Debido a la alta ocupación de UCI en este tercer pico de la pandemia en varias ciudades del país, no todos los pacientes que requieren cuidado crítico pueden acceder a él. Los médicos y sus equipos de trabajo están enfrentando una realidad dura y sin precedentes.
“Nos estamos enfrentando al tema de escasez de recursos, es por eso que se hace importante tener en cuenta diferentes variables que pueden determinar qué pacientes ingresan a las unidades de cuidados intensivos”, señaló Camilo Pizarro, presidente de la Asociación de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo.
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Los médicos han tenido que ajustar procesos con tal de ofrecer lo mejor a los pacientes, pero también deben tomar decisiones para asignar esos recursos y tratamientos escasos, basados no solo en la voluntad previa del paciente sino en criterios clínicos e incluso de supervivencia.
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“Y durante su evolución clínica, ya estando en UCI, se aplica una escala que nos pueda medir también el potencial rehabilitatorio que puedan tener esos pacientes y el grado de recursos que va a requerir para poder reintegrarse nuevamente a su familia y a la comunidad“, agregó Pizarro.
Clínicas y hospitales, acompañados de los comités de ética, tienen guías o filtros establecidos que, en medio de la presión y el dolor, buscan facilitar el proceso.
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“Tendríamos en cuenta variables como la edad, por ejemplo, y esto es muy importante aclararlo porque no se discrimina por la edad de entrada a los pacientes en el manejo. Nosotros miramos primero las indicaciones clínicas, las voluntades anticipadas y la funcionalidad y fragilidad”, explicó Daniel Alberto Villamizar, geriatra de la Fundación Cardiovascular de Colombia.
Hoy en Colombia, según el Ministerio de Salud, quedan 1.837 camas UCI disponibles; sin embargo, muchos pacientes deben ser ventilados en urgencias y espacios diferentes a una UCI, y otros duran días en la frenética búsqueda de esa atención especializada.
“Hoy en Colombia, los porcentajes de ocupación de las unidades de cuidado intensivo están por encima del 90% en la mayoría de las ciudades y son pacientes entre los 18 y 45 años en su gran mayoría quienes están perdiendo la batalla contra esta enfermedad”, anotó Pizarro.
El talento humano en salud, que sigue entregando todo por la protección de la vida, clama porque avance la vacunación y todos nos comprometamos con medidas como el autocuidado.
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