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Abortos espontáneos: un tipo de pérdida común, pero que no es normal

Desde que se inicia la edad fértil, la probabilidad de que una mujer sufra de un aborto espontáneo está presente. La OMS calcula que cada año ocurren unas 2,7 millones de muertes neonatales y 2,6 millones de prenatales.

A propósito de la reciente pérdida gestacional del hijo de la actriz Yuly Ferreira, el equipo de Caracol Ahora conversó con especialistas en temas de obstetricia y psicoanalíticos sobre las posibles causas de los abortos espontáneos y cómo se puede acompañar a las personas que los sufren.

Harold Hernando Moreno Ortiz, ginecobstetra con doctorado en Medicina Reproductiva, expone que es muy común una pérdida espontánea, sin embargo, esto no es algo normal, especialmente cuando el embarazo se logra de forma natural en pacientes por debajo de los 35 años. Por ello, es vital que, desde la primera pérdida, se analice las posibles causas de la misma, que pueden ser variadas.

Ortiz argumenta que, en primera instancia, en un 60% o 70% de los casos de abortos espontáneos en el primer trimestre se relacionan con problemas genéticos embrionarios, es decir, que cuando el embrión con problemas llega al lugar de implantación, el cuerpo lo detecta y no permite su desarrollo normal.

En esos casos, el personal de salud intenta tomar una biopsia del saco gestacional para poder establecer qué fue lo que sucedió y tomar medidas que prevengan una posible pérdida en un futuro embarazo.

Otro de los casos que pueden ocurrir en el primer semestre está relacionado con pacientes que poseen antecedentes inmunológicos no tratados, en los cuales, al momento de embarazarse, no son controlados y producen un rechazo, debido a que el organismo lo reconoce como un extraño.

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Así mismo, otro elemento por el cual puede producirse el rechazo son las malformaciones uterinas que no se tratan previo a la gestación mediante intervenciones quirúrgicas. En estos casos, la estructura anatómica del útero no permite su desarrollo normal desde el punto de vista implantatorio embrionario.

También, cuadros infecciosos a nivel materno como el citomegalovirus, la rubeola, la hepatitis, entre otros, pueden generar daños en cuanto al desarrollo embrionario o incluso causas hormonales, donde el óvulo no produce las necesarias para llevar a término satisfactorio el embarazo.

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Por último, se dan los factores idiopáticos, que, aunque son casos extraños, son probables. En estos no se encuentra una respuesta desde el punto de vista científico por la cual se pierde un embarazo.

Cuando la pérdida ya ha sucedido, es importante un apoyo psicológico interdisciplinar para la familia, pero especialmente para la madre.

Germán Estrada Mariño, psicoanalista y psicoterapeuta de la Universidad Nacional de Colombia, explica que este tipo de duelo, contemplado como duelo perinatal, era antes concebido como un tabú, pero que gracias a organizaciones de víctimas de pérdidas gestacionales se ha logrado romper las barreras de los prejuicios que se tenían alrededor del tema.

Comúnmente en este tipo de pérdidas, la gestante puede experimentar ideaciones suicidas, depresión, trastornos de ansiedad, problemas alimenticios y marcados sentimientos de culpa.

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Uno de los errores más comunes al abordar este tipo de duelos patológicos, los cuales son complicados y podrían durar años, es decirle a la madre que se dio un aborto de un hijo que nunca existió, ya que biológicamente ella lo gestó y, sin importar si fue planeado o no, el cuerpo va preparándose física y emocionalmente para generar un vínculo con el feto.

Es importante que la gestante no sea subestimada, que le dé un nombre a la situación y la pérdida para poder hacer un proceso de despedida pertinente, que esté acompañada y que realice un proceso de terapia que la permita asimilar de manera adecuada lo ocurrido.

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En casos donde hay marcados sentimientos de culpa, también se debe fortalecer temas como el autoperdón, por medio de acompañamiento psicoterapéutico.

Así mismo, aunque “ la preparación al nacimiento es un acto de amor”, también es necesario soltar y dejar ir, un mensaje que el especialista incluso extiende a las madres sobreprotectoras, debido a que los hijos no son pertenencias, pues aunque les hayan dado la vida no quiere decir que deban hacer todo lo que los padres desean.

El doctor Moreno declara que “siempre va a haber riesgo de pérdida, desde que se tiene o se inicia la edad fértil de la paciente o de la mujer hasta una edad límite importante”. Los especialistas establecen esta edad tope en los 35 años y, a partir de ahí, el riesgo de pérdida aumenta año tras año en forma exponencial.

A nivel mundial, el 15 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal, esto con el fin de rendir homenaje a las familias que han atravesado esta situación y generar conciencia frente al tema.

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