La Fiscalía General de la Nación llamó a indagatoria a dos oficiales retirados de la Policía Nacional por el magnicidio del candidato presidencial Luis Carlos Galán.Los citados son el general Carlos Enrique Rodríguez González y el coronel Fernando Calvache Reyes.El primero se convirtió, hace apenas un año, en el cuarto general escuchado por el ente judicial en la investigación por el magnicidio perpetrado en agosto de 1989.La Fiscalía General busca que explique el operativo de captura contra varias personas que no tenían que ver con los hechos, es decir, de dónde sacó la Policía la información que llevó a las detenciones y quién dio las órdenes para las mismas.En el 2019, la Procuraduría General le había pedido al ente judicial que lo vinculara formalmente al proceso.Pero el llamado a indagatoria es también contra el coronel retirado Fernando Calvache Reyes, quien ahora trabaja en la Fiscalía y para la época del magnicidio de Galán era el jefe de la Sijín de la Policía en Cundinamarca.Un testigo lo relacionaba con ‘el Mexicano’, alias del extinto narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha.En abril de 2017, la Fiscalía 39 de la dirección de contexto consideró que no había motivos para seguir las pesquisas contra Calvache Reyes, pero la investigación fue reabierta.
La Familia de Luis Carlos Galán espera avances en la investigación de este magnicidio, luego de que la Fiscalía anunciara que los oficiales en retiro Argemiro Serna y Óscar Eduardo Peláez Carmona serán procesados como coautores del crimen y no como autores por omisión.Juan Manuel Galán, hijo de Luis Carlos, aseguró que la decisión del ente investigador traerá un nuevo rumbo al proceso.“Es una decisión trascendental, significativa e importante hacia la justicia, hacia aclarar muchos puntos que están pendientes en la investigación de un crimen de lesa humanidad. Creo que haber cambiado la imputación le dará un nuevo rumbo al proceso”, aseveró Galán.La familia Galán confía en que, pese al tiempo transcurrido, más de 30 años, las pesquisas ayuden a resolver el magnicidio.
Al acoger la solicitud de la Procuraduría, la Fiscalía señaló que los generales (r) de la Policía Nacional Argemiro Serna Arias y Óscar Eduardo Peláez Carmona deben ser investigados como presuntos coautores del homicidio del excandidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento, perpetrado el 18 de agosto de 1989, en Soacha, Cundinamarca.Al resolver un recurso de apelación interpuesto por el Ministerio Público contra la medida de aseguramiento no restrictiva de la libertad impuesta a los dos generales retirados, la Fiscalía 40 delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá confirmó esa decisión, pero señaló que los delitos por los que son investigados: homicidio con fines terroristas en concurso con tentativa de homicidio, proceden a título de coautoría y no como autores por omisión, como fueron señalados por el fiscal de primera instancia.
Reviven investigación contra coronel de la Policía que lideró allanamientos tras muerte de GalánFiscalía también ratificó la decisión de prohibir la salida del país a dos altos oficiales, entre ellos el entonces comandante de la Dijín.El asesinato del líder político Luis Carlos Galán motivó nuevas decisiones por parte de la Fiscalía General de la Nación.Para la Fiscalía, no fueron casualidad, negligencia ni ligereza las acciones que en cabeza del general Óscar Eduardo Peláez Carmona, director de la Dijín de la Policía, llevaron a desviar la investigación por el magnicidio de Luis Carlos Galán, perpetrado en la plaza central de Soacha, Cundinamarca, la noche del 18 de agosto de 1989.Como parte del plan se capturó y enjuició a Alberto Júbiz Hazbún, quien -siendo inocente- estuvo privado de su libertad cuatro años por este crimen. Por eso el general no podrá salir del país hasta que el ente investigador resuelva si lo llama a responder en juicio.Tampoco habría sido casualidad la actuación del entonces subcomandante de la Policía en Cundinamarca, coronel Argemiro Serna, de quien se dice se abstuvo de coordinar la seguridad de Soacha para la visita del candidato presidencial, pese a que existía una orden del director de la Policía Miguel Gómez Padilla de controlar el orden público y la seguridad en la plaza donde fue asesinado el líder liberal.De la estrategia, señala la resolución que resolvió la situación jurídica, participó el director del DAS de entonces, general Miguel Maza Márquez, con la debilitación de la seguridad del candidato.Uno de los testimonios clave fue el del mayor Luis Felipe Montilla, quien acusó al general Serna de negarse a enviar refuerzos para cuidar a Galán, el hombre más amenazado por los carteles de la droga en esa convulsionada época.También fue fundamental la versión de un cabo que dice que el general Argemiro Serna no solo ordenó que el grupo de contraguerrilla abandonara el lugar, sino que habría adulterado la minuta del comando de Soacha para simular un dispositivo de seguridad que nunca existió, presuntamente por orden del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha.Frente al caso de coronel Gentil Vidal Sarria, a quien le habían cerrado la investigación, la Fiscalía se la revivió por dudas y contradicciones sobre la forma en que coordinó los allanamientos que se hicieron tras el crimen del político.Estas se hicieron desde el 19 de agosto de 1989 en algunas de las propiedades de Rodriguez Gacha, que tenía en su nómina a varios policías de Cundinamarca.
La muerte silenció a uno de los más reconocidos cantantes vallenatos de Colombia: Jorge Oñate. Conocido como El jilguero de América o 'ruiseñor del Cesar', estuvo internado durante varios días en el Instituto Cardiovascular del Cesar y posteriormente fue trasladado al Hospital Pablo Tobón Uribe en Medellín, donde finalmente murió.A esa ciudad fue llevado en un avión ambulancia luego de que presentara una pacreatitis que comprometía su vida.Antes de ser internado en una UCI en el Instituto Cardiovascular del Cesar, Jorge Oñate le envió un mensaje de audio a su amigo Juan Alberto ‘el Cacha’ Acosta en el que le pedía seguir los cuidados que las autoridades recomiendan frente al COVID-19 y que continuara con lo que sabe hacer: componer música vallenata.“Cuídate hermano, tenemos que cuidarnos con este problema que hay de esta pandemia; aquí en estos momentos tan graves que estamos debes hacer tus cancioncitas también. Y es lo mejor, Cacha, estar ‘pegaos’ de Dios. Cuídese, cuide a su familia y de los que estén alrededor. No esté saliendo mucho y no deje llegar mucha visita a su casa”, le dijo el jilguero de América, según divulgaron medios locales.Pero otra fue la frase que más llamó la atención: “Aquí es donde estamos viviendo la verdad de la vida; aquí no vale plata ni poder ni que sea alto ni blanco. Esta es la verdad de la vida, el único que va a arreglar esto es Dios”.Jorge Oñate nació en 1949 (71 años) en La Paz, Cesar, donde dio sus primeros pasos en la música hasta llegar a grabar junto a otros grandes del vallenato.Jorge Antonio Oñate González, su nombre completo, deja un sinnúmero de éxitos, pero quizá el más recordado es Nunca comprendí tu amor.“Nunca comprendí tu amor cuando llegó y se fue de pronto // Como nube pasajera así llegaste tú y te fuiste // Te agradezco los momentos que a tu lado me ofreciste // Solo, quisiste divertirte conmigo un rato // Luego, todas mis ilusiones las dejaste a un lado // Porque alguien cercano a mí te calentó el oído”, dice este, uno de los temas de Jorge Oñate, quien se ganó un lugar entre los más grandes de la música vallenata.También tuvo polémicas: fue vinculado al proceso por el asesinato de su primo, el político Efraín Ovalle, oriundo de La Paz.
La difícil situación de violencia ha marcado definitivamente la riqueza cultural del Pacífico nariñense. Tumaco es uno de los más afectados, pero este municipio, conocido como la perla del Pacífico, es tierra de gente amable, exuberante naturaleza, arte, de la marimba de chonta.Allí sobresalen agrupaciones como Plu con Pla, que resisten por medio de la música, denuncian a través de sus letras, construyen memoria, dignifican a sus muertos y le cantan a la esperanza.“A Tumaco hay que registrarlo como tierra de gente negra, campesina, pescadores, agricultores, gente que se dedica al arte, a la tradición, a conservar nuestros saberes”, señala Hárold Tenorio, director del grupo.Asegura que, desde el arte, están tratando de sacar a los jóvenes de la violencia que actualmente afecta a la región.
Dos niños de 5 años y otros 4 menores de edad entre 15 y 17 años resultaron heridos en Buenaventura, occidente del Valle del Cauca, tras la explosión accidental de un artefacto que habían hallado minutos antes y con el que, sin saber de su peligro, decidieron jugar.“Seis menores de edad que se encontraban jugando en vía pública del barrio Juan 23 de Buenaventura resultan lesionados después de que encuentran un objeto lo manipulan y este explota”, aseguró el coronel Jorge Antonio Urquijo, comandante de la Policía del Valle del Cauca.La explosión, que generó pánico entre los habitantes de la comuna 8 del distrito, le provocó heridas por esquirlas en brazos y piernas a los menores, que permanecen en la clínica Santa Sofía del puerto vallecaucano bajo observación médica.“Fueron socorridos de manera inmediata por las autoridades que patrullaban en ese sector, fueron llevados a un centro asistencial”, afirmó Camilo Murcia, secretario de Seguridad del Valle del Cauca, al anotar que “están fuera de peligro”.El alcalde de Buenaventura, Víctor Hugo Vidal, indicó que los seis menores “están pendientes de algunas radiografías, pero, en general, las afectaciones, las esquirlas en su cuerpo, no generaron mayor daño”.Las autoridades ofrecieron una recompensa de hasta 20 millones de pesos por información que pueda dar con los responsables de este hecho, mientras el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar hace acompañamiento a los dos niños y cuatro jóvenes heridos, así como a sus familias.La Policía busca determinar con exactitud de dónde salió ese artefacto explosivo y cómo es que termina en las manos de los niños del barrio Juan 23, uno de los afectados en Buenaventura por el enfrentamiento entre bandas delincuenciales.
En Valdivia, norte de Antioquia, fue capturado alias ‘Felipe’, señalado cabecilla de la compañía Tarazá del ELN.Según el presidente Iván Duque, Neyder García Zapata lleva más de cinco años en el grupo guerrillero y tiene órdenes de captura por concierto para delinquir agravado.El operativo fue desarrollado por hombres de la Dijín de la Policía, Fiscalía y el Ejército. “Con esta captura se afecta el Frente ‘Darío Ramírez Castro’, dedicado, también, al narcotráfico, extorsión y minería ilegal”, indicó el mandatario en su cuenta de Twitter.
El tapabocas se ha vuelto un aliado durante la pandemia. Su uso impide que el coronavirus entre al cuerpo y, por ende, evita el contagio.Pero desecharlos de forma incorrecta puede terminar en contaminación, pues pueden terminar en los cuerpos de agua. Hoy día, ya se ven tirados en calles de Bogotá.Ocho millones de toneladas de plásticos ingresan al océano cada año. La situación puede empeorar si se suman los tapabocas, los guantes, las botellas de desinfectantes y otros.Aunque los tapabocas son esenciales para detener el contagio de COVID-19, los daños al medio ambiente y el impacto por su uso, los comenzaremos a sentir más adelante.“La pandemia se vive en los océanos desde hace muchos años. Todos estos plásticos terminan allí contaminando la fauna y afectando tantas especies”, manifiesta Fabio Arjona, director de conservación internacional en Colombia.Solo hacer el estimativo es desalentador. Si todos en Bogotá usamos tapabocas desechables, todos los días, durante un año, eso crearía más de 2.900 toneladas de residuos contaminados.“Estos elementos tardan hasta 200 años en descomponerse, estamos hablando de plásticos y de materiales que por seguridad no se pueden reutilizar”, añade Arjona.Los tapabocas, por transportar posibles virus y por sus materiales, no se pueden reaprovechar, por eso deben incinerarse en los rellenos. Pero, ¿cómo debemos desecharlos para evitar más desperdicios? Hay tres formas de aportar:1. Desinféctelos rociándolos con alcohol o cloro antes de botarlos2. Córtelos con unas tijeras, especialmente las tiras3. Arrójelos a la basura, no en las callesLa contaminación ambiental por estos elementos no es un problema local, sino mundial, por lo que dicen los expertos, mientras pasa la pandemia, los esfuerzos también deberán concentrarse en el problema del cambio climático y en construir practicas más sostenibles.