Miembros de la comunidad indígena La Samaritana, que residen en Puerto Leguizamo, Putumayo, piden a los uniformados de la base naval ARC Leguizamo una ayuda para facilitar la movilidad en la zona, misma que se vio interrumpida por la seguridad del recinto militar.En un video que fue enviado a la sección El Periodista Soy Yo, de Noticias Caracol, se puede ver a menores de edad que deben atravesar un humedal para llegar de un lugar a otro.“En una situación así, deberían facilitar las alternativas a la población, pero no, antes arriesgan a los niños, quienes transitan en zonas de alto riesgo. Este es un humedal que tiene más de 50 metros de largo, están expuestos a que los muerdan las serpientes”, contó la persona que denunció la situación.Conozca más denuncias ciudadanas dando clic aquí.
Hombres armados entraron a una gallera de Orito, Putumayo, y requisaron uno a uno a los asistentes del lugar.Luego uno de ellos, quien según las autoridades sería alias ‘Popeye’, se refirió a las autoridades de la región.“Con las Fuerzas Militares no pasa nada. Somos los comandos de la frontera, oyeron. Somos los que estamos aquí en el área”, dijo ‘Popeye’.Según los investigadores, el hombre pertenece al Comando Frontera, un grupo del que hacen parte disidentes de las FARC y miembros de la banda La Constru.“Vamos a controlar mucho desorden que se está presentando por aquí. Viciosos, viejas viciosas que hay por acá, drogadictos, ladrones. A todos los vamos a matar”, indicó el hombre.Lo ocurrido en el establecimiento preocupa a los líderes sociales del departamento, pues dicen que en la zona no hay presencia de las autoridades.“Eso de alguna u otra forma genera una alarma muy fuerte. Es decir, hasta qué punto tienen condiciones estos grupos para mantenerse y para hacer presencia en zona como estas, en el departamento de Putumayo”, señaló Yuri Quintero, miembro de la red de derechos humanos.Ante lo sucedido, el gobierno departamental convocó a un consejo de seguridad y le pidió a la fuerza pública militarizar la zona.“El Ejército y la Policía tienen la autonomía y el control del territorio; así lo dice la Constitución y así lo haremos cumplir. Sin embargo, que seamos todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas para poder tomar una determinación”, explicó Álvaro Granja, gobernador encargado del Putumayo.Horas después de la presencia del grupo ilegal, dos hombres presuntamente de la misma organización delictiva, que portaban una granada, fueron capturados por la Policía.
La Contraloría encontró que la demora en Mocoa es tal que las obras estarían embolatadas. Aunque se han entregado 300 casas, solo se ha avanzado en un 20% en las dos etapas en las que deben construir otras 900 viviendas, con una inversión de más de 52 mil millones de pesos.El retraso en Mocoa también se evidencia en el hospital y en el megacolegio, que debió empezar a construirse en 2018 y cuyas obras solo iniciaron hace seis meses.La Contraloría alertó que tan solo se han ejecutado entre un 10% y un 12% de los recursos destinados a este proyecto. También señaló que, a la fecha, las obras más importantes no cuentan con diseños aprobados.
En la vía que comunica a El Tigre con la cabecera municipal de La Hormiga, en el Valle del Guamuez, Putumayo, Henry Ortega, Yarleni Yela y su bebé de 9 meses fueron asesinados a tiros por sujetos que habrían interceptado la camioneta en la que se transportaban.El hombre asesinado junto a la mujer y el menor, según la Policía, es alias ‘el Químico’, señalado integrante del grupo delincuencial Comandos de Frontera.“Dos personas que nada tienen que ver, familiares de un delincuente reconocido, entre ellos un menor de edad. Un tema lamentable que pierda la vida este niño”, aseguró e l coronel Francisco Gélvez, comandante de la Policía de Putumayo.De acuerdo con las autoridades, al parecer, los delincuentes venían siguiendo a esta familia desde el municipio de Orito, lugar del que habrían salido en horas de la mañana.“Es una situación que se da por rentas criminales del narcotráfico”, sostuvo el coronel Gélvez, al anotar que ya se adelanta la investigación con la Fiscalía General de la Nación.Según las primeras indagaciones, los presuntos responsables de este triple homicidio serían las disidencias de las FARC que se disputan el control de la zona para el narcotráfico.En la base antinarcóticos de la Policía de Villagarzón, las autoridades convocaron un consejo de seguridad para evaluar la situación registrada en Valle del Guamuez y otros hechos presentados en el departamento de Putumayo.
El aumento de las formas de violencia y amenazas en el Putumayo, en todo el cordón fronterizo, sobre los ríos Putumayo y Caquetá, tiene a decenas de comunidades confinadas bajo la ley de los armados de turno.Lo más inhumano se esconde en una parte de la selva colombiana, donde los niños y niñas campesinos están siendo reclutados. Los líderes políticos y de derechos humanos que denuncian o intentan frenar las incursiones están bajo el ultimátum de los panfletos.Putumayo es una tierra olvidada por el Estado.Desde sus inicios fue territorio de colonos, labriegos y comerciantes, beneficiados por los caminos de herradura y embarcaciones que atravesaban el majestuoso río Putumayo, las mismas vías por donde entraron las primeras semillas de coca de la mano de los hombres de Gonzalo Rodríguez Gacha, alias ‘el Mexicano’.La coca partió su destino cuando el cultivo pegó en la zona selvática y terminó regándose sin control por el Valle del Guamuez, siguió rio abajo hasta Puerto Leguízamo y San Miguel; subió hasta Puerto Caicedo y pasó a Orito. En su recorrido ascendente se instaló en Puerto Guzmán y Villa Garzón.Son los cocales que se extienden selva adentro y los que familias campesinas defienden exponiendo sus vidas frente al control de la erradicación forzada que cumplen con rigor las autoridades.Es una economía ficticia, próspera con la resiembra. Andrés Cancimance, diputado y líder político de la zona, asegura que este fue el detonante de una guerra reciclada de la década de los 90.Cancimance y Yuri Quintero, la lideresa campesina, han logrado hacer visible lo que está ocurriendo en su departamento a costa de ser amenazados.La última alerta les llegó puerta a puerta en forma de panfleto, a nombre del grupo Comando de la Frontera, que los emplazaba como colaboradores de las disidencias del Frente Primero Carolina Ramírez de las extintas FARC.El 9 de enero, el grupo Gaula de la Policía incautó más de 15 mil panfletos listos para ser repartidos entre la población.El pecado de los dos líderes fue advertir y frustrar la incursión de este grupo criminal en la vereda de Yurilla.“A partir de esta disputa que hay entre los grupos armados por el tema de quién se queda controlando la economía del narcotráfico, eso ha generado cifras de asesinatos, está generando desplazamiento forzado, reclutamiento forzado y sobre todo está generando amenazas contra líderes y lideresas en el territorio, y las comunidades campesinas, principalmente las que están en el río Putumayo y Caquetá, están confinadas”, dijo Cancimance.“A la fecha tenemos una lista de más de 63 líderes, hombres y mujeres que han sido asesinados en zonas rurales del departamento del Putumayo sobre todo en bajo y medio Putumayo”, manifestó Quintero.La situación es tan compleja que Cancimance lo describe así: “La erradicación forzada se ha incrementado, han superado los 20 operativos de erradicación en toda la región del Bajo Putumayo, en resguardos indígenas y esto ha generado una cifra especifica de dos personas asesinadas en el marco de estas erradicaciones forzadas”.El problema no es solo colombiano. Son redes que pasan por Brasil, Perú, Ecuador en un juego criminal en que todos ponen y los campesinos también, pero los muertos.“El campesinado habla de una economía de la sobrevivencia y la coca les ha permitido abastecerse, la coca les ha permitido sobrevivir, mientras que aquí lo que tenemos que decir es que el combustible de esta guerra es el narcotráfico, es decir las mafias", indicó el diputado.Para contrarrestar la situación, la Policía ha desarrollado varias estrategias, una de ellas es identificar a los criminales e incluirlos en un cartel de los más buscados y ofrecer una millonaria recompensa para capturarlos."Hay una instrumentalización de niños niñas y adolescentes, tenemos elementos probatorios, evidencias físicas, una noticia criminal, un proceso con unas órdenes de captura, generamos un cartel de los más buscados, donde estemos generando hasta 100 millones de pesos para dar con la captura de estos cabecillas que, precisamente, son los que instrumentalizan los niños, niñas y que generan el temor y el caos en la comunidad”, aseguró el coronel Francisco Gelvez, comandante de la Policía de Putumayo.
En Puerto Caicedo, Putumayo, las autoridades buscan a un hombre que tenía casa por cárcel y que en las últimas horas asesinó a su suegra e hirió a su cuñada menor de edad. Tras el homicidio el hombre se dio a la fuga.Ocurrió en una vivienda ubicada en la vereda El Cedral. Carlos Alfonso Trujillo, quien tenía casa por cárcel, es señalado de atacó a la madre de su esposa con arma cortopunzante.“Entran en una discusión familiar y esta persona intolerante procede a apuñalarla muchas veces e igualmente a su cuñada, una jovencita de 17 años, la cual se está debatiendo entre la vida y la muerte en un centro médico aquí en el departamento”, manifestó el comandante de la Policía de Putumayo, coronel Francisco Gelvez.Según las autoridades, tras el ataque el hombre huyó de la vivienda y ahora es buscado en zona rural de Puerto Caicedo.“Este señor se encontraba con prisión domiciliaria por el delito de narcotráfico y había sido enviado a su domicilio. Fue allí aprovechando esta situación que ocasionó esta muerte”, añadió el coronel.El hombre señalado deberá responder por los delitos de feminicidio y tentativa de homicidio.Feminicidios en Colombia en lo que va de 2021Según la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, de la Vicepresidencia de la República, en lo que va de 2021 se han asesinado a 16 mujeres. Prácticamente una por día.Los homicidios registrados en el 2019 fueron 211, mientras que en 2020 fueron 151. Aunque bajaron estas muertes, en medio del confinamiento por la pandemia aumentó la violencia intrafamiliar: 60.362.Mientras que en 2019 hubo 13.465 por violencia intrafamiliar, en 2020 subieron a 23.977.No guarde silencio, denuncieSi usted o alguien que conoce es víctima de violencia sexual o intrafamiliar, denuncie en estas líneas:- Línea Nacional: 155- Policía Nacional: 123- Línea Fiscalía General de la Nación: 122- Instituto Colombiano de Bienestar Familiar: 018000 918080- Línea de Protección para niños, niñas y adolescentes: 141- WhatsApp: 320 239 1685 – 320 865 5450 – 320 239 1320
Padre, madre e hija se movilizaban en la motocicleta que fue impactada por otra que invadió el carril, entre los municipios de Sibundoy y Colón.“A las 10:50 de la noche se presenta un accidente lamentable en un municipio del alto Putumayo; por imprudencia de uno de los conductores (…) y se presenta un choque. Hay un saldo lamentable: cuatro personas fallecidas, entre ellas una niña”, detalló el coronel Francisco Gélvez, comandante de la Policía del departamento.El oficial precisó que en uno de los vehículos “iba toda una familia: papá, mamá e hija; en la otra motocicleta iban dos personas, las cuales invaden carril”.La Policía espera los resultados de Medicina Legal para establecer si alguno de los conductores estaba en estado de embriaguez.
“Dios mío, señor divino, ayyyyyyy”, gritaba una señora que veía cómo dos embarcaciones chocaban y una de ellas se hundía en el río Putumayo, en Puerto Asís.La colisión se registró hacia las 10:00 de la mañana de este sábado cuando una de las embarcaciones se acercaba hacia la orilla.Según los habitantes que grabaron el accidente, uno de los barcos golpeó al otro por la popa, haciéndolo colapsar de inmediato. Aunque las embarcaciones no llevaban carga, las pérdidas son considerables. Por fortuna, no se registraron heridos.Los habitantes de la zona pidieron la construcción de un puerto para evitar nuevos accidentes.
Santiago Duque y Diana Rojas capotean incansablemente por trochas y malas conexiones de internet para que sus alumnos en zonas rurales de Colombia reciban la mejor educación posible.Duque, profesor de la Universidad Nacional en Leticia, imparte clases para jóvenes “de todas las áreas geográficas de la cuenca amazónica, algunos vienen de veredas o de regiones apartadas”.Entre sus alumnos, además, hay una “que tiene que viajar dos horas en moto, en día, porque es una zona roja de conflicto, para ir a un punto donde hay internet y volver a la casa rápidamente”, cuenta.Este profesor de biología y ecología de la Universidad Nacional despacha desde hace 31 años desde la sede de Amazonas.Sus alumnos están en Caquetá, Putumayo, Guainía o Vaupés, mientras su laboratorio de investigación constata la deforestación salvaje que a zarpazos se traga la cuenca amazónica.Mantener un buen nivel educativo ha sido más difícil con la variable del COVID-19, pues, afirma, la mitad de los estudiantes no pueden acceder a las clases virtuales “ por problemas de comunicación, problemas de internet, de conectividad, no tener plan de datos, algunos no tienen ni siquiera computadores”.Las carencias tecnológicas y la situación extrema han modificado su rol de profesor universitario y de su propio bolsillo, dice, “le pagué a varios el semestre pasado y este porque son personas de estrato 1 y 2, entonces es muy difícil para muchas familias y ahora con el problema de la pandemia pues muchos padres quedaron sin trabajo”.Entretanto Diana Rojas, profesora de la escuela rural de Cogua y que brinda educación primaria, también vive un viacrucis para impartir clases virtuales porque la mayoría, sino es que todos, no tienen conexión a internet.Por eso busca soluciones y desde su casa en Zipaquirá monitorea los avances de sus niños de primero a quinto de primaria, administra como puede las clases a través de audios de WhatsApp y cada mes emprende un recorrido serpenteando montañas para llevar las guías de estudio a sus alumnos, de casa en casa.“Va más allá de lo que es un profesor, porque ella está muy pendiente de sus niños, hay momentos en los cuales ella, diría yo, se pasa”, afirma Mario Ricardo Portela, padre de uno de sus estudiantes.Algo en lo que coincide Luzmira Duarte, “porque no cualquiera se le mide, empezando por la distancia. Saber que le toca de su bolsillo sacar su plata, venir a hacer la ruta, sacar su tiempo, no es fácil y más arriesgando su vida, porque obviamente ella está en la ciudad y nosotros aquí en el campo”.Y si la señal definitivamente no funciona, Diana se las ingenia para contactarse a una hora específica con los papás de sus alumnos para explicarles los trabajos que deben hacer.El pedido de esta maestra es directo: “que las escuelas rurales tengan internet, que tengan toda la conexión necesaria y que todos los niños pudieran tener un computador o una Tablet”.Y lamenta que en el cambo “algunos niños crecen con la idea de que estudian el bachillerato y ya terminaron y se van a sembrar, también eso es cultural. Sin embargo, yo sé que varios de mis compañeros y pues todos los profesores, rectores, intentamos limpiar esa idea y mostrarles un mundo diferente, decirles ‘ustedes pueden’”.Radiografía de la educación en zonas ruralesDe los dos millones de estudiantes en el campo, algo así como todos los habitantes de Cali, “de cada 100 niños, por ejemplo, que ingresan a primero de primaria, 40 terminan primaria, 20 ingresan a bachillerato y solo cinco culminan la educación básica”, revela el educador Julián de Zubiría, experto en educación.Agrega que son varios los que se “demoran en promedio entre una hora y media y 3 horas en llegar a la escuela. La mitad de los colegios en el campo no tienen sino hasta quinto de primaria, el analfabetismo es mucho más alto, es del 12%, y todo eso conduce a algo que es muy triste, que es muy grave y es que quien nace en el campo pobre vive pobre, o, dicho de otra manera, la gente llega lejos por la cuna en la que nació y no por el esfuerzo y el trabajo”.A esto se suma que por la pandemia “hay una evidencia de depresión económica, de depresión psicológica, de depresión en todo sentido de la palabra, pero entonces uno se pregunta ¿qué hago con eso? Ahí tengo esa realidad que no puedo taparla, ¿qué hago? Yo tengo dos opciones: o me deprimo con ella o busco salir para adelante”, afirma Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado.Su invitación es a sacudirse la pesadumbre y no ser rehén de una circunstancia adversa, sino protagonista de una solución.
En video quedó registrado el momento en que campesinos de la vereda Caucasia, de Puerto Asís, bloquearon el paso de un grupo de soldados erradicadores. Desde un helicóptero, la Policía Antinarcóticos disparó balas de goma para dispersar a los labriegos.A pesar de los tensionantes choques, las autoridades no reportaron heridos.El diputado Andrés Cancimance asegura que la comunidad está entre la espada y la pared, pues los grupos armados ilegales también estarían presionando a grupos de ciudadanos. “Hemos sido testigos de cómo se agrede al campesinado que sale y se resiste por voluntad propia o porque son obligados por estructuras mafiosas que controlan el territorio a evitar que se arranque la coca”, afirma.Le puede interesar: Conductor borracho por poco arrolla a menores que estaban en un andén: comunidad casi lo linchaLos hechos motivaron un consejo de seguridad en el que el gobierno departamental conoció varias denuncias sobre de erradicadores en el sur de Puerto Asís. “Se dice que hubo una vulneración con estos campesinos, que en este momento son hechos que son materia de investigación”, explicó la secretaria de Gobierno de Putumayo, Sandra Dimas.En lo corrido de este año van aproximadamente 14 líderes y lideresas asesinados y varios amenazados, quienes incluso han tenido que salir de los municipios y por fuera del departamento.
Al menos 21 muertos y 17 heridos dejó este martes un accidente en una carretera de Cochabamba, en el centro de Bolivia, al caer un autobús de pasajeros a un precipicio, informó la policía.El hecho ocurrió hacia la 01h00 de la madrugada (05h00 GMT) en una carretera que une los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz (este), cuando el autobús cayó por un precipicio de una profundidad de 150 metros.La Policía investiga las causas del accidente, el más grave de 2021, y no descarta que aumente la cifra de fallecidos.Torrico agregó que los heridos fueron trasladados a hospitales de la zona y a la ciudad de Cochabamba, 400 km al este de La Paz."Yo he perdido a mi tía, mi tía era como una madre para mí", dijo una mujer a la prensa en medio del llanto en el hospital de la ciudad de Cochabamba. Contó que una prima sobrevivió y está herida.Señaló que habló telefónicamente con su prima, quien le contó que "el chofer estaba corriendo harto [mucho] y los pasajeros han gritado 'por favor baje velocidad', se han asustado, pero el chofer seguía corriendo y sintieron el golpe"."Hemos perdido a mi hermano y deja dos niños en la orfandad", dijo un hombre en el mismo hospital. La esposa y los pequeños resultaron heridos.Otro de los heridos es Erwin Tumiri, quien sobrevivió a la tragedia del Chapecoense y ahora volvió a salvarse.“Los doctores me dicen que tengo un buen ángel de la guardia”, dice Tumiri.Cuenta que iba dormido, pero al escuchar los gritos se aferró al asiento delantero.El bus de pasajeros salió de Cochabamba bajo una persistente llovizna, lo que reducía la visibilidad en la carretera, según medios locales.Rescatistas se encontraban en el lugar del accidente, pues se teme que haya otros cuerpos atrapados debajo del bus.El último incidente vial grave ocurrió en Bolivia en septiembre pasado, cuando un bus cayó por un despeñadero, con saldo de 19 muertos y 17 heridos.
Noticias Caracol habló con Eliana, la médica que grabó fiesta dentro del Hospital Santa Clara en pleno segundo pico de la pandemia del coronavirus en Bogotá.Ella recuerda que en la reunión vio a “varias personas en alto estado de alicoramiento, la gente enrumbada con licor. Yo les pido que por favor apaguen toda la celebración y les digo que salgan de la institución”.Según Eliana, denunciar esta fiesta hoy la tiene fuera de su cargo por supuestas represalias de las directivas del centro asistencial y de la Subred Centro-Oriente.Afirma que -una vez el video se hizo viral- recibió amenazas anónimas y que sin ninguna explicación fue trasladada, removida del cargo que desempeñó durante cuatro años.Además, sostiene que su salario se vio afectado, pues le quitaron las horas extras. Al final, no aceptó las nuevas condiciones y renuncióEl tema llegó al Concejo de Bogotá, donde condenaron la persecución a la médica y pidieron la renuncia de la gerente de la subred, que habría estado detrás de la presunta represalia.“No solamente no hizo nada, sino que después se encargó de perseguir a la persona que había grabado el video”, sostiene Andrés Forero, concejal del Centro Democrático.Incluso algunos cabildantes dieron a conocer una conversación telefónica que probaría que la funcionaria trató de ocultar la fiesta. Ahora la Personería investiga.
Tres golpes en un mes, dos de ellos registrados en videos, volvieron a alertar a las autoridades sobre una banda que consideraban desarticulada en Bogotá: la de Los Rolex."Es posible que hagan parte de una vieja estructura que ya fue desarticulada en el año 2019”, dice el jefe seccional de investigación criminal. Parte o no de aquella banda, aparecieron para robar relojes Rolex avaluados en 20 millones de pesos o más.“Aprovecharon esa oportunidad para intimidarme, encañonarme con la pistola y así obligarme a que les entregara el reloj", cuenta una de las víctimas.Los asaltantes operan en sectores específicos de Bogotá como la Zona T, la Zona Rosa, Quinta Camacho y el Parque de la 93.El 6 de febrero, en un café ubicado en la carrera 11 con calle 93A, un funcionario de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) fue la víctima. Lo amenazaron con arma de fuego para que entregara su reloj de alta gama.“Se están realizando labores de vecindario, análisis de video y entrevistas a posibles testigos para lograr la individualización y la captura de estos delincuentes”, sostiene el coronel Miguel Cabrero, comandante de Seguridad Ciudadana.El 12 de febrero, Angélica Valderrama estaba en un restaurante del Parque de la 93, norte de Bogotá, cuando fue abordada dentro del establecimiento por un delincuente vestido de negro que la amenazó con arma de fuego y le quitó el reloj.El 16 de febrero, al mediodía, el blanco fue un coronel retirado del Ejército. Dos hombres en moto lo abordaron en su vehículo cuando llegaba a su residencia en la localidad de Suba. Aunque el sitio no está en la zona de acción de la banda, la modalidad fue igual."Entré en pánico porque iba en compañía de mi esposa y mi hija y con palabras soeces me obligaron a que les entregara el reloj o si no accionaban el arma de fuego", relata la víctima.La banda no solo incluye hombres armados que roban el reloj, sino que tiene un experto que les indica a quién robar."Por lo general utilizan un marcador, siendo este el encargado de ubicar a la víctima. Pasa cerca de ella y detecta que el reloj o la joya es real, luego hacen el seguimiento hasta donde la víctima es vulnerable y generan el ataque", detalla Orlando Carrillo, experto en seguridad y defensa.Con la forma de actuar, los testimonios y los videos, la Policía espera cerrar el cerco sobre la banda.
Esta semana sorprendió la declaración del presidente Iván Duque, quien dijo que si la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez renuncia, designaría como su reemplazo a una mujer.Expertos constitucionalistas y congresistas le recordaron que esa elección la hace el Congreso en forma libre y que el presidente no puede formalmente postular candidatos.El senador Roy Barreras fue más allá e incluso propuso a los Partidos Liberal y Cambio Radical que se unieran con la oposición y eligieran un vicepresidente independiente.Aunque la propuesta de Barreras es teóricamente posible, seguramente no tiene ninguna viabilidad política.Solo una vez en la historia no se ha respetado el guiño presidencial para designar su potencial reemplazo: fue en 1993, cuando Juan Manuel Santos se hizo elegir designado sin contar con el beneplácito de César Gaviria, entonces presidente.De cualquier manera, esta vez el presidente Iván Duque tendrá que hacer más trabajo político porque el Partido Conservador, con el apoyo del expresidente Uribe, ya se metió y dijo que debería ser una conservadora.Lo dicho por Uribe se entendió como una desautorización al nombre de María Paula Correa, que es la candidata que el presidente Duque quisiera.Si finalmente el pulso lo ganan los conservadores, todos los caminos conducen a Ángela Ospina de Nicholls, quien no es muy conocida pero tiene relaciones familiares que a veces en la política colombiana pesan mucho: es consuegra de Andrés Pastrana y nieta del expresidente Mariano Ospina Pérez.
Con una calle de honor, entre aplausos, globos y lágrimas, fue dada de alta Isabella, quien a sus dos años ya batalló contra los pronósticos que no le daban esperanzas de vida por una grave cardiopatía congénita terminal.“La niña empezó a ponérseme moradita en los labios, caminaba y se tocaba el corazoncito y decía ‘me pica, me pica’ y yo no sabía qué era”, cuenta Sandra Salamanca, madre de Isabela.Milena Prada, cardióloga pediatra, afirma que la pequeña “ingresó a la clínica Imbanaco en agosto del año pasado con recaídas de falla cardiaca importantes”.Isabella y su familia viven en Popayán, pero desde hace un año la vida les cambió, tuvieron que desplazarse hasta Cali para atender su enfermedad y, luego del diagnóstico, debieron someterse a la espera para lograr encontrar un donante de corazón. Después de seis meses, recibieron la noticia más anhelada.“Recibí la llamada de la doctora Milena diciéndome que tenía que venirme urgente a la clínica porque había salido un donante para Isabella”, asegura Sandra.Durante cinco horas, la pequeña fue intervenida en una cirugía a corazón abierto.“Es un procedimiento exitoso, no ha habido ninguna complicación y la niña lo ha tolerado”, señala Carlos Enrique Fragoso, médico cirujano cardiovascular.La donación de órganos en menores de 5 años es muy baja en Colombia, entre otras razones, porque las muertes violentas en ese grupo de población son muy escasas.Luego del exitoso trasplante, Isabella deberá tomar medicamentos y mantener un seguimiento ecocardiográfico. Con toda una vida por delante y llena de esperanzas, ahora esta pequeña tiene un nuevo corazón para disfrutar cada latido al lado de su familia.