue difícil, quería hacerlo gigante, quería hacer 50 personajes, y pues era un libro grande, no se pudo, entonces empezamos a ver qué hacíamos. Pepe Mujica me parece un bicho raro que no es un político, porque si metía a los expresidentes, que eran los de política, primero, quedaban sobre un momento particular de elecciones. En cambio, si usted mete el testimonio por ejemplo de Ingrid Betancourt, así esté en política ella, pues es el testimonio de su secuestro en su momento. No meterle tanta política a todo, para refrescarnos un poquito.Juan Roberto Vargas: Hay científicos, actores, héroes desconocidos, que no solamente desnudan su alma y cuentan cosas que no han contado, pero además terminan hasta peleados y dicen ‘no me parece’. ¿Cuál es el secreto del éxito de una entrevista?María Elvira Arango: Lograr que la gente se conecte con sus propias emociones es difícil, porque todos son superduros cuando están frente a una cámara, tratando de no llorar o no expresar realmente, entonces cuando la cosa es natural, cuando son espontáneos, cuando usted siente que la persona usted puede decir este es el carácter de tal personaje, yo creo que el trabajo se hizo realmente bienJuan Roberto Vargas: ¿Pasa que María Elvira se involucra emocionalmente y termina llorando con el personaje?María Elvira Arango: Sí, yo soy llorona. Me gusta porque realmente me siento identificada, siento empatía con la gente para lo bueno y para lo malo también.Juan Roberto Vargas: Ese tema es clave porque uno lee entrevistas con personajes como con Rodolfo Llinás, como Alicia Machado, pero también lee uno entrevistas con exguerrilleros, con el hijo de Pablo Escobar, con la viuda de Pablo Escobar, gente que tiene muchas vergüenzas, fantasmas, pero usted termina generando esa empatía. ¿Cómo hace para tener empatía y no terminar solidaria con personas que despiertan sentimientos tan difíciles y dolorosos?María Elvira Arango: Es complicado, pero también el trabajo del periodista es conocer la otra persona, uno no va ni con la bandera ni a juzgar a nadie, ni es nuestro trabajo, no vamos como jueces, sino vamos a escuchar la versión de esa persona y yo creo que a veces nos ha faltado eso a los periodistas, escuchar, escuchar lo que la otra persona tenga para decir. Yo creo que eso ayuda mucho para que las entrevistas tengan esa calidez, es lo que tiene el libro 1.000 preguntas.Juan Roberto Vargas: Veo muchos personajes internacionales, pero el grueso de personajes es colombiano y está atravesado lo que somos como colombianos, nuestras desgracias, nuestra vida, nuestro pasado, nuestro presente. ¿A través de eso personajes cómo describe a Colombia?María Elvira Arango: Yo creo que los personajes que forman parte de nuestra historia están marcados por la violencia, casi todos, por las dificultades, pero también por la resiliencia. Ver esos testimonios de gente que, a pesar de todo tiene ganas de vivir, a pesar de todo tiene esperanza de que este va a ser un mejor país; de que estamos construyendo, con todos los errores y las embarradas y las metidas de pata, un país mejor.
Busqué a Macondo por fuera de las páginas de 'Cien años de soledad'. Aunque Gabriel García Márquez dijo que es un lugar de la imaginación, José Arcadio Buendía, su fundador, dio una serie de pistas para rastrearlo en el atlas de la realidad.Le puede interesar: Casas en ruinas de la literatura colombianaEl patriarca de la novela sabía que al oriente estaba la sierra, porque por allí habían llegado; que al otro lado de la sierra estaba Riohacha; que al sur estaban los pantanos y la ciénaga grande, y presumía que al norte estaba la civilización hasta que descubrió que Macondo estaba rodeada de agua por todas partes.El nombre del pueblo, revela Gabo en 'Vivir para contarla', le sonaba desde niño porque lo había visto escrito en la puerta de entrada de una finca. Pero fue de grande, cuando acompañó a su madre Luisa Santiaga a vender la casa de Aracataca, cuando supo que ese sería el nombre del pueblo de su historia.Buscando la finca encontré una vereda llamada Macondo, en el municipio Zona Bananera, a cuarenta minutos de Aracataca, muy cerca de las enormes casas de la United Fruit Company, que aún se mantienen en pie. ¿Pero es el mismo Macondo de 'Cien años de soledad', o es solamente un nombre prestado para convertirlo en el pueblo de la historia?Lea también: El hijo mayor de Gabo recordó cómo fue hacer el libro sobre los últimos días de sus padresFabián Sierra es un habitante de Macondo que guarda entre sus papeles el mapa original del pueblo (ver foto principal del artículo), y lo describe como si fuera el mismo José Arcadio hablando del Macondo de la ficción.El río Sevilla, que colinda con la vereda, es sorprendentemente parecido al río que describe Gabo en la novela, con sus “piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos."El pueblo que aparece en el mapa de la geografía tiene cincuenta y cinco casas construidas por la compañía bananera como vivienda de los trabajadores. La única casa que hace falta en ese lugar es la de los Buendía, porque fue trasladada imaginariamente desde Aracataca.Era el hogar de los abuelos maternos de Gabo, con quienes vivió hasta los ocho años, y del que tomó los planos para levantar la casa imaginaria de los Buendía. El taller de orfebrería, el corredor de las begonias, el patio con el árbol enorme, el rincón de los trastos y el cuarto de los guajiros son calcados en la novela de los espacios de la morada de la realidad.Eso explica las múltiples voces que dicen que Macondo es Aracataca, aunque hay muchos que disienten de esa teoría. El historiador Guillermo Henríquez sostuvo hasta el último día de su vida que Macondo es Ciénaga, porque las huellas vitales de la novela son parte de su historia. Los escenarios centrales de la Guerra de los Mil Días y de la masacre de las bananeras tienen como escenario ese municipio del Magdalena.Para el historiador, hasta la presencia de la primera fábrica de hielo en Ciénaga da cuenta de cómo ese municipio alimentó la creación de Macondo, hasta el punto de que dio al autor la inspiración para el párrafo inicial de la novela.Macondo está más lejos todavía para otro historiador colombiano. El profesor Isidro Álvarez cree que el municipio de Sucre, donde vivieron los García Márquez durante la adolescencia de Gabo, es lo más parecido al pueblo de la novela porque está rodeado de agua por todas partes.Recogiendo los pasos de nuestro viaje por las páginas de 'Cien años de soledad' y por los territorios de la realidad, Macondo, la vereda que coincide geográficamente con las pistas que arroja José Arcadio, parece ser entonces el punto de llegada de varios trasteos.Hasta allí llegaron los sitios emblemáticos de la historia en Ciénaga, la casa del coronel Nicolás Ricardo Márquez en Aracataca, las aguas de La Mojana en el municipio de Sucre, el Caribe entero y un país en busca de una segunda oportunidad sobre la tierra.
Si hay una persona que de verdad se ha caminado Colombia es Andrés hurtado. Este quindiano de nacimiento es doctor en literatura, profesor, explorador, ecologista, periodista, pionero del ecoturismo y del montañismo. Puede leer: Rufino José Cuervo, el filólogo que murió en 1911 y que reparte su herencia cada añoAndrés Hurtado ha publicado 17 libros y ha retratado la cara más hermosa de esa Colombia salvaje.Jacqueline Kennedy, exprimera dama de Estados Unidos, escogió una foto suya del Raudal de Jirijirimo, y calificó el lugar como el más hermoso del mundo.El planeta conoció Caño Cristales por sus fotos y fue el primero en llegar al santuario de Chiribiquete.Gustavo Álvarez Gardeazabal noveló su vida en el 'Bazar de los idiotas'. Hoy se puede decir que Andrés hurtado es 'summa cum laude' (con los máximos honores) en caminos y acaba de publicar otro libro, 'Paraísos de Colombia'.Vea también: Eduardo Querubini, el músico que pasó de cantar en las calles a grabar con Fanny Lu
Andrés Salcedo, importante periodista deportivo, falleció en la madrugada de este viernes 7 de enero a los 81 años. Según las primeras informaciones se debió a un infarto.¿Cómo serán los protocolos en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín? Acá los detallesEl reconocido escritor nació en 1940 en Barranquilla y hace algunos años decidió retirarse y vivir en Puerto Colombia, Atlántico, donde murió.Andrés Salcedo inició su carrera en radio y desde muy joven mostró su pasión, esa misma que lo llevó a dirigir Radio Guatapurí, en Valledupar, siendo muy joven.Cuando cumplió 30 años viajó a Alemania y se convirtió en la voz colombiana de la Bundesliga e hizo la narración en español para el programa de concurso Telematch. Andrés Salcedo llegó a este país del viejo continente para cubrir una vacante y sin siquiera pensarlo se quedó durante 22 años cumpliendo el rol de narrador y traductor.Fue hasta en la década de los noventa que su creatividad y pasión por el deporte conquistó a Colombia. Llegó a Bogotá para trabajar en radio y televisión y se convirtió en la voz principal del canal Telecaribe, en el que no se quedó solo con el fútbol sino que también narró partidos de béisbol.
En las ruinas habita silenciosa la belleza. Una pared solitaria, un esqueleto de cemento en cuyo interior bailaron y sufrieron los integrantes de una familia, una puerta sin aldabas que se sostiene en pie, el hueco de una ventana en la que el viento mueve la última hilacha de las cortinas o una casa transformada en guardería de murciélagos, son al mismo tiempo memoria y olvido.La casa de los Buendía en Macondo, el pueblo que creó Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, quedó abandonada a su suerte por el amor incestuoso de Amaranta Úrsula con el último de los Aurelianos. Los amantes, que solo tenían tiempo para la pasión, se refugiaron en la alcoba y dejaron la casa a expensas de la “voracidad de la naturaleza”.No muy lejos de Macondo, en otro pueblo imaginario llamado Cedrón, la casa de Celia era un muerto viviente. Héctor Rojas Herazo es el artífice de Respirando el verano.La abuela Celia se negaba a derribarla. Sentía que eso era como morirse antes de tiempo porque ella y su casa eran indivisibles. Las ruinas de la vivienda equivalían a las ruinas de su cuerpo envejecido.Otra propiedad, abrasada por el calor del sol y ubicada quizá en tierras del Tolima, también cayó en desgracia. Era la casa de don Graciliano que Álvaro Mutis bautizó como La mansión de Araucaíma. El enorme caserón quedó sometida al polvo y a la muerte, cuando el último de sus ocupantes cerró las puertas para escapar de las tragedias que se tomaron ese reino de la lujuria en que se convirtieron sus cuatro paredes. El fraile fue el último en salir.Al igual que los seres que rondan el relato gótico de tierra caliente, como lo ubicó espacialmente su autor, la mansión quedó al vaivén de los avatares de la desesperanza. El lector no es testigo de la degradación de la enorme casa, pero no cabe duda de que la tierra caliente con sus bichos milenarios y sus plantas trepadoras lo sepultará todo.En esas casas de la imaginación, abandonadas a su suerte, se quedaron a vivir por siempre y para siempre los fantasmas de la ficción.En las casas de la realidad, las cosas no son distintas. Si aún están en pie, sus ruinas son la memoria de lo que fuimos porque guardan el pasado de los ancestros, la nostalgia de la fiesta y el dolor de los sepulcros.Las ruinas de una casa son la memoria viva de un mundo olvidado que se niega a desaparecer. En esa contradicción de memoria y olvido habita su belleza.
El periodista y escritor Jorge Enrique Botero presenta su libro Blanca Oscuridad, una novela en la que la realidad y la ficción se entrelazan, para mostrar la radiografía de una Colombia desde sus élites sociales hasta el infierno del llamado Cartucho y los grupos armados que tienen en la selva su centro de operaciones.El relato comienza con el secuestro de Benjamín Dávila, un hombre muy rico y poderoso, dueño de medio país y de un noticiero de televisión, cuya hija emprende una odisea por su liberación. Un viaje de altas y bajas que resume los estragos que causa la guerra en los seres humanos.Vea la entrevista completa con Botero, en un nuevo capítulo de ‘Hoja de ruta’, conducido por María Alejandra Villamizar.
La oralidad, tradición y cultura de San Andrés y Providencia se reúnen en una versión más de la Feria Insular del Libro de San Andrés, que regresa de manera presencial tras una versión realizada de forma virtual, debido al confinamiento que vivió el país durante gran parte del 2020.Podría interesarle:Hallan el cuerpo de una mujer de 87 años dentro del congelador de su casaMaríamatilde Rodríguez, encargada del encuentro, dijo en Noticias Caracol Ahora que buscan contar las historias de la isla y fomentar la literatura. "Queremos mostrar lo que nos afecta desde la geografía y ver lo que tiene la isla para ofrecerle al mundo", dice.Más de este importante evento cultural, de los invitados y lo que podrán encontrar los visitantes, en la siguiente entrevista.Otros temas de su interés:¿Cómo impacta la inseguridad en la calidad de vida de los bogotanos?¿Es usted feliz con lo que hace con su vida?
De los muchos vocablos que Héctor Abad Faciolince definió hace veinte años con humor e inteligencia en sus Palabras sueltas, cuatro brillan como estrellas para hablar de estos tiempos de encierro, de ausencia de abrazos y de sonrisas ocultas por el tapabocas.Empecemos con el vocablo PESTE, esa palabra que produce tanto miedo y que nos toca a todos por igual, que no distingue entre clases sociales ni razas, que nos muestra vulnerables y que nos baja del curubito de la soberbia humana.Así define la PESTE Héctor Abad en su breve ensayo, en el que viaja por la historia de una palabra que encontró en el Decamerón de Boccaccio su más alta exquisitez literaria.Y así fue: en Colombia se llevó a un ministro y a muchos mendigos.Buscando en orden alfabético encontramos también la palabra ABRAZO, esa cálida manera de acercarnos que quedó postergada por el coronavirus y que fue reemplazada por frías venias, golpes de codo o choque de zapatos.En su definición Héctor Abad nos dice que “el abrazo es común al miedo y a la alegría”, es la forma de sentirse acompañado en un momento difícil, de festejar un gol o de despedirse de un ser querido en un aeropuerto. “Ansia de cercanía”, escribió el autor hace veinte años, y “ansia de cercanía” la vivimos hoy por cuenta del COVID-19.En su ensayo, el autor reflexiona sobre la duración de un ABRAZO y el peligroso instante en que un segundo de más puede transformarlo en algo tan íntimo, hasta hacerle perder su significado.Otra palabra a la que Abad Faciolince le dedicó un ensayo fue BAÑO. Aunque suene descabellado, el vocablo tiene mucho que decirnos sobre el encierro que provocó la pandemia. El escritor lo considera un espacio que facilita la convivencia porque le permite a una de las partes encontrar sosiego en la soledad. Si el encierro implica estar rodeado con otros encerrados, como nos ha ocurrido con la pandemia, las relaciones tienden a tensionarse. Para evitar las crisis familiares, el mejor escenario es el baño.Vamos ahora con una hermosa palabra que fue apagada por el tapabocas: SONRISA. Ya no sabemos qué tipo de encanto se esconde detrás de esas telas que tapan la mitad de la cara. Los tipos de sonrisa de los que habla Héctor Abad están ocultos desde hace diecisiete meses porque el virus sigue dando vueltas por el mundo. Estas son las sonrisas que ya no vemos y que solo imaginamos por lo que digan los ojos.En ese universo de la a hasta la z, Héctor Abad también nos regaló el mejor VIAJE que podríamos emprender en estos días raros que vive la humanidad, cuando las carreteras y los cielos se cerraron. Hace dos décadas el escritor celebró lo maravilloso que es un VIAJE, pero encontró carreteras en los libros para eludir el peso del aburrimiento que habría de llegar con el catálogo de las prohibiciones incluidas en las cuarentenas obligatorias. Leer es viajar a donde queramos.
Terminada la Guerra de los Mil Días, de la que había sido protagonista como general en las filas liberales, y ya dedicado a la actividad parlamentaria, Rafael Uribe Uribe escribió un libro sobre el conflicto armado colombiano que fue calificado como "pecado mortal". En 1912, dos años antes de su trágico asesinato en las escalinatas del Congreso, Uribe publicó De cómo el liberalismo político colombiano no es pecado, con una intención que queda clara en el primer capítulo. Sabía que el conflicto armado colombiano exponía a los campesinos de su partido a la muerte porque allí, lejos de las ciudades, estaban desprotegidos, y porque la sentencia de un sacerdote español de apellido Sardá, que había sonado cuatro décadas atrás, se había convertido en el argumento de los curas y del partido conservador para atacar la libertad de pensamiento y enseñanza que defendía su movimiento. En defensa de la monarquía española y de la religión católica, Sardá pregonó en 1876 que “el liberalismo era pecado”.En el prólogo de una edición del libro publicada por Planeta hace 25 años, el historiador Juan Camilo Rodríguez Gómez destaca que para la Iglesia y sus aliados en los gobiernos conservadores de la época, la frase y algunas encíclicas se adaptaban plenamente a sus objetivos en contra de la doctrina liberal. Rafael Uribe cuestionó en su ensayo esas posturas.Concluye Uribe que las diferencias entre liberales y conservadores están lejos de ser religiosas y solo competen a la esfera del concepto de Estado, al principio de autoridad y a las libertades públicas. El líder liberal cuestionaba el hecho de que el partido y la Iglesia hicieran creer que ser liberal era lo mismo que ser anticatólico. Su libro era un mensaje sobre la violencia que encarnaba esa tesis. Era un clamor para parar el desangre.El arzobispo de Bogotá, Bernardo Herrera, proscribió y condenó el libro “por la gracia de Dios y de la Santa Sede”, al considerar que su contenido acarreaba “peligro de perversión”. Dice textualmente el decreto que la obra no fue sometida a censura eclesiástica y que “ningún católico, de cualquier estado o condición que sea, le es lícito leer, tener, vender, propagar o defender de cualquier manera dicha publicación…”. Luego llegaron la condena del Vaticano y la inclusión del texto en el Índice de Libros Prohibidos.El historiador Rodríguez Gómez alude a los hechos que distanciaron a la Iglesia del liberalismo en Colombia: expulsan a los jesuitas, eliminan privilegios de los sacerdotes, establecen la libertad de cultos, separan la Iglesia del Estado, toman medidas económicas que afectan el poder de la curia y muchas cosas más.Con el retorno de los conservadores al poder, llegó de nuevo la bendición para la Iglesia. Con la Constitución de 1886 se consagra la religión católica como credo nacional y un año después se firma el concordato con la Santa Sede.
El cantante Galy Galiano se estrena como escritor con el lanzamiento del libro ‘Llévame contigo’, una novela con toques de realismo mágico, basada en una historia de la vida real.El libro, ambientado en la época de los años 30, habla del amor entre los abuelos del artista.¿De qué trata ‘Llévame contigo’?Además del romance, trata también de los acontecimientos a principios del siglo pasado cuando, huyendo de la guerra, el hijo de una familia aristócrata italiana llega hasta Rincón Hondo, un pueblo en el departamento del Cesar, y allí conoce a Eliza.Ese fue el comienzo de un amor que sobrepasó límites raciales y culturales entre Martinelo Goduzzi, un boricario italiano, y la mulata.Para Galy Galiano, su abuela era a quien le contaba las más hermosas aventuras, hasta que un día, por algo que llama realismo mágico, el cantante sintió que se transportaba hacia la dimensión de Eliza.Una historia que el artista de música popular tardó 10 años por escribir.Galy Galiano también hizo ‘Llévame contigo’ en dedicatoria a sus seguidores.
De Colombia fue expulsado un ciudadano australiano que, presuntamente, estaría vinculado al delito de explotación sexual de menores. Esta acción fue llevada a cabo por Migración Colombia en el aeropuerto de Santa Marta.>>> Le puede interesar: Hombre es señalado de lanzar a su pareja por la ventana de un segundo pisoEste sujeto fue expulsado de Colombia tras una denuncia que fue interpuesta por Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín. Con este extranjero ya van 41 los reportados a Migración.En su cuenta de X, Migración Colombia manifestó que se hizo “efectiva la medida de expulsión al australiano Charlie Hardy, quien al ingresar al país presentaba en nuestros sistemas una consigna expedida por la Alcaldía de Medellín por vulneración de normas restrictivas relacionadas con la explotación sexual”.>>> Vea, además: Inauguran moderna planta para producir vacunas en Rionegro, Antioquia
Durante la noche de este viernes, 17 de mayo de 2024, se registró una asonada en el municipio de Tibú, Norte de Santander. Al parecer, la situación fue desencadenada por la captura de un sujeto que, supuestamente, se movilizaba con pasta de coca.>>> Otros temas: Asonada contra policías en Bello en medio de velorio de un supuesto delincuenteLa comunidad empezó a lanzar bombas molotov contra la estación de Policía del corregimiento Campo Dos. Según las autoridades, algunos hombres instrumentalizaron menores para tratar de quemar la estructura y generar caos.En videos publicados en las redes sociales se aprecia el momento en el que algunas personas se esconden detrás de un camión, que quedó atravesado en la carretera, para lanzar elementos contra la estación de Policía.Organismos de defensa de derechos humanos están tratando de mediar para controlar la situación, que es crítica en esa zona de Norte de Santander.>>> Vea, además: A militares heridos en asonada en Caloto los golpearon con piedras y los atacaron con machetes
La película colombiana ‘Mi bestia’, de la directora Camila Beltrán, se presentó en ACID, sección alterna del Festival de Cannes. >>> También puede leer: El director Mauro Mauad habló de Sin Clemencia, película que ya está en las salas de cine‘Mi bestia’ es la primera película colombiana en llevarse el honor de hacer parte de la sección ACID del Festival de Cine de Cannes, que este viernes, 17 de mayo de 2024, recibió su distinción en tan importante escenario.ACID es la sección paralela de Cannes que premia el trabajo del cine independiente. Elige a nueve películas entre miles de obras postuladas de todo el mundo."Es un gran orgullo poder hacer parte de esta selección, es una selección muy especial porque es una selección que está hecha por cineastas que defiende el cine singular, que defiende las propuestas diferentes y, bueno, estamos muy felices", señaló la directora de la cinta. El reconocimiento fue para Camila Beltrán y Marcela Mar, quien, además de actuar, por primera vez asume el rol de productora en el cine, entre otros personajes de esta cinta orgullo colombiano.'Mi bestia' es la ópera prima de Camila Beltrán, quien desde el 2018 escribió esta historia que ocurre en la Bogotá de los años 90 y que protagoniza la actriz natural Stella Martínez, que interpreta a Mila, una joven que experimenta los cambios de la adolescencia alrededor de una profecía.‘Mi bestia’ fue aplaudida este viernes en Cannes. Es una obra beneficiaria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, FDC, y deja una emoción inevitable tras el trabajo duro del cine colombiano.>>> También puede leer: Oppenheimer: conozca al colombiano que participó en efectos especiales de la cinta
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, desde Ayapel, en el departamento de Córdoba, reconoció su responsabilidad en el escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), relacionado con los carrotanques para La Guajia. Hizo referencia a Olmedo López, exdirector de la entidad, y la situación que ahora debe enfrentar su reemplazo, Carlos Carrillo.>>>Vea también: Olmedo López afirma que asume “un riesgo de muerte” por hablar de escándalo en la UNGRD“Nosotros fuimos a través de los decretos de emergencia a otro tipo de solución en La Guajira... Los decretos se cayeron y no es culpa de la Corte porque la Corte no, sino que mire lo que pasó. En la rapidez se robaron la plata y es una responsabilidad mía porque yo puse a Olmedo (López) al frente de la UNGRD. Y ahora usted está recién posesionado y tiene que asumir esta tormenta. Así que tiene que mover el cerebro rápidamente porque si no el caballo lo tumba”, afirmó el jefe de Estado.Justamente en Ayapel, según reportó la Presidencia de la República y el mismo Gustavo Petro, se realizó “una asamblea con los damnificados de las inundaciones en la región de La Mojana, para ofrecer soluciones que permitan enfrentar la crisis de la ruptura del boquete de Caregato”.“Informamos a la comunidad la destinación de $680.000 millones para adquisición de tierras y desarrollo productivo en esta región”, indicó la Presidencia.>>>Le puede interesar: Procuraduría abrió nueva investigación contra Olmedo López, exdirector de la UNGRD
Durante la noche de este viernes, 17 de mayo de 2024, se realizó un escabroso hallazgo en Bogotá. Dos cadáveres fueron encontrados en el interior de un vehículo que estaba abandonado.>>> Otros temas: Periodista agredido tras crimen de director de La Modelo: “Auxiliar obedecía órdenes”Según versiones preliminares, los cuerpos estaban dentro de un carro marca Renault Logan. El vehículo estaba al frente del CAI de Santa Librada, ubicado en el suroriente de la capital de Colombia.Al parecer, las personas que dejaron los cadáveres escaparon en un taxi. Las autoridades de Bogotá se trasladaron al lugar para realizar las inspecciones a la escena y adelantar las primeras pesquisas.>>> Vea, además: La denuncia de Elmer Fernández antes de ser asesinado: “Temo por mi vida”