Un robo cometido a las 7:00 p.m. del martes 2 de marzo en el barrio San Fernando, de la localidad de Barrios Unidos, prendió las alarmas entre las autoridades y quienes están a cargo de la vacuna COVID-19 en Bogotá.Delincuentes armados llegaron hasta una vivienda del sector y antes de que fuera ingresado a un garaje, se lo robaron.“La camioneta contenía en el interior de la misma unas cajas térmicas, las cuales son utilizadas para la operación de la vacunación”, dijo el coronel Nelson Quiñones, subcomandante de Policía de Bogotá.Dicen las autoridades que los ladrones tal vez no sabían lo de las neveras vacías.“Con toda la disposición, equipos de inteligencia, de policía judicial, hacemos un barrido cuadra a cuadra para lograr ubicar el vehículo y capturar a los responsables del hurto”, agregó el oficial.Esos contenedores habrían tenido que estar a primera hora en las bodegas para transportar las vacunas COVID-19.“Cabe destacar que estos vehículos son escoltados por la Policía Nacional una vez las vacunas van a ser desplazadas a una IPS”, dijo el coronel Quiñones, en relación a que en ese preciso momento esto no sucedía.Minutos después de cometido el hurto, Noticias Caracol informó de lo ocurrido. “Los asaltantes hurtaron el vehículo, el cual tenía 12 cajas térmicas para transporte de vacunas. Sin embargo, ninguna contenía vacunas. Las personas del equipo de logística víctima del robo fueron agredidas por los asaltantes, pero afortunadamente se encuentran bien”, explicó la Secretaría de Salud de Bogotá.
Dos estudiantes de 15 y 16 años salieron de casa en el barrio Isla del Sol, en el sur de Bogotá, a comprar unas témperas y otros materiales que necesitaban para hacer una tarea y en medio del recorrido, aseguran sus padres, fueron abordados por delincuentes que no solo los secuestraron, también los obligaron a robar en su propia casa.El ataque a los dos menores sucedió a la altura del barrio Madelena, en la localidad de Ciudad Bolívar.“Al amigo de mi hijo lo metieron al lado de un potrero, lo tuvieron retenido, amenazándolo con un revólver; a mi hijo le preguntaron que si tenía WhatsApp, él dijo que sí, le dijeron que tenía que ir a la casa, sacar el celular y si no lo hacía le mataban al compañerito”, contó uno de los papás.Ahora los dos estudiantes, dicen los papás, no quieren pisar la calle mientras ellos junto a las autoridades tratan de establecer por medio de cámaras de seguridad qué ocurrió en la noche de pesadilla para estos dos jóvenes.
Cuando creían que habían ‘coronado’, dos ladrones fueron detenidos por la Policía: se estaban repartiendo el botín de lo robado a usuarios de un SITP en Bogotá.Aunque los delincuentes alcanzaron a huir, la Policía los siguió y les echó mano en una cafetería de la misma zona donde cometieron el hurto.
Un presunto ladrón fue detenido por la Policía, luego de percatarse de que una turba lo estaba golpeando al haber sido sorprendido robándose una bicicleta.Sucedió en el barrio San Carlos, de la localidad de Tunjuelito, en el sur de Bogotá.Allí la comunidad lo persiguió, lo golpeó y hasta le fueron quitados sus zapatos.El presunto delincuente fue llevado a la Fiscalía.
Acorraladas por un grupo de ladrones, dos personas fueron obligadas a ingresar a una casa en la localidad de Ciudad Bolívar, sur de Bogotá, para así despojarles de una motocicleta.El hecho fue obra de al menos cuatro ladrones, según dijeron las víctimas, que llegaron en dos motocicletas, las amenazaron con armas de fuego a y las robaron. Luego huyeron.Estos motoladrones, como ya les dicen en la localidad de Ciudad Bolívar, se convirtieron en un verdadero dolor de cabeza para la comunidad, que pide acciones prontas de las autoridades.
Minutos después de un asalto a varias personas en un restaurante de la zona rural de Usme, en el suroriente de Bogotá, dos ladrones fueron detenidos.Según la Policía, los hombres tenían las pertenencias de las víctimas.Fueron trasladados a la URI de Tunjuelito para ser procesados.
Los vecinos de un barrio en Bogotá no lo podían creer: unos se tomaban la cabeza con las manos, los otros corrían para ver a quién podía ayudar y no era para menos: un taxista acababa de meterse, con carro y todo, violentamente en una tienda.Aunque la Policía se pregunta cómo terminó allá el taxista luego de saltarse el separador, ya tiene una hipótesis.Al parecer el conductor sufrió un microsueño, pues no tenía puestos los zapatos, tenía cansancio y esto a raíz de los turnos 24 horas de labor por 24 horas de descanso.En el hecho, una persona resultó lesionada.
La crisis económica del COVID-19 había acorralado a la familia Mosquera: la sacó de su querida Antioquia y la llevó al barrio Puerta al Llano, el que queda arriba antes de la salida que comunica a Bogotá con Villavicencio en la localidad de Usme.En medio de la incertidumbre, las dudas y las dificultades, los Mosquera hicieron un llamado a través del Ojo de la Noche, de Noticias Caracol, para que el Distrito les permitiera un cupo escolar en una de las instituciones de la zona.La Secretaría de Educación de Bogotá se movió y les asignó el esperado cupo para que los tres pequeños de los Mosquera puedan estudiar este 2021.Pero no fue la única noticia que llegó al Puerta al Llano, el último barrio de Bogotá.Los televidentes de Noticias Caracol, al ver la necesidad de los pequeños, donaron un computador portátil, un computador de mesa y útiles para que ellos cumplan sus tareas y sus sueños, pues uno de ellos quiere ser periodista, una niña bailarina y la otra youtuber.“Le quiero dar las gracias a usted (Edward Porras), a su equipo por habernos escuchado, que mi Dios me los bendiga siempre, ya con esto voy a salir adelante, a seguir luchando”, dijo una de los Mosquera con la voz entrecortada.
Hay preocupación por la presencia de ladrones en moto en el barrio José Joaquín Vargas (J. Vargas), ubicado en la localidad de Barrios Unidos, en el noroccidente de Bogotá.El Ojo de la Noche, de Noticias Caracol, conoció que ladrones en moto arribaron a un establecimiento comercial, intimidaron a una persona y le dispararon en un brazo, todo para arrebatarle sus pertenencias.Sin embargo, la comunidad reaccionó y evitó el asalto, y los delincuentes tuvieron que huir.El llamado de los vecinos es a que la Policía no los deje solos, al azar de los ladrones.
El frío, la oscuridad y la soledad reinaron en varios puntos de Bogotá en el tercer toque de queda nocturno por el COVID-19 y aunque las autoridades instalaron tres controles de seguridad, los ladrones no descansaron.Cinco de ellos, que siembran el terror en la zona de Villa María, en la localidad de Suba, quedaron en cámaras de seguridad mientras atracaban a un domiciliario.El trabajador esperaba a las afueras de un inmueble en su bicicleta, cuando, como hienas, los delincuentes lo rodearon y mientras uno le apuntaba con lo que parecía un arma de fuego, otro lo golpeaba y le quitaba su medio de transporte.Posteriormente, le arrebataron el producido del día: 40 mil pesos.Con el dinero y el caballito de acero, huyeron.También, en medio del toque de queda, en la localidad Rafael Uribe Uribe, otro delincuente fue detenido tras robarse una bicicleta.Le fueron incautados el vehículo, una pistola, el proveedor y un teléfono celular.El Ojo de la Noche, de Noticias Caracol, además registró lo ocurrido en la madrugada en la avenida Ciudad de Cali. Allí una persona chocó su vehículo con un separador vial. Dicen las autoridades, que el hombre huyó y en su lugar llegó otra persona para llevarse el carro.A esta le impusieron un comparendo por incumplir el toque de queda obligatorio.
Desde el primero de febrero Myanmar pasa por una complicada situación de orden público con violentas represalias a manifestantes que han salido a las calles para rechazar el golpe de Estado. De hecho, el domingo 28 de febrero se vivió el día más sangriento: 18 personas muertas y 30 heridas.Entre las imágenes que han dejado las revueltas se destaca la de la hermana Ann Un Thawng, quien se arrodilló ante una avanzada de policías con escudo que se dirigía hacia un centenar de manifestantes. “En el nombre de Dios, no tomen estas jóvenes vidas, tomen la mía”, les dijo a los uniformados.Para los creyentes, fue el poder de la oración el que evitó una posible reacción violenta. Otros resaltan simplemente el gesto humanitario de ponerse de rodillas y pedir clemencia en medio de una situación tan sangrienta.Lo cierto es que esta monja de 40 años evitó con su intervención más choques. De hecho, medios internacionales manifestaron que unas 50 personas que protestaban lograron refugiarse en el convento del cual hace parte sor Ann Un Thawng.El medio ECCLESIA ahondó en la vida de esta religiosa birmana. Trabaja como enfermera de lunes a sábado y después hace las mismas labores en un campo de desplazados.Por su intervención durante las manifestaciones y su labor diaria con los más necesitados, como dice una persona cercana, la monja “es para admirar. Lo que ha hecho le ha salido del corazón".
Para la Iglesia católica lo que está sucediendo en el Urabá, a lo largo de la costa Pacífica, tiene nombre: grupos de narcotraficantes estarían detrás de las amenazas a la población y el crecimiento exponencial de cultivos ilícitos.“Es una situación muy compleja, esto se viene presentando ya desde hace varios años y se seguirá presentando a lo largo de todo el territorio, porque son muchas las personas extrañas al territorio que han llegado a hacer esa siembra de cultivos ilícitos”, aseguró monseñor Hugo Alberto Torres, obispo de la diócesis de Apartadó, Chocó.Anotó que también “hay otras fuerzas y otros agentes que patrocinan, defienden a los que están haciendo esta clase de cosechas de cultivos ilícitos”.“Los intereses son de parte y parte. Mientras los intereses de unos y otros quieran prevalecer sobre la norma nacional, el problema se incrementará mucho más”, sostuvo.Incluso, el prelado revela que líderes de la región le han confesado que en los últimos meses ha habido flujo de plata dentro de los campesinos que nunca antes se había visto.“Nos pidieron que, como Iglesia, hiciéramos presencia con ayudas humanitarias y yo dije no se mueve una mano mientras el tema sea lo ilícito. Y algún líder de allá me decía que la gente compraba sus mercados con comidas carísimas, luego no era una pobreza ni una necesidad sentida, sino que era algo ya preparado y detrás había todo un plan camuflado”, afirmó.Como una forma de enfrentar la situación en esta región, la Iglesia católica le pide al Gobierno que replantee su propuesta de usar el glifosato y que recurra a la implementación de proyectos productivos, para evitar que más actores armados lleguen a este territorio generando confinamientos y desplazamientos en la población.“Pensaría que la erradicación manual, más de acuerdo con el medio ambiente, sería lo ideal y que fueron los mismos campesinos los que hicieran la erradicación de sus propios cultivos, en la medida que el Estado genere proyectos productivos, porque todo sabemos el mal que el glifosato hace al ambiente y las situaciones de salud que implica en la población el uso de este elemento”, dijo.El obispo de Apartadó le hizo un llamado a la fuerza pública para que tome acciones contundentes y evite que los resguardos indígenas sigan siendo víctimas de las minas antipersona, que usan los grupos ilegales en la zona.Finalmente, alertó al Gobierno que si no se toman acciones urgentes se podría presentar una de las mayores crisis humanitarias en la región, pues, según el más reciente informe de la Defensoría del Pueblo sobre la situación del Chocó, 4.741 personas se encuentran entre confinadas y desplazadas.Iglesia denuncia que personas extrañas han llegado al Chocó a sembrar cultivos ilícitosPara la Iglesia católica lo que está sucediendo en el Urabá, a lo largo de la costa Pacífica, tiene nombre: grupos de narcotraficantes estarían detrás de las amenazas a la población y el crecimiento exponencial de cultivos ilícitos.“Es una situación muy compleja, esto se viene presentando ya desde hace varios años y se seguirá presentando a lo largo de todo el territorio, porque son muchas las personas extrañas al territorio que han llegado a hacer esa siembra de cultivos ilícitos”, aseguró monseñor Hugo Alberto Torres, obispo de la diócesis de Apartadó, Chocó.Anotó que también “hay otras fuerzas y otros agentes que patrocinan, defienden a los que están haciendo esta clase de cosechas de cultivos ilícitos”.“Los intereses son de parte y parte. Mientras los intereses de unos y otros quieran prevalecer sobre la norma nacional, el problema se incrementará mucho más”, sostuvo.
Nairo Quintana finalizó en el top 20 del Trofeo Laigueglia. El colombiano llegó a 1:32 del campeón de la carrera, el neerlandés Bauke Mollema.“Estaba compitiendo en mi segunda carrera del año y es un buen comienzo considerando mis cirugías de rodillas. Seguiré concentrado plenamente en el proceso de recuperación que comencé hace varias semanas”, dijo Nairo Quintana tras la competencia en la que sufrió una caída sin consecuencias en los kilómetros finales. Por su parte, Yvon Ledanois, director deportivo del Arkea, quedó satisfecho con la actuación de Nairo Quintana porque “se está recuperando de sus dos operaciones de rodilla. Todavía le falta competencia y es normal que haya diferencia de nivel entre los líderes al inicio de la temporada. Sin pánico, él aumentará su fuerza a lo largo de las semanas”.La otra carrera en la que Nairo Quintana, de 31 años, participó en esta temporada fue el Tour de los Alpes Marítimos y finalizó noveno.⚽ Vea acá las noticias del mundo del fútbol: selección Colombia, liga nacional, campeonatos internacionales y mucho más.
Un artículo de opinión publicado por The Washington Post cuestiona duramente los asesinatos de líderes sociales y critica al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a quien insta a “intervenir para proteger a las comunidades en Colombia y resucitar el proceso de paz”.El texto fue escrito por Hanna Wallis, que ha reportado la violencia registrada en el país suramericano.Su artículo inicia relatando el asesinato de la líder indígena Cristina Bautista, quien dos meses antes de morir dijo: “Si guardamos silencio, nos matan. Si hablamos, también. Así que hablamos”.En la nota, Wallis afirma que “los líderes de comunidades minoritarias predominantemente rurales están soportando el peso de una nueva ola de violencia por organizarse para defender sus derechos y su tierra. La promesa de paz les falló”.“Biden tiene la oportunidad de apartarse del legado de EE. UU. en Colombia de financiar groseramente la militarización y los esfuerzos agresivos contra el narcotráfico que demostrablemente han fracasado”, agrega.Asimismo, le pide al presidente de Estados Unidos designar un enviado especial para la paz en Colombia.“La paz se construye desde cero y eso es lo que merecen colombianos como Cristina Bautista”, concluye el artículo.
El gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, fue capturado nuevamente luego de que un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia lo acusó por presuntas irregularidades en la contratación de las obras de mantenimiento y pavimentación de un tramo de la Troncal la Paz, entre La Cruzada – Caucasia.Gaviria había recuperado la libertad en octubre por orden del Tribunal Superior de Medellín, luego de que un fiscal le dictara medida de aseguramiento por los mismos hechos.El contrato que enreda al gobernador de Antioquia fue suscrito cuando se desempeñó en el mismo cargo entre 2004 y 2007. Su valor inicial fue de 41 mil 663 millones 432 mil 778 pesos.“La investigación da cuenta de que la licitación fijó un anticipo del 25% del valor básico del contrato; sin embargo, en la firma del contrato, el 22 de diciembre de 2005, se aumentó a 29%. Para el fiscal instructor, tal variación no tendría justificación técnica y correspondería a una modificación caprichosa”, señaló la Fiscalía.“El material de prueba da cuenta de anomalías en la firma del contrato 2005-CO-20-335, en la tramitación y suscripción del contrato adicional N° 1 y del otrosí 2; y de la probable apropiación en favor de terceros de recursos del anticipo, en hechos ocurridos durante el periodo como gobernador de Antioquia entre 2004 y 2007”, informó el ente.A Aníbal Gaviria nuevamente se le impuso medida de aseguramiento de detención domiciliaria, confirmaron autoridades. El mandatario ha negado su participación en esos hechos y ha esgrimido su defensa en que él no firmó los contratos.Para la Fiscalía, él era responsable de vigilarlos.