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Sergio Fajardo: “Convertir las protestas en un problema militar es la destrucción de Colombia”

El precandidato presidencial, en entrevista con Alejandra Villamizar, dijo que es necesario pasar esta página de la violencia. Habló de soluciones.

sergio fajardo

Sergio Fajardo, precandidato presidencial para las elecciones de 2022, dio su visión de la crisis que se vive en Colombia luego de 26 días de paro nacional, que algunos han llamado estallido social, en el que hay denuncias de asesinatos a manos de la fuerza pública, presuntas desapariciones, supuestos casos de violencia sexual y hechos también graves de vandalismo y atentados a infraestructura.

¿Qué está pasando, hay un punto de quiebre?

Esto está asociado a una condición social dramática, 22 millones de personas pobres, más de 4 millones de 200 mil de desempleados, 1 millón 100 mil jóvenes sin trabajos, condición juvenil dramática, especialmente en las mujeres. Dicho en términos elementales, se llenó el vaso. Nos obliga actuar de una manera diferente.

¿Cómo empezar a tramitar ese proceso?

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Es un camino que nos va a tomar una buena cantidad de tiempo y lo tenemos que entender, pero tenemos que actuar desde ya. Físicamente, empezar a tramitar lo que estamos viendo en las calles. Los bloqueos se tienen que levantar desde ya, se está afectando las condiciones de vida de las comunidades, se está rompiendo elementos básicos del derecho de las personas a tener un abastecimiento.

Hay que entender unas voces rápido, urgente, empezando por las voces jóvenes.

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Hay muchas juventudes, ¿cómo plantear un proyecto de país, de futuro, para estos jóvenes?

Hay una cantidad de jóvenes que están en el mundo y en el mundo rural que hace parte de las familias de la pobreza, al mismo tiempo esos jóvenes requieren una atención especial. Cuando un joven dice, no tengo nada que perder, esa es una expresión dramática para nuestra sociedad.

Eso obliga inmediatamente a trabajos de la siguiente naturaleza: entornos protectores, identificación de esas vulnerabilidades, esa juventud requiere atención especial con su familia y con el joven y al mismo tiempo participación, que se sientan escuchados.

Tenemos que avanzar en la educación pública gratuita y al mismo tiempo algo que tiene que ver con la educación, en qué voy a trabajar, qué camino hay para mí.

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Esas propuestas son muy racionales, pero en este momento hay una emocionalidad que está rompiendo y se está casi que oponiendo a escuchar cualquier propuesta que no sea creíble, que no sean propuestas de políticos y campañas.

Entiendo que no es tiempo de políticos, los políticos hacen parte de esa indignación de la ciudadanía, una ciudadanía que no cree en las instituciones, algo fatal para una sociedad. Cuando no hay credibilidad en quienes representan al Estado, recomponer esa confianza es una tarea urgente para nosotros en Colombia.

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Hay una palabra que es escuchar. No es algo extraordinario (…) Hay formas de encontrarse, hay organizaciones, hay maestros, maestras, en las escuelas, organizaciones comunitarias, iglesia, micro y pequeños empresarios, todo eso se puede convocar, pero hay que ir allá, pero hay que quitarse la arrogancia que desprecia ese conocimiento que está ahí. Eso es fundamental, eso se puede hacer y rápido.

En esa búsqueda de reconocimiento, las personas que están en la calle han empezado a preocuparse no solamente por los que están protestando sino por la forma en la que el Estado está enfrentando la protesta. ¿Estamos hablando de violación de derechos humanos?

Están pasando muchas cosas y son muchas expresiones. Hay unas expresiones en el marco de la violencia que son de vándalos, gente violenta que está destruyendo, está robando y que por supuesto requiere un tratamiento especial de parte de la organización del estado, en particular de la fuerza pública (…), pero la gran mayoría, en eso no nos equivoquemos, es una expresión pacífica, y entender la naturaleza del orden público en una condiciones de esto exige un cambio muy grande.

¿

Pero usted cree que ha habido excesos?

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Por supuesto que ha habido excesos, no son aceptables, ha habido agresiones a la Policía que tampoco son aceptables. Pero el Estado siempre tiene una responsabilidad mayor que todos los ciudadanos y el Estado siempre tiene que ser el ejemplo. Y es difícil porque tenemos que entender las responsabilidades de quien tiene las responsabilidades públicas, que está en una condición especial de la sociedad, que requiere un comportamiento especial.

Hay quienes piensan que se está gestando una insurrección, que se está gestando un proyecto ideológico de la izquierda, que lo que está pasando es una desinstitucionalización, que estamos al borde de entrar en un Estado fallido, ¿qué reflexión le sugiere?

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No la comparto. No podemos convertir esto en un conflicto tradicional, volver a utilizar las mismas formulas fallidas, estaríamos equivocados en el diagnóstico del problema. Esta es una manifestación ciudadana muy amplia, pretender reducir esto a una confrontación ideológica, a que (es culpa) de Venezuela o un político es el responsable, es un error muy grande porque estaríamos obviando lo que está pasando en las calles.

¿Esto va a tener una solución social, o militar o de verdad desde la política?

Trasladar este conflicto a convertirlo en un conflicto militar, de represión, es el error más grande que puede cometer la sociedad colombiana. Esto se puede tramitar y rápido. Pero convertir esto en un problema militar es la destrucción de Colombia (…) Tenemos que pasar la página de la violencia.

¿Las políticas públicas que se necesitan para lograr eso se pueden hacer en el año que le queda al gobierno Duque?

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Va a ser muy difícil, este gobierno tiene el sol a las espaldas y vamos a vivir un año complejo y complicado por la incapacidad del gobierno de conducir lo que está pasando. Esperemos que se logren unos pasos iniciales de emergencia. Y será un momento para que los políticos, quienes queremos representar al país, escuchemos con humildad lo que está pasando, conectemos con esas emociones y descubramos una forma de escuchar con atención para ir llevando a nuestro país a las reformas que se necesitan y de manera pacífica. Pero en manos del gobierno es estrecho y no se está ayudando mucho.

Hay un sector preocupado de que esta participación excesiva, que es lo que se siente en la calle, es inmanejable. ¿Para usted esto es una expresión democrática a la que tiene que dársele trámite dentro de la democracia y ahí va a encontrar la respuesta?

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No tengamos duda, ese es el camino, la participación. Tenemos que pasar de escuchar a actuar (…)

Vea además: La indignación colectiva tiene que dar paso a un nuevo contrato social: Alejandro Gaviria

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