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Los estúpidos podrían ser más peligrosos que los malvados

La investigación, que ahondó en el concepto de la estupidez y su relación con las fuerzas de poder y la irracionalidad en la toma de algunas decisiones, plantea que esta condición se puede definir como una acción deliberada que perjudica a los otros y no beneficia a quien la realiza.
 
En segundo término, que el ser estupido es independiente de cualquier condición humana como la educación, el origen socioeconómico, la formación y el comportamiento moral, entre otras, afirmó la agencia de noticias de la Univesidad Nacional.
 
Un tercer postulado asegura que el número de estúpidos es mayor al supuesto.
 
Los investigadores desarrollaron un análisis en relación con fenómenos contemporáneos como son: política, religión, nuevas sensibilidades y la academia.
 
Frente a la política, proponen que la estupidez en este caso se concreta en la devoción a la autoridad y el miedo de los ciudadanos a pensar de manera autónoma, esperando encontrar figuras mesiánicas que piensen por ellos.
 
"Este es el soporte de los gobiernos totalitarios tanto de izquierda como de derecha, ya que el hombre contemporáneo tiene miedo a la libertad y ama las cadenas, en una dependencia tal que ha propiciado la complicidad y el sometimiento ante personajes nefastos para historia como Adolfo Hitler y por parte de un pueblo tan ilustrado como el Alemán", según el estudio.
 
En cuanto a la religión, los investigadores aclaran que no es una manifestación de la estupidez profesar un credo; al contrario, además de ser un derecho individual, genera estabilidad, equilibro y cohesión de grupo.
 
La estupidez, en este contexto, se expresa en casos extremos de líderes religiosos que conducen a sus prosélitos a cometer actos de una irracionalidad absurda, como el reciente caso del pastor peruano Ramón Castillo Gaete, de la secta Quilpué, que quemó a su bebé por considerarlo hijo del demonio, o la secta liderada por Jim Jones que en 1978 llevó cerca de 900 personas a Guyana donde se suicidaron en espera de una prometida gracia eterna.
 
Los investigadores mencionan que incluso en la academia donde las personas tienen alto coeficiente intelectual, es posible encontrar esta característica en términos de la ausencia de debates y discusiones sobre sus producciones, y la crítica es tomada como ataques de orden personal.

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